Fernando Rodríguez Lafuente

De cielos e infiernos

FERNANDO R. LAFUENTE

La vida, no sólo el fútbol, te da sorpresas. La literatura también. Borges, que odiaba, o ignoraba, o lamentaba el invento de la cosa futbolística, sin embargo escribió, sin saberlo, claro, y menos sin suponerlo, una de las más brillantes definiciones de un partido de fútbol. Si el término «jornada» le sustituimos por partido, queda lo siguiente: «Durante una jornada se pasa del Paraíso al Infierno, del Infierno al Purgatorio, del Purgatorio al Limbo, del Limbo al Paraíso, del Paraíso otra vez al Infierno» y así durante treinta y ocho, ahora sí, jornadas ligueras. La de hoy es de órdago. El tópico, y qué es el fútbol sino un catálogo de entrañables tópicos, que resuena en calles y plazas, bares y emisoras es lo del «clásico». Será clásico o moderno, pero se juegan LaLiga. O el Madrid reduce la distancia, o el Barça se lanza, o se quedan en tablas y sigue todo igual (es decir, peor para el Madrid).

Valverde, qué ejemplo de sentido común, lo tiene claro, salvo decidirse o por Sergi Roberto o por Semedo, porque Paulinho se ha hecho fijo. Pero, es condenadamente obvio que todo depende del mediodía que tenga Messi. Zidane, por el contrario, duda, como su compatriota Descartes, entre Isco o Bale. Si valen apuestas, saldrá Isco. Por prevención. Aún cuando el dilema es bueno. Bale permite más velocidad por las bandas, mayor profundidad y una muy eficaz ejecución ante la portería de Stegen. Isco retiene demasiado el balón, para la jugada, marea el balón, su excesivo apego al juego horizontal paraliza la arrancada y el vértigo, clave hoy para romper la línea de centro del Barça. Buen dilema. Pero saldrá Isco. Zidane arriesga lo mínimo. El mismo equipo de Cardiff. Alguno echará de menos a Asensio, del que los culés guardan no precisamente un grato recuerdo después del recital que les dio en agosto. Otro dilema.

Iremos del cielo al infierno, y de allí al Paraíso o al Limbo, cuánta razón futbolística la de Borges, porque es un viaje que dura poco más de hora y media. No hay deporte, ni espectáculo que ofrezca tanto en tan poco tiempo. De ahí que no termine nunca ni la pasión ni el viaje.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación