No fueron más de una veintena los alborotadores que aprovecharon la victoria de Jorge Lorenzo en el Gran Premio de Cataluña para hacerse notar y traer al motociclismo los silbidos al himno español. En la grada, en la que convivían las banderas españolas y catalanas junto a las de los propios pilotos, se vieron en el momento del himno unas cuantas esteladas colgadas al cuello de un grupo de espectadores.
Al iniciarse el himno, comenzaron a silbar, mientras Lorenzo, Rossi, Pedrosa y los demás aficionados a las motos, respetuoso siempre este deporte con las canciones nacionales, mantenían su silencio. Una vez finalizado y a punto de que Lorenzo saltara en lo más alto del podio por cuarta vez consecutiva, las esteladas y sus dueños desparecieron de la grada.
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