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Hípica

Beatriz Ferrer Salat, una amazona elegante

A sus 50 años, y tras conseguir dos medallas en Atenas 2004, ésta ávida lectora de libros y amante de los animales acude a Río segunda en el ranking mundial y con serias opciones de alzarse con un metal acompañada por su caballo ‘Delgado’

Beatriz Ferrer Salat, sobre su caballo.
Beatriz Ferrer Salat, sobre su caballo. - Efe

Dicen que la experiencia es un grado, y en el caso de Beatriz Ferrer Salat no se puede estar más de acuerdo. Los Juegos Olímpicos de Río 2016 no le podían llegar en mejor momento a la amazona catalana, deseosa de redimirse de sus ausencias de última hora en Pekín y Londres por lesión de sus caballos. A sus 50 años no duda en aseverar que en la doma clásica –disciplina que practica- la edad va a favor.

Así lo demuestra también el estado de forma de esta gran amante de los animales y ávida lectora de libros. Ferrer Salat, hija del que fuera Presidente del Comité Olímpico Español (COE), Carlos Ferrer Salat, llega a Río ocupando el número dos del ranking mundial en esta especialidad, solo por detrás de la alemana Kristina Broring-Sprehe, con ‘Desperados’. Algo que, según asegura Beatriz «puede ser engañoso, pues faltan algunos caballos». Sin embargo, la catalana reconoce que el binomio que forma con ‘Delgado’ se encuentra integrado en el «grupo de siete u ocho jinetes con posibilidades para disputarse las medallas».

La barcelonesa, que se inició en la equitación a los 16 años, es una de las grandes esperanzas españolas de cara a la obtención de un metal en estos Juegos Olímpicos. Ya lo logró, por partida doble, en Atenas 2004. Entonces, obtuvo una plata por equipos y un bronce individual. Un enorme éxito que le sirvió para ser elegida por el Consejo Superior de Deportes (CSD) como mejor deportista femenina y para obtener el Premio Reina Sofía en ese mismo año. Dos medallas que completan un interminable palmarés que la convierte en la jinete con mayores éxitos de España, y al que también suma una Medalla de plata por la Real Orden del Mérito Deportivo.

Criada deportivamente en Alemania, donde disfrutó durante muchos años de su alto nivel de doma clásica, Beatriz Ferrer Salat reconoce que «a pesar del progreso que ha experimentado España en los últimos tiempos, el nivel de competiciones aún se encuentra a años luz de otros países», como Inglaterra o la propia Alemania.

Sin pensar en poner el punto y final a su carrera, quiere volver a competir en unas Olimpiadas que serán históricas para la hípica española. Y es que el país estará presente en las tres disciplinas –doma, saltos y concurso completo-, algo que no sucedía desde Sidney, hace ya 16 largos años.

Ha sido también en su disciplina, la doma clásica, considerada como uno de los grandes artes y de las más elegantes de la equitación, donde Beatriz Ferrer Salat ha querido compartir sus conocimientos con las jóvenes promesas. En la actualidad compagina su carrera como amazona en activo con su faceta de entrenadora en modalidad individual. Un arte en el que la barcelonesa también logró dos metales de bronce en los Campeonatos de Europa de Doma de Hickstead 2003 y Aquisgrán 2015. Ahora, el sueño de Río está más cerca.

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