Sara Martínez, en uno de sus saltos en la final de longitud
Sara Martínez, en uno de sus saltos en la final de longitud - CPE

Paralímpicos Río 2016España cierra su primera jornada sin medalla desde Pekín

El sexto día de competición fue aciago para el conjunto nacional, que termina con un cuarto y dos quintos puestos

ENVIADO ESPECIAL A RÍO DE JANEIRO Actualizado: Guardar
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Mal día para España en los Juegos Paralímpicos de Río. Las medallas se rozaron pero no se consumaron y el medallero del equipo nacional se queda con doce metales, las mismas que se contaban en la jornada previa tras la plata de Sarai Gascón y los bronces de David Casinos y Ariadna Edo.

Gascón no pudo repetir en el podio. Se vino abajo en la final del 50 libre y no fue capaz de repetir el éxito de los días anteriores, donde había conseguido dos platas. Quedó quinta, a 11 centésimas del bronce, pero en ningún momento dio sensación de que lo pudiera tocar. Salió mal y no consiguió recortar. Nuria Marqués, que se había hecho con la octava mejor marca y se había colado en la final, terminó última.

Las dos tienen aún el 100 mariposa para resarcirse.

Tampoco tuvo suerte José Antonio Marí, que terminó quinto en los 50 libre. Tenía opción de medalla y había entrado en la final con el segundo mejor tiempo, pero tampoco se encontró cómodo al lanzarse al agua. Salió lento y perdió sus opciones de metal.

En el estadio estuvo más cerca la medalla. Sara Martínez se quedó a un centímetro de subir al cajón en la final de salto de longitud de la categoría T12. La madrileña había hecho una gran prueba y sus marcas habían sido de medalla durante los seis intentos, hasta que llegó la azerbaiyana Elena Chebanu para saltar hasta la plata en su última tentativa. Martínez había marcado 5.52 en su tercer intento, por los 5.53 de la argelina Lynda Hamri. Tenía otra oportunidad para subir al cajón, pero no pasó de 5.46. A un pasito del bronce.

Hay que remontarse hasta los Juegos de Pekín para recordar una jornada de vacío para el equipo español. En la ciudad asiática, la delegación nacional vio cómo el último día Santiago Sanz se caía de su silla a las puertas del estadio en la prueba de maratón. Marchaba tercero y perdía todas sus opciones de subir al cajón. Hasta ese día, la bandera había ondeado a lo largo de todos los Juegos de 2008, como también ocurrió en Londres, donde España no se marchó de vacío ningún día.

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