Salvador Sostres

Sólo nos queda arrasarlo todo

La mejor esperanza del Barça es un nuevo proyecto basado en los valores del cruyffismo

Salvador Sostres
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Estos días en Barcelona, como si hubiéramos vuelto a nuestro oscurantismo ochentero, se escuchan toda clase de siniestras contabilidades de los puntos que tendríamos de no ser por los árbitros y de esa nueva superstición catalana que se llama «la mano negra de Florentino Pérez». Así fue mi juventud de levantador de Recopas y teorías de la conspiración. Mi mayor trofeo de aquellos años fue el 0 a 5 que os encasquetó el Milán. Negra sombra hasta que Cruyff llegó y nos enseñó que la victoria sólo tenía sentido como consecuencia de hacer las cosas como Dios manda. Ayer se celebraron precisamente los 25 años del gol de Koeman en Wembley que significó nuestra primera Copa de Europa. El Barça de hoy está a las antípodas de aquel espíritu que le hizo crecer y ser admirado en el mundo entero.

Ninguna esperanza

Por eso no tiene ninguna esperanza de ganar la Liga. En parte por el mérito del Madrid –que está realizando un brillante final de temporada que va a llevarle a ser el primer equipo que gane dos veces seguidas la Champions– y en parte porque mi equipo, pese a la altísima calidad de algunos de sus jugadores, ha entrado en una errática fase de incertidumbre y de vulgaridad que ni depende exclusivamente del juego ni necesita únicamente soluciones deportivas.

...o tal vez sólo una...

Es tal el descalabro del Barcelona como club y como institución, como proyecto deportivo y como inspirador de algo que vaya más allá de un balón, que nuestra única y verdadera esperanza es que hoy el Éibar nos humille en el Camp Nou y que el Alavés haga lo propio en la final de Copa del próximo sábado. Necesitamos un hundimiento como el de 2002 para que la perezosa y cobarde masa social barcelonista reaccione contra las tinieblas de este neonuñismo invertebrado y sin propósito que nos arrastra por el fango de la mediocridad, del falso agravio y de la siempre estéril queja.

...para volver a creer

La mejor esperanza del Barça es un nuevo proyecto deportivo basado en los principios del cruyffismo, en el talento de La Masia y en la imprescindible inteligencia que en la actual directiva ni está ni se la espera. Entre los líos judiciales, el intolerable desprecio a Messi -aunque lo más probable es que acabe renovando- y la ausencia de cualquier sensibilidad futbolística y creativa, el Fútbol Club Barcelona, y no sólo el primer equipo, se hunde sin remedio y no sería justo decir que no son más que merecidos los motivos. Que la temporada acabe de la peor manera posible es lo que más puede beneficiar al equipo y al club, para que la crisis conduzca a la evolución como sucede en los grandes procesos históricos. Sólo así los barcelonistas tendremos derecho a enumerar esperanzas reales cuando nos pregunten por ellas en lugar de no tener más remedio que aceptar la realidad y escribir artículos tan tristes como éste.

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