Selección española

Los murmullos de Las Rozas

Lopetegui y el vestuario, hartos del tema, reclamaron a Piqué que diera explicaciones ante tanto revuelo

Piqué camina con María José Claramunt, directora de la selección EFE
Enrique Yunta

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Como la bola se iba haciendo cada vez más y más grande, y los jugadores y el cuerpo técnico estaban ya saturados del tema, por decirlo de una manera suave y educada, Gerard Piqué habló el martes por la noche con la gente importante de la selección y entendió que lo mejor es que se sentara ante los medios y le echara un manguerazo a las llamas. Le empujó también Julen Lopetegui, quien en la sombra actúa e interviene mucho más de lo que pueda aparentar, y también Sergio Ramos recomendó al catalán que salir y calmar los ánimos era la decisión más sensata de todos. Que no se entienda como una cumbre organizada ni nada por el estilo, simplemente fue una decisión natural y sin la necesidad de que hubiera demasiado debate. Gerard Piqué tenía que hablar, y a él eso le cuesta poco.

Cada día, ya tirando hacia la medianoche, los redactores que cubre la información de la selección española reciben un SMS, como en los viejos tiempos, en los que se detalla el plan de la jornada siguiente. La hora del desayuno, la de la comida, la de la merienda, la hora de las sesiones de entrenamientos, si hay alguna presentación específica con algún patrocinador de por medio, y la atención a los medios, con los nombres de los protagonistas que salen en rueda de prensa. El martes llegó el mensaje con todo lo mencionado, pero sin que se nombrara a los futbolistas que saldrían a hablar. «Algo pasará», se dijo desde la Federación . Y pasó.

A Piqué, y parece sincero en su argumento, le incomoda que a los compañeros no le pregunten por otra cosa que no sea él, acentuado el morbo después de la declaración entre lágrimas del pasado domingo en el que censuró la actuación policial en Cataluña durante la celebración del referéndum ilegal. Sabe que el grupo ha hecho un esfuerzo importante siempre reclamando el cariño de la gente (ya es un clásico el «si le pitan a él, nos pitan a todos»), pero tampoco está por la labor de cambiar porque él es de los que toma partido. «Entiendo que muchos jugadores no quieran hablar de política, es un marrón y te lo digo personalmente. Entiendo al que no quiere mojarse, pero quiero que sean comprensivos conmigo si me quiero mojar. ¿Por qué cualquiera puede opinar de política y el futbolista no?», reflexiona en voz alta.

Mientras hablaba, con Antonio Bustillo (director de comunicación) y María José Claramunt (directora de la selección) en primera fila, los jugadores seguían su intervención desde el vestuario. También Sergio Ramos, con quien dice tener una relación estupenda . «Lo de Ramos es una gran mentira. Me llevo fenomenal con él, incluso vamos a ser socios en un negocio». No se va porque no quiere «dar la razón a los que silban». «Es un reto y estoy para darle la vuelta, creo que puedo hacerlo

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