Real Madrid-Barcelona

Real Madrid-Barcelona, un partido de campeonato

El líder dejará la Liga virtualmente sentenciada si vence. El conjunto azulgrana le quitará el primer puesto si gana

MADRID/BARCELONA Actualizado: Guardar
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Cristiano frente a Messi. Ramos contra Piqué. Benzema versus Suárez. Zidane ante Luis Enrique, duros adversarios como jugadores y ahora como entrenadores. El clásico tiene muchas aristas. Duelos individuales y cuentas pendientes. Valores puestos en duda y viejos excesos de verborrea dialéctica que no se olvidan y ven la luz cuando los taquígrafos los encienden. La Liga se ha convertido en una final al estilo copero. Una victoria puede definir el campeón. El empate mantendrá las espadas y la competición en alto y por todo lo alto.

El Madrid persigue una Liga que no gana desde 2012, con los récords de Mourinho

El Real Madrid, que no gana el campeonato español desde la Liga de los récords con Mourinho, se marcó esta temporada el objetivo obsesivo del título nacional.

Hoy puede sentenciarlo virtualmente si supera al máximo rival. Ramos y Modric expresaron desde el mes de julio que el club no podía aguantar otro año más sin el trofeo liguero. Han pasado cuatro campañas sin el torneo de la regularidad y hoy se lo juegan.

A tres puntos de distancia, el Barcelona asume que sus opciones pasan por vencer en un estadio que históricamente se le da bien. El empate servirá para mantener las posibilidades, pero siempre dependerá de su eterno enemigo. Ganar le colocaría líder. Daría un golpe importante después del fiasco de la Champions.

El líder no especulará

Zidane subraya que «se equivoca» quien piense que al Real Madrid le vale la igualada. Al contrario. El conjunto blanco no sabe jugar a nadar y guardar la ropa. Su espíritu es ganador y atacará el clásico con ansia de sentirse campeón. El alta de Bale le permite provocar la incógnita de su estrategia. El galés no se encuentra en condiciones de disputar todo el encuentro. Jugará una parte. El dilema es si comenzará en el once, en cuyo caso el líder regresará al 4-3-3, o si saldrá en el segundo tiempo. El entrenador admite que el esquema 4-4-2 le aporta mayor «equilibrio» al esquema, la palabra favorita de Ancelotti cuando era su ayudante en la campaña de la Décima. En ese dibujo, Asensio puja por la titularidad en un duelo ajustado con Isco. Incluso Lucas Vázquez aspira al puesto como freno de Jordi Alba.

El Real Madrid no se fía del presunto victimismo del Barcelona

Zidane y sus hombres no beben del triunfalismo pasional de la afición blanca, que baila al ritmo de la Champions. «El Barcelona es un gran equipo y no nos confiamos para nada». Es el mensaje interno del vestuario. La respuesta del Bayern en el Bernabéu tras la victoria madridista por 1-2 en Múnich es la advertencia que el francés propaga y los capitanes, con Ramos a la cabeza, secundan.

El Real Madrid se apoya en la seguridad adquirida con los últimos triunfos para consolidar la racha. Cristiano se siente en forma, apuntalado por los goles, y se nota en los entrenamientos. Asensio, Isco, Marcelo y Carvajal viven su mejor momento. Keylor se examina ante los dos máximos goleadores de la Liga, Messi y Suárez.

LuisEnrique, motivado

El Bernabéu se atisba como el final de trayecto de una época gloriosa. Eliminados en la Champions por la Juventus tras un serio aviso del PSG, el Barcelona confía en un último coletazo ante el Madrid para aferrarse a la posibilidad de un doblete que dignifique el final de un proyecto que parece agotado. «No nos vale otro resultado que no sea la victoria», asegura un Luis Enrique al que le pone ir al Bernabéu. Hace unos días avisó que le gusta «ir a la guerra» y se encuentra cómodo en la adversidad porque es «un luchador». Esta noche estará en su salsa. «Es beneficioso que toque el Madrid después del partido de la Champions. Es una gran oportunidad y es bueno que sea trascendental para la Liga. Esta vez sí es una jornada decisiva. El clásico puede sentenciar la Liga o dejarla abierta. Para nosotros sí que es una final, sin ninguna duda», aclara.

Con la más que segura ausencia de Neymar, salvo que el club decida desafiar al TAD, Paco Alcácer se perfila como el extremo que sustituya al brasileño, como sucediera ante la Real Sociedad. Eso significaría un regreso al 4-3-3 habitual apostando por Jordi Alba y Sergi Roberto como laterales. No dispone de fondo de armario suficiente para mantener el 3-4-3.

Con Piqué atento a lo que se pueda cocer en el palco del Bernabéu, las opciones del Barcelona pasarán por un Leo Messi que quiere conseguir su gol número 500 con la camiseta azulgrana esta noche. Le faltan dos y pueden valer una Liga.

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