Jugadores de las categorías inferiores del Rayo Majadahonda, durante un partido
Jugadores de las categorías inferiores del Rayo Majadahonda, durante un partido - ABC
Fútbol base

Un protocolo de padres para crear escuela

Los responsables de las canteras del Villarreal y del Rayo Majadahonda explican el importante papel de los progenitores: «Deben fomentar la diversión y el respeto»

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Cada temporada, alrededor de 600 chicos de entre 4 y 22 años juegan al fútbol en los 40 equipos que componen la cantera del Villarreal. Una escuela de fútbol admirada no solo en España, sino en toda Europa, por su atractiva propuesta de juego. Pero es mucho más que eso: «En nuestro club somos corresponsables de la formación humana de críos que lo único que quieren es divertirse practicando su deporte favorito. Por eso creemos que la interacción con los padres debe ser constante y transparente», explica a ABC Sergio Navarro, director de la cantera del conjunto castellonense.

Cada dos meses, los entrenadores de los equipos de las categorías inferiores se reúnen con los padres para explicarle con detalle qué se está haciendo con su hijo: «Hay que tenerlos al tanto para que ellos en su casa incidan en nuestro proceso educativo.

Nosotros trabajamos con una herramientas que se llama objetivos individuales. Queremos que cada chico le diga a su entrenador qué quiere aprender y qué objetivo se quiere marcar. Y junto con su entrenador, trabaja en ello, siempre con la idea del colectivo bien presente», detalla Navarro.

Trazadas estas líneas, los progenitores son informados en cada una de las reuniones que se tienen con ellos, pero nunca en ningún caso se habla de los minutos que juega su hijo, de los goles que mete o de si en unos años tendrá un contrato profesional o no: «Hay un alarmante incremento de la agresividad en nuestra sociedad que se ha traslado al fútbol. Es un rutina meterse con el árbitro, con el rival, con el padre del rival, con el entrenador... Todo vale, y hemos dejado de lado que un niño juega al fútbol para ser feliz, divertirse y aprender unos valores que luego le serán muy útiles en su día a día, porque al fin y al cabo el deporte es una escuela de vida. No se trata de ganar 7-0 ni de creer que se tiene un Messi o un Cristiano», explica el jefe de la cantera del Villarreal.

Pasárselo bien

Para oficializar este modelo de cantera, el club castellonense tiene en marcha un protocolo de padres. Igual que tiene claro el arquetipo de jugador que buscan para su modelo de juego, también son firmes a la hora de definir el tipo de padres que buscan: «Cada principio de temporada, los padres de niños de entre 4 y 13 años reciben una documentación en la que les recalcamos cómo desearíamos que fueran. La meta es que refuercen el aprendizaje deportivo de sus hijos y fomenten el respeto y la diversión por encima de cualquier otra cosa», revela Sergio Navarro.

A 450 kilómetros de Villarreal, en el área metropolitana de Madrid, también brilla el trabajo del Rayo Majadahonda, un club con 35 equipos y 700 chavales en su fútbol base que siembra buenos hábitos desde la raíz: «Si plantas bien al árbol, será más difícil que salga torcido. Por eso desde la categoría de chupetines (4 y 5 años) ponemos el foco en las habilidades sociales de los críos. Aquí no se viene solo a ganar, ni a ganar a cualquier precio, ni a fomentar actitudes incívicas. Se viene a pasárselo bien, a ser respetuoso con todo el mundo y a no crear falsas expectativas», explica Manu Alcaraz, el director de cantera del Rayo Majadahonda.

Como en el Villarreal, sus reuniones con los padres de los alumnos son periódicas y su protocolo de trabajo no consiente acciones como las del partido de infantiles en Alaró: «En la base del resto de deportes nunca verás actitudes violentas y agresivas. Se ha perdido las perspectiva de por qué un niño juega al fútbol. Es un problema de educación en general, no solo de este deporte. Por eso nosotros ponemos el acento en una serie de valores que nunca se deben perder», concluye Alcaraz.

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