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Segunda

Los propietarios del Mallorca seguirán en el club pese al descenso a Segunda B

El consejero delegado asume que esta temporada se han cometido «errores», pero prevé seguir en el cargo

Palma de Mallorca Actualizado: Guardar
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El consejero delegado del Real Mallorca, Maheta Molango, ha confirmado este martes que los actuales propietarios del club, encabezados por el empresario norteamericano Robert Sarver, continuarán en el equipo isleño la próxima temporada. El reciente descenso del conjunto bermellón a Segunda B, consumado el pasado domingo tras el empate a dos con el Mirandés, no supondrá por ahora la marcha de Sarver. Molango ha comparecido esta tarde en las instalaciones del Iberostar Estadio, en rueda de prensa, junto con el presidente del club, Monti Galmés, y el director deportivo, Javi Recio.

Molango ha reconocido que esta temporada se han cometido «errores» y ha asumido una parte de «responsabilidad» en el descenso, si bien en principio tiene previsto seguir en su actual cargo.

Con respecto a la próxima temporada, el consejero delegado ha señalado que el principal objetivo del Mallorca será «ser competitivo», si bien ha evitado hablar de manera explícita de buscar el ascenso.

«Todo lo que podía haber salido mal, ha salido mal», ha afirmado Molango, para añadir: «Creo que no tenemos que buscar excusas». En esa misma línea, ha indicado que cuando un equipo acaba bajando como lo ha hecho finalmente el Mallorca, no se puede atribuir a la mala suerte. «Creo que hemos cometido errores, creo que no hemos logrado lo que nos habíamos propuesto y, por lo tanto, como consejero delegado tengo que asumir la responsabilidad que eso supone», ha reconocido. En ese contexto, Molango ha pedido «perdón a la afición» por la pérdida de la categoría.

La continuidad de Sarver supone un alivio para el club, como mínimo de carácter económico, ya que el Mallorca debe hacer frente el próximo mes de noviembre al pago de 7,3 millones de euros que debía a antiguos acreedores. A ello hay que sumar la deuda del club con Hacienda, situada en torno a los 17 millones de euros, que se está pagando poco a poco a plazos. Además, en Segunda B apenas habrá ingresos por derechos de televisión o de publicidad. La única inyección económica prevista serán los 1,2 millones de euros de ayuda que se percibirán por el descenso de categoría.

Cabe recordar que la empresa Liga ACQ Lagacy Partners LLC —liderada por Sarver, Andy Kohlberg y Steve Nash— pasó a ser la accionista mayoritaria del Mallorca en enero de 2016, tras haber abonado un total de 20,6 millones de euros. Sarver dijo entonces que su objetivo era conseguir que el club regresase a Primera División lo antes posible y que se recuperase «la época de gloria» del Mallorca. Esa época incluía, entre otros hitos, la disputa de una final de la Recopa de Europa, dos participaciones en la Champions League y la consecución de una Copa del Rey, de la mano de entrenadores como Héctor Cúper, Luis Aragonés o Gregorio Manzano.

Por todo ello, el descenso del Mallorca ha sido ahora especialmente doloroso, tras 36 temporadas seguidas en el fútbol profesional —en Primera o en Segunda— y sólo un año después de la celebración del centenario del club. La temporada que acabará este próximo fin de semana había sido ya la cuarta consecutiva del equipo en Segunda División tras su último descenso de la División de Honor, en la que había logrado permanecer de manera ininterrumpida entre 1997 y 2013.

Desde el citado descenso, el Mallorca había estado además mucho más cerca de bajar a Segunda B que de regresar de nuevo a la élite. De hecho, en las tres pasadas temporadas el equipo no llegó a situarse en ningún momento en una de las cuatro plazas que dan opción a jugar el play-off de ascenso, mientras que fue habitual verle ocupando las últimas plazas, incluso como colista. El año pasado, por ejemplo, el equipo salvó milagrosamente la categoría en el último partido, al ganar a domicilio al Valladolid por uno a tres.

Las causas de la debacle deportiva que se materializó finalmente el pasado domingo cabe buscarlas, sobre todo, en la errática política de fichajes y de salidas de las dos últimas temporadas, en la gestión más que discutible de Molango y de Recio o en el bajo rendimiento y la falta de competitividad de una parte de la plantilla. Todo ello ha acabado conduciendo al Mallorca a Segunda B, una categoría en la que había estado por última vez en la temporada 1980-81.

El equipo empezó la temporada que ahora está a punto de acabar con el mismo entrenador con el que acabó la pasada, Fernando Vázquez. Tras un inicio y un primer tramo del campeonato más bien irregular, Vázquez fue cesado en diciembre, después de haberse disputado 17 jornadas. Con el técnico gallego en el banquillo, el Mallorca logró cuatro victorias, siete empates y seis derrotas, obteniendo un total de 19 puntos sobre 51 posibles. En aquel momento ello suponía estar fuera de los puestos de descenso.

El sustituto de Vázquez fue Javier Olaizola, que estaba entrenando al Mallorca B. La trayectoria del equipo bermellón no sólo no mejoró, sino que entró en una dinámica descendente que le llevó a ocupar la última plaza de la Liga 1/2/3. Olaizola fue destituido en abril, tras 15 jornadas en el banquillo, con un balance realmente desolador. El técnico vasco se marchó tras haber cosechado dos victorias, seis empates y siete derrotas, es decir, sólo 12 puntos sobre un total de 45 posibles.

Cuando faltaban sólo diez jornadas para el final de la temporada, se contrató como nuevo entrenador a Sergi Barjuán, quien tenía ante sí un reto que finalmente se ha demostrado imposible, conseguir 20 puntos sobre el total de 30 que aún quedaban en disputa para poder mantener la categoría. A falta de la última jornada, que se disputará el próximo sábado en Son Moix ante el Getafe, es justo reconocer que con Barjuán se produjo una ligera mejora en cuanto a resultados. Sobre un total de nueve partidos disputados, con el entrenador catalán ha habido tres victorias, cuatro empates y dos derrotas.

En otras circunstancias, esos números habrían sido más que aceptables, pero en este caso han resultado insuficientes para lograr que el Mallorca consiguiera salvarse. Esta vez, tristemente, no se pudo obrar un nuevo milagro.

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