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Messi no tiene prisa: «Yo después de Luis Suárez»

El argentino renovará con el Barcelona cuando lo hagan el resto de los jugadores que están ampliando su contrato, como el uruguayo

BARCELONA Actualizado: Guardar
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«Yo después de Luis», le dijo Messi el pasado jueves a un querido amigo suyo, en la fiesta de cumpleaños de su hijo Thiago. Luis, por Luis Suárez. La familia Messi y el Barcelona han acordado renovar primero al resto del equipo y dejar para el final la renovación del mejor futbolista de todos los tiempos, que ambas partes dan por hecha.

Messi quiere competir y asegurarse de que tendrá a los compañeros adecuados para hacerlo en las mejores condiciones posibles. Y no tiene ninguna prisa. Sabe que puede poner las condiciones que quiera y que el club no tendrá más remedio que aceptarlas. Lejos quedan los tiempos de Sandro Rosell, que quería venderle para diferenciarse de su predecesor en el cargo -Joan Laporta, a quien tanto odió- y articular su proyecto deportivo alrededor de Neymar.

Bartomeu no tiene estas veleidades, ni odia lo suficiente a nadie como para perjudicar al club de un modo tan atroz, y no está dispuesto a ser el presidente que dejó escapar a Messi: y más tras sus últimas y colosales exhibiciones. La ficha del argentino rondará los 25 millones de euros, por encima de los 20 «kilos» que cobran las otras dos grandes estrellas de la Liga, Cristiano y Neymar.

Plantilla a su medida

El Barcelona habrá renovado a la columna vertebral del equipo -Rakitic, Suárez, Mascherano y Busquets- y Messi no ha pedido ningún refuerzo especial ni está enfrentado con ninguno de sus compañeros, de modo que no tiene motivos ni deportivos ni personales para no renovar. El dinero es importante, y va a ser exigente negociando, pero tanto él como Cristiano saben que parte de su salario es poder jugar en los equipos que juegan y que en otros clubes -sobre todo los asiáticos- los ingresos se multiplicarían pero sus logros se verían sustancialmente rebajados y ellos y su carrera caerían en la más absoluta irrelevancia.

Al Barcelona no le importa negociar con Messi a menos de un año y medio de que su contrato expire, porque no puede haber más presión que la de querer que el jugador se quede; y aunque Messi está en condiciones de exigir, sabe que no puede exagerar si quiere continuar compitiendo en las mejores condiciones, y con un equipo hecho a su medida. De modo que hay calma en el club y hay calma en la familia.

En el mismo contexto de las renovaciones, el Barcelona cree que el Madrid tiene prisa por renovar a sus estrellas no tanto como medida «anti Premier» sino para asegurarse a sus jugadores ante la inminencia de la sanción que le va a caer -igual que le cayó al Barcelona- de no poder fichar durante dos periodos. Pero lo cierto es que Cristiano, Modric y Kross han recibido suculentas ofertas en los últimos meses: Cristiano de Mou; y Modric y Kross de Pep.

En cualquier caso, el Barça no está preocupado ni se siente acuciado por la renovación de Cristiano. Por mucho que pidan, lo que los dos generan deportivamente, y en cifras de negocio para su club, sigue estando bastante lejos, de modo que el conflicto no sólo está muy lejos, sino que sería completamente estúpido crearlo.

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