La Liga

Semana de pasión

El Atlético aviva la pelea después de brillar en Sevilla y apunta al Barcelona, al que visita el próximo domingo en un duelo que puede ser decisivo para el título. Antes, hay jornada intersemanal

Costa y Griezmann impulsaron al Atlético REUTERS

ENRIQUE YUNTA

La Liga, comprimida en un calendario asfixiante que obliga a una ración de fútbol cada día y a todas horas, todavía late porque así lo quiere el Atlético de Madrid , reforzadísimo después de una victoria de las serias en Sevilla . Anoche, el conjunto rojiblanco se dejó el alma para prolongar la pelea y evitar así que el torneo doméstico caiga en el más absoluto desinterés, pues una derrota le hubiera dejado a diez puntos del Barcelona justo antes de esta semana que hoy empieza y en la que se celebra otra jornada, la 26. Puede ser decisiva , especialmente si los catalanes se van de Gran Canaria con tres puntos el miércoles y apuntillan al mismo Atlético el domingo en el Camp Nou, un duelo de alto voltaje con tintes de final, pero también puede servir para apretar al máximo la cabeza, impensable no hace tanto que hubiera Liga.

A lo lejos, parece que demasiado, sigue el Real Madrid cogiendo autoestima y atento al rebote, pues no se recuerda a un equipo con tanta fe y al que le enciendan tantos espíritus y campañas del clavo ardiendo. La Liga aún vive.

La hinchada del Atlético, aleccionada por todo lo que dice Diego Pablo Simeone, vuelve a repetir lo del partido a partido, esperando que esa propuesta de mínimos tenga los frutos de la temporada 2013-14. Fue la del título, casualmente conquistado en el Camp Nou, y hay quien ve similitudes con ese curso de pasión y lucha, aunque también es cierto que el Barcelona de ahora tiene un margen más que suficiente como para vivir con cierta tranquilidad. Ernesto Valverde parece más entrenador que Gerardo «Tata» Martino y este Barça presenta pocas fisuras, enganchado a lo que propone Leo Messi y a los goles de Luis Suárez.

Esperanza rojiblanca

De todos modos, es lícito escuchar a todo aquel que ve un torneo todavía abierto, o, mejor dicho, un torneo que aún no está decidido. Esta semana puede anticipar el desenlace previsto para mayo, sobre todo si el Barça, dicho está, carga con seis puntos más en su mochila. Para empezar, el miércoles visita a Las Palmas impulsado por el empacho de goles en el desigual derbi contra el Gerona (6-1), aunque al conjunto canario se le intuye otra cara desde que Paco Jémez se puso al frente de la nave. Sin embargo, cualquier cosa que no sea una victoria azulgrana se entenderá como una sorpresa mayúscula. Y luego, el domingo, llega el momento de la verdad. Después de la comida, a las 16.15 horas, Barcelona y Atlético debaten por el título , obligados los rojiblancos a rascar para no dejar que se escape un tren que va rapidísimo.

Ahora se recuerda con amargura ese inicio deprimente -cinco empates en las primeras diez jornadas- o las concesiones en visitas como la del Gerona cuando se había retomado el vuelo, demasiados regalos para un Barça convincente y que, aunque haya tenido tardes insulsas de fútbol porque siempre se le comparará con aquella máquina perfecta que encandiló al planeta, apenas ofrece síntomas de flaqueza. Cabe recordar que, ya casi en marzo, sigue invicto en la Liga.

Abrazados a un estilo innegociable, los chicos de Simeone se han contagiado del nervio que imprime Diego Costa , al que, es verdad, se le pueden cuestionar cientos de actos al límite de la legalidad, pero que es un delantero tremendo creado a imagen y semejanza de lo que reclama Simeone. Con él, Antoine Griezmann ha aparcado las tonterías y los desplantes a la afición y vuelve a ser igual de bueno que antes, formando entre ambos una delantera de primerísimo nivel. Solo con pegada se puede aspirar al título, y el Atlético vuelve a tener ese poder de intimidación que se le perdió por el camino.

La solidez defensiva no se cuestiona y se suceden los ceros en la portería de Oblak , un porterazo como la copa de un pino y que anoche, antes del recital, salvó a los suyos a los tres minutos sin que nadie vaya a hablar de ese mano a mano que tuvo con Muriel.

El peligro está en China

En siete días, pues se verá por dónde van los tiros de esta Liga, aunque los colchoneros están pendientes también de lo que pueda pasar el miércoles. Más allá del partido ante el Leganés en el Wanda -los blanquiazules van a la baja después del chasco copero-, ese día se cierra el mercado chino, que, no es broma, interesa más que nunca porque los millones asiáticos amenazan con dejar tiesa a la plantilla . Carrasco, que es un permanente sí, pero no, está prácticamente fuera del club y Gaitán también podría hacer las maletas. Aunque preocupa especialmente, y más por un tema simbólico que otra cosa, la posible salida de Fernando Torres. Al icono de este club le cierra la puerta de la continuidad Simeone, que tiene tanto peso o más en el corazón de los colchoneros, y con cierta lógica estudia una oferta del más allá pensando en un retiro dorado. Sea como fuera, perder a tres jugadores de un plumazo podría debilitar mucho a este equipo.

A lo lejos, y más pendiente de la música celestial de la Champions que de un milagro impensable, está el Real Madrid, que no se rinde por si acaso suena la flauta. No parece que le dé para pelear por el trofeo, pues nadie ha entonado el alirón recuperando tantísimo (llegó a estar a 20 puntos del líder). Tiene otro aspecto y sus delanteros marcan todo lo que antes fallaron, así que, sin que sirva de precedentes, se vestirán el próximo domingo de rojiblanco para alentar a su vecino en la visita al Camp Nou. Mañana, deberá cumplir en Cornellá ante el Español y el sábado ante el Getafe, dos partidos similares a otros que este año han salido rana. Por ahí se le fueron las opciones de una Liga que aún respira.

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