Liechtenstein-España

Liechtenstein, pocas porterías entre bancos y montañas

Este país, 190 del mundo en el ránking FIFA, no tiene ni siquiera una liga propia

El seleccionador de Liechtenstein, el austriaco Pauritsch, junto a los defensas Quintans y Goeppel EFE /Vídeo; Julen Lopetegui asegura que España no está clasificada pese a la contundente victoria ante Italia

E. Yunta

Desde Zúrich hasta Vaduz hay poco más de una hora en coche por una carretera perfecta, sin bocinazos, con todos los coches respetando las señales y funcionando el intermitente cuando toca girar o adelantar. Esos aspectos, que parecen tan normales y no lo son, definen perfectamente a la gente de Liechtenstein, cuarto país más pequeño de Europa (por detrás están San Marino, Mónaco y Ciudad del Vaticano) y que hoy se revoluciona para recibir a España. Sin que se perciba una euforia descontrolada por las calles de la capital (aquí tira más el esquí y se recuerda a Hanni Wenzel, que logró un par de medallas en los Juegos de invierno de 1980), el país ha encontrado un divertimento en estas fases de clasificación, de las que siempre quedan último y con un puñado de goles en contra. [Dónde ver el Liechtenstein-España]

Liechtenstein, un paraíso fiscal con más de 74.000 empresas -hay 37.000 habitantes-, es la única federación de las que forman la UEFA que no tiene liga propia y sus siete equipos compiten en Suiza, siendo el Vaduz, precisamente, el que más potencial tiene. El único torneo local es la Copa de Liechtenstein.

Son poco más de 2.000 licencias -Nicolas Hasler, que juega en la liga norteamericana en Toronto, o Sandro Wieser son los nombres que pueden sonar- para un pequeño rincón que ofrece una calidad de vida no apta para bolsillos ajustados. Un escalope cuesta más de 30 euros sin que el restaurante sea de estrella y la pizza pasa los 20 euros, saludable el día a día de los locales ya que abundan los senderos para caminar y hay muchas bicis rodando por los puertos. Hoy llega España y la gente se enganchará a la televisión, aunque también hay que destacar que no hay ni rastro del partido por las calles. La gente espera, básicamente, que nieve para que empiece la temporada de esquí, que en eso sí que son buenos.

De Liechtenstein no hay historias de esas épicas que suele regalar el deporte más allá de u n empate contra Portugal en 2004 (2-2) y algún que otro triunfo suelto contra equipos menores. El primero llegó en 1998 contra Azerbaiyán y la estadística refleja la realidad: de 146 partidos, ha ganado diez, ha empatado 20 y ha perdido 116. No extraña, pues, que sea la selección 190 del ranking mundial, compuesto por 206 equipos.

Cambios en el equipo

Con todo, Lopetegui es de los que recela , siempre precavido y recordando en la previa que Francia no pudo pasar del empate en casa ante Luxemburgo. No le preocupa que haya ilusión en cada barra de bar, pero si rebaja la euforia y su mensaje cala en el vestuario, abrazado a lo de «no hay rival pequeño» y demás tópicos futboleros. Hoy, en el Rheinpark Stadion , un campo pequeñito, con gradas reducidas y vestuarios alejados de la élite, pero con un césped que ayer aguantó el chaparrón de la tarde, el técnico hará algún que otro cambio para repartir esfuerzos y premiar el compromiso de los 26 jugadores, que se han quedado en 25 por la baja de Villa. Lo más lógico sería que Thiago asumiera el protagonismo perdido y que se recuperara la figura del «9». Para el gol, alza la mano Morata.

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