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Massimiliano Allegri - REUTERS

Juventus-Real MadridLa madurez de la Juventus

Optó al trofeo en 2015 ante el Barça y se contentó con llegar hasta ahí. Los italianos, con un balance de seis derrotas en ocho finales, son ahora mucho más fuertes

MADRID Actualizado: Guardar
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Sábado 6 de junio de 2015, 23.30 horas. Por la zona mixta del Olímpico de Berlín solo desfilan sonrisas. Las de los jugadores del Barcelona, desatados tras lograr la quinta Copa de Europa del club azulgrana y el segundo triplete de su historia, pero también las de los futbolistas de la Juventus, satisfechos de un subcampeonato con olor a Orejona. Cierto fue que, sobre el campo, las inconsolables lágrimas de Pirlo escenificaron como nadie la decepción de perder una final de Champions, pero pasado el mal trago de ver a tu rival levantar la copa, la felicidad se instaló en el vestuario turinés. Buffon lo explicaba en una entrevista con ABC: «El recuerdo de aquella final es totalmente distinto a la que también perdí en 2003, donde hicimos todo mal.

Contra el Barcelona, todos nos sentimos muy orgullosos. Jugamos contra el mejor equipo del mundo y estuvimos muy cerca de ganarles. Nos fuimos de Berlín con la cabeza muy alta».

La Juventus llegó a la final de la Champions de 2015 tras doce años de invisibilidad continental y lo hizo a lo grande. Dejó por el camino al Borussia Dortmund de Klopp, finalista en 2013, y al Madrid de Ancelotti, campeón el curso anterior. Llegar a Berlín ya se celebró como una gesta y tener al Barcelona cerca de la lona durante muchos minutos de la segunda mitad, bastó para aquel grupo, león en el Calcio pero cordero en Europa. La historia ha cambiado por completo solo 24 meses después: «Vamos a Cardiff con muchas más confianza que hace dos años. Somos conscientes de nuestra fuerza y eso me hace estar tranquilo de cara a la final. Todos estamos satisfechos de lo que hicimos en Berlín y durante estos dos años, pero ahora debemos llevarnos a casa la copa», reflexiona Massimiliano Allegri, el técnico de la Juventus.

Ambición y galones

El once titular que presentará el conjunto turinés en Cardiff tendrá tres integrantes de aquella final: Buffon, Barzagli y Bonucci, suficiente para haber transmitido a la nueva generación el espíritu que nació en Berlín y que enterró cualquier tipo de complejo. Lo de competir está muy bien, pero la historia habla de campeones, no de finalistas: «Cuando llegué a este club en 2014 es cierto que había un pesimismo que daba miedo. Pero desde entonces, este equipo ya jugó ocho finales, ¡ocho! Hemos aprendido a encendernos y apagarnos en los momentos adecuados, y ya no somos los mismos que mi primer día aquí. Solo hay una Super Bowl y una final de Champions, pero no quiero negatividad. Debemos estar tranquilos y vivir el partido con ilusión y sin agobios, que solo chupan energías. El mejor modo de afrontar una final de Champions es pensar que es un partido normal».

El escenario de Allegri es avalado por Chiellini, el otro líder del vestuario junto a Buffon. Hace dos años una inoportuna lesión en el gemelo de su pierna izquierda le impidió jugar la final, y ahora afronta a Cardiff con el doble de motivación: «Llegamos muy bien. La experiencia de hace dos años nos ayudará a hacerlo mejor, sobre todo desde el punto de vista de la gestión de la tensión. En Berlín estuvimos demasiado nerviosos», explica el veterano defensa de Pisa, que suma su temporada número doce en la Juventus.

Y es que el equipo italiano tiene el peor balance de la historia de la competición, con seis de ocho finales perdidas, pero ni aún así les da miedo el miura del próximo sábado: «Me he acostumbrado a interiorizar las derrotas como una experiencia positiva. Se queda la huella, pero es una huella positiva», sentencia Chiellini.

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