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Jackson, con su nueva camiseta - ABC
Mercado de fichajes

China infla el precio del fútbol

Se compran jugadores sin estrella a precios desorbitados y el gasto asciende a 250 millones en fichajes para este curso

Pekín Actualizado: Guardar
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Con la misma ambición que demuestra China en su auge como superpotencia, el fútbol de este país intenta paliar su falta de tradición, pero sobre todo de talento, con las armas favoritas del «nuevo rico»: a golpe de talonario. Cuando falta un mes para que comience el campeonato, la Superliga china se está reforzando a base de fichajes millonarios que baten récords cada semana.

El último ha sido el de Jackson Martínez, delantero de 29 años. Aunque el colombiano ha fracasado como el goleador estrella que se esperaba de él en el Atlético, el Evergrande de Cantón (Guangzhou), campeón de las cinco últimas temporadas, ha pagado 42 millones de euros por su traspaso. Un acuerdo bastante rentable para el club colchonero, que hace solo unos meses se lo compró al Oporto por 35 millones y no le ha sacado más que tres goles esta temporada.

Con su fichaje, el colombiano ha batido el récord que solo una semana antes había marcado el centrocampista brasileño Ramires, que el Chelsea vendió al Suning de Jiangsu por 28 millones en la que, hasta ahora, era la operación más cara del fútbol chino. A su vez, Ramires había superado la marca protagonizada también una semana antes por otro brasileño, Elkeson, por quien el Shanghái SIPG pagó 18,5 millones al Guangzhou Evergrande.

A ellos se suma el marfileño Gervinho, quien dejó la Roma a mitad de temporada para unirse a un equipo recién ascendido a la Superliga, el Hebei Fortune. Su precio: 18 millones, cinco más que los que desembolsó el Shanghái Shenhua por el colombiano Fredy Guarín.

De los cinco traspasos más caros del mercado de invierno, cuatro han sido pagados por equipos chinos. A tenor de la página web Transfermarket, la Superliga de este país se ha gastado para esta temporada 202 millones, la segunda del mundo en efectuar una mayor inversión tras la Premier League, cuyos fichajes han sumado 236 millones.

Pero esta lluvia de millones no se ciñe solo a la máxima categoría del fútbol chino, ya que se extiende también a la segunda división. Contando a los equipos de la Liga 1, que han gastado 48,8 millones (mucho más que los 31,9 millones de la Liga española), suman la friolera de 250,8 millones. En gastos, los clubes chinos únicamente han tenido por delante este invierno a los ingleses: 295 millones de euros.

Todo ello a pesar de que el fútbol en China está todavía muy lejos del nivel de calidad y afición que tiene en Europa o Latinoamérica. Si bien es cierto que se trata de un deporte cada vez más popular, su selección es la 82 del mundo y sus clubes aún intentan sacudirse el estigma de los numerosos escándalos de corrupción que arrastraron su nombre por el fango hace unos años.

A esta resurrección ha contribuido de forma decisiva el presidente de China, Xi Jinping, un reconocido forofo que ha elevado el fútbol a una cuestión de Estado, con todo lo que ello implica en un régimen autoritario como el de Pekín. Además de ordenar su enseñanza en los colegios, Xi Jinping sueña con que su país organice algún día un Mundial en el que pueda lucirse su selección, que solo ha participado en el de Corea del Sur y Japón en 2002 y cayó en primera ronda sin marcar ni un gol.

Para granjearse sus favores, numerosas empresas chinas están invirtiendo cada vez más en el fútbol y sus magnates no dudan en tirar de chequera con el fin de complacer a las autoridades. Buena prueba de ello es el orgullo nacional por la semifinal del reciente Mundialito que el Guangzhou Evergrande disputó – y perdió – ante el Barça. O los 1.150 millones de euros que, según EFE, ha pagado China Sports Media por los derechos televisivos para emitir las cinco próximas temporadas.

Tan inflada burbuja está atrayendo también a técnicos como el español Gregorio Manzano, que ha pasado del Pekín Guoan al Shanghái Shenhua y cuyo nombre incluso suena para dirigir la selección china, como hizo Camacho.

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