Dortmund-Real Madrid

La bomba que convirtió a Bartra en un icono del Borussia

Su estilo de fútbol gusta mucho en Dortmund, y su elegancia y valentía tras el ataque al autobús del equipo llegó al corazón de la hinchada germana

Marc Bartra AFP
Rubén Cañizares

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En el sur de Dortmund, a nueve kilómetros del Signal Iduna Park, el estadio del Borussia, se encuentra el hotel & spa L’Arrivée, habitual lugar de concentración del equipo alemán cuando le toca ejercer de anfitrión. Hace 168 días , a 500 metros del lujoso alojamiento, el conjunto germano no llegó a su feudo para disputar el partido contra el Mónaco, ida de los cuartos de final de la Champions. Era 11 de abril, y tres bombas colocadas entre los setos situados en los arcenes de la carretera estallaron al paso del autobús. Por suerte, la explosión estuvo mal calculada y no hubo fallecidos ni heridos graves. La tragedia rozó el palo. Y todo por culpa de la avaricia de un electricista ruso-alemán de 28 años con pasado militar

Sergei W. invirtió ese 11 de abril 40.000 euros en un paquete de derechos de venta de 15.000 acciones del Borussia , el único club alemán que cotiza en La Bolsa germana. Lo hizo a un precio determinado y con un plazo máximo para deshacerse de ellas fijado para el 17 de junio. Esos 40.000 euros los había adquirido una semana antes, gracias a un préstamo bancario. El objetivo de Sergei W. era atacar a la institución del Borussia antes de esa fecha tope con el objetivo de lograr un desplome bursátil de las acciones del club. Eso le generaría unas ganancias de casi 4 millones de euros, y creyó que un ataque al autobús del equipo, que dejara muertos y heridos, le ayudaría a hacer realidad su macabra idea. Pero el plan no salió según lo previsto y Sergei W. espera ahora en la cárcel a un juicio que le podría mantener en prisión hasta once años.

Desde aquel día, el bus del Borussia viaja escoltado allá donde va, y la seguridad se ha reforzado notablemente, pero nadie en el club ha montado un drama ni quiere darle más protagonismo a lo que ellos consideran un acto esporádico de un demente: «Si hubiera sido un ataque terrorista, el club habría tomado medidas drásticas, pero creemos que una persona cegada por el dinero no es motivo suficiente para cambiar el día a día. Asumimos aquellas bombas con naturalidad, sin cambiar nuestro patrones de comportamiento. Tampoco lo utilizamos como excusa tras caer eliminados ante el Mónaco. Actuamos con responsabilidad, estuvimos al lado de Bartra, que fue el principal afectado, y continuamos adelante», asegura a ABC un empleado del club.

Así fue. El Borussia se levantó del golpe y ganó la Copa alemana en mayo, tras eliminar al Bayern en semifinales y vencer en la final al Eintracht. Fue su primer título en cinco años, desde la Bundesliga obtenida en 2012. Y aquel título sirvió para ver de nuevo en acción a Marc Bartra , el único afectado por las bombas. El central catalán tuvo que ser operado de una fractura en el radio de su muñeca derecha, en la que además tenía incrustados trozos de cristales de una de las lunas rotas por culpa de la deflagración. Fue el peor momento de su vida: «En un abrir y cerrar los ojos, un estruendo, olor a pólvora, mucho miedo, y yo caído en el suelo. Estaba mareado y con la mano colgando. Me entró sueño pero me dije, "si te duermes, quizás no vuelves a abrir los ojos". Y ahí es cuando pensé en Gala (su hija) y Meli (su mujer)», recuerda el defensa

Muy identificado con el club

El modo en el que Bartra afrontó todo aquello acabó de robarle el corazón a la afición del Borussia. Empezó a hacerlo en el campo, con un estilo de juego poco usual para el ojo germano. Un defensa valiente que siempre sacaba el balón jugado. Eso gustó mucho a las gradas del Signal Iduna Park . También emocionó su intensa búsqueda, vía redes sociales, de la hincha del Borussia que vio el derbi contra el Schalke en una tribuna rodeada de seguidores rivales. La encontró, se fotografió con ella y le regaló una camiseta firmada. La noche del ataque al autobús, terminó por convertirle en un icono del club.

En la puerta del hospital, durante los cuatro días que estuvo ingresado, no hubo ni un solo minuto en el que no hubiera aficionados del Borussia dando fuerza al central catalán. Era su héroe y así querían transmitírselo, como también lo hicieron a su llegada a casa, un ático a las afueras de Dortmund. Ataviada con el «5» de su camiseta, estuvo durante varias semanas la estatua de la plaza que colinda con su domicilio. Aquellas bombas convirtieron a Bartra en efigie del Borussia: «Soy una persona sensible y sentimental, que quiero y me dejo querer».

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