El capitán de EE.UU. luce un brazalete gay para homenajear a las víctimas de Orlando

El mundo del fútbol no es ajeno a todo lo que sucede en el resto del mundo. Tras la masacre del pasado domingo en Orlando, la mayor de este tipo en Estados Unidos en al menos 30 años y la matanza con más víctimas en el país desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el capitán de la selección norteamericana de fútbol rindió su particular tributo sobre un terreno de juego.

Michael Bradley saltó al campo con un brazalete con los colores de la bandera arcoiris, en homenaje a todos los que sufrieron la barbarie en el club Pulse, uno de los establecimientos más emblemáticos de la comunidad homosexual de todo el país.

El bonito gesto tuvo lugar en el partido de la Copa América que enfrentó la pasada madrugada a las selecciones de EE.UU y de Ecuador, con victoria para los primeros por dos goles a uno.

Con este resultado, el combinado capitaneado por Bradley ya está en semifinales, dos décadas después y por segunda vez en su historia.