Barcelona

Alves, WAG de sí mismo

El lateral brasileño encuentra incomprensión por un gesto subversivo y alegre

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Hace un tiempo, Alves dijo que «la prensa era una puta mierda». Y mucha gente defendió sus palabras.

Ahora se disfraza de Joana, gasta una broma en su Instagram (que es un sambódromo), y le tachan de mal profesional.

Lo de Alves ha sido una genialidad. Imitando a su novia se ha inventado un personaje: Joana. Su Joana es una WAG, la primera WAG trans, además.

Ayer mismo, Bartomeu decía que el «barcelonista pesimista» no debía regresar. Pues cuando el cenizo se les extiende, llega Alves, le pone humor, humor que empieza en él mismo, y no se entiende.

En la victoria está bien visto el carnaval: Stoichkov besó a Koeman en los morros en el 92. Qué tío más grande, le decían.

Pues Alves ha traído el carnaval a la derrota y ha intentado la gran subversión. Se ha puesto peluca, y ha inventado a Joana Alves. ¡Wag de sí mismo!

Joana debería volver a aparecer. Ojalá llegara una rueda de prensa y que no la diera Alves, que la diera Joana. ¡Qué extraordinario sería y qué incomprendido por el machismo futbolero!

Como esos transformistas que por un lado son señores y por el otro señoras.

Con su Joana, Alves ha expuesto su intimidad. En realidad, ha expuesto su sufrimiento, e integrando el mensaje amoroso de Joana, lo ha trasformado en alegría brasileña.

Con una genialidad digna de un Ronaldinho de la derrota, ha lanzado al aficionado culé un mensaje de ternura. Alves ha querido ser también «novia» de sus aficionados.

Futbolista en el campo, Wag en el después. ¡Eso es un lateral polivalente!

Superando el mensaje pobre y machirulo, totalmente insuficiente de la Zona Mixta, Alves ha aportado lo femenino, por fin, al «entrefútbol», al día después.

Además, con ello está animando a las demás WAGS, a las novias y esposas de otros futbolistas a no ser tan «novias de toreros», a dar, como lo dan las primeras damas, un mensaje diferente, un matiz de sensibilidad.

Alves ha creado un personaje. En lugar de dar la barrila consigo mismo como Piqué en sus Periscopes (¡que encima se aplauden!), o con las espartanadas de Arbeloa, Alves se ha desdoblado en la derrota, se ha evadido por el lado femenino, único verdadero, relativizando la crisis, transfigurado en un ser inquietante por lo bien logrado, por lo sin-orejas.

¿No es eso mejor? ¿No está el aficionado tan harto de Alves, lo tiene tan visto, que casi prefiere que aparezca Joana?

Las posibilidades ya son infinitas. Alves podría ser su agente, su míster, su padre (papá del futbolista), convertir su Instagram en una comedia. Ser futbolista y «troupe».

Los mismos que le critican se pondrán su peluca cuando Joana celebre un título.

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