Fútbol Internacional

La aficionada más odiada del fútbol inglés

Una hincha del Preston North End robó a un niño la camiseta que le había lanzado un jugador desde el banquillo [Vídeo]

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La condición humana depara a veces situaciones insólitas. Vickie Timbrell, vecina de Manchester de 31 años, acudió el pasado domingo al estadio de Wembley para vivir en directo el trascendental partido entre el Preston North End y el Swindon Town, que decidía el ascenso a la Championship, la segunda división inglesa.

Timbrell ocupó un asiento cercano al banquillo del Preston North End y se dispuso a ver un partido claramente decantado a favor de este equipo gracias a la sensacional actuación de su delantero, Jermaine Beckford, autor de un hat-trick.

Beckford fue sustituido a falta de veinte minutos para el final, ya con el marcador 4-0, y se llevó una tremenda ovación de los casi 50.000 aficionados que acudieron al estadio.

El delantero ocupó su lugar en el banquillo, e inmediatamente varios chiquillos, y también la señora Timbrell, se acercaron a la valla que lo separa de la grada para pedirle la camiseta. Beckford, feliz por el ascenso y por su actuación, no dudó en quitarse la zamarra y arrojarla a la chavalería.

En dura pugna con otros niños, la prenda acabó en manos de un chico de 11 años, también aficionado del Preston North End. Fue en ese momento cuando a la señora le brotaron sus peores instintos y se metió por medio para quedarse el trofeo de Beckford. Ni siquiera la llamada de atención de otro aficionado y de un miembro de seguridad del estadio consiguieron persuadir a la mujer, que siguió agarrando la camiseta hasta que logró que el niño la soltará.

Para su desgracia, la escena fue captada por la cámara, y como no podía ser de otra forma, la difusión de su robo corrió como la pólvora por las redes sociales. Su identidad, hasta entonces desconocida, se hizo pública, y comenzaron a llegarle miles de mensajes reprobatorios y amenazadores exigiéndole que devolviera la camiseta al chaval.

Vickie Trimbell, que tuvo que cerrar su perfil de Facebook, finalmente dio la cara, anunció que había puesto en manos de la Policía las amenazas y que la historia del vídeo no era tal como la querían hacer ver. «Me han dejado como una idiota. En su momento se sabrá la verdad», explicó.

La familia del niño, mientras, ha querido quitarle hierro al asunto, y ha pedido que cese el atosigamiento sobre la supuesta ladrona. «El niño está un poco decepcionado, nada más. Pero no vamos a crear un conflicto por una simple camiseta. Seguro que todo se resuelve de la mejor manera».

La rocambolesca historia ha tenido una segunda parte, aunque no suficiéntemente corroborada. Al día siguiente apareció en un conocido portal de subastas a través de internet la susodicha camiseta, puesta a la venta por 1.500 libras (unos 2.100 euros). El anuncio duró poco una vez se viralizó su existencia, y nunca quedará claro si era la camiseta original o se trataba de una simple copia de la que algún aprovechado intentó sacar partido.

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