El partido de alevines que acabó en humillación

Un resultado humillante en un partido de alevines jugado el pasado sábado 25 de abril llama a la reflexión sobre la competitividad deportiva a una temprana edad. No es la primera vez que algo parecido sucede en el fútbo base. Jugaban dos clubes santanderinos, el Racing y el C. D. Calasanz, primer y último clasificados de la categoría, respectivamente, en las instalaciones de la Federación Cántabra de Fútbol (Manolo Preciado). Al descanso, el Calasanz perdía 0-15.

Entonces, el monitor del Calasanz, Jonatan Pacho, le pidió al entrenador racinguista, señor Matabuena, que por favor «aflojaran un poco», que tenía a los niños hundidos en el vestuario y no querían volver al campo a disputar la segunda parte. El técnico racinguista se negó, argumentando que para él respetar al rival era jugar al 100 por 100.

Según relata la web del Calasanz, Matabuena añadió que «el problema es vuestro, lo que tenéis que hacer es equipos mejores para que no pase esto, yo formo jugadores que podían ser profesionales y no les voy a mandar parar».

Después de esta conversación, Pacho se dirigió al vestuario diciendo a sus jugadores que salieran al campo a intentar divertirse lo máximo posible, a defender el escudo del Calasanz como siempre, hasta que el árbitro pite el final, sin un mal gesto ni una mala patada, ya que los jugadores racinguistas no tenían la culpa de lo que sucedía. Varios jugadores calasancios, llorando en el vestuario se negaban a salir al campo, pero finalmente entre el monitor y el capitán del equipo consiguieron convencerlos para terminar el partido de la manera más digna posible. El partido acabó 1-34.

Representantes del C. D. Calasanz exponen en un comunicado lo siguiente: «Queremos decirle al señor Matabuena que esto es deporte base, que estamos hablando de niños de 11 años y que su formación como personas también incluye el deporte, saber ganar y saber perder respetando al rival y al entorno del deporte. Que estamos de acuerdo que esto es una competición y que hay que competir, pero que llegado el momento hay muchas maneras de conseguir que un equipo juegue al fútbol, compita y no humille al rival. Ahí es donde entra la figura de un buen entrenador de fútbol base. Esperamos que la próxima vez recapacite y actúe de forma diferente por el bien de la educación de los niños».

También dan las gracias a los padres de los jugadores del Racing, «que al finalizar el partido dieron su apoyo a nuestros jugadores y a nuestro monitor, mostrando su desagrado por lo sucedido».