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Varios aficionados del Atlético, en Plaza de Castilla - vídeo: alfonso fernández moreno
Fútbol

Partido de alto riesgo: así controla la Policía a los ultras en un Real Madrid-Atlético

ABC se empotra con la Primera Unidad de Intervención Policial, encargada de vigilar a los seguidores más radicales del pasado derbi en Champions League

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Miércoles, 22 de abril. Estadio Santiago Bernabéu. Real Madrid y Atlético juegan la vuelta de los cuartos de final de la Champions League. El partido ha sido declarado de alto riesgo. Radicales de uno y otro bando llevan días promoviendo a través de las redes sociales distintas quedadas: Ultras Sur en sus dominios de la calle Marceliano Santamaría; el Frente Atlético, en Plaza de Castilla. La alerta es total.

Por primera vez desde que hace más de cuatro meses una lluvia de bengalas, petardos y fuegos artificiales sorprendiera a los vecinos y comerciantes de la zona Madrid Río, antesala de la fatídica batalla campal entre miembros del Frente Atlético y Riazor Blues que terminó con la muerte de Francisco Javier Romero Taboada «Jimmy», los ultras rojiblancos tienen previsto acudir a un partido fuera del Vicente Calderón.

En la reunión de coordinación de seguridad son conscientes del potencial peligro y acuerdan catalogar el encuentro de alto riesgo: 1.800 efectivos, entre policías, personal de seguridad privada y emergencias, conformarán el estratégico dispositivo encargado de que la jornada transcurra con total normalidad. La Primera Unidad de Intervencial Especial de la Policía (UIP) abre sus puertas a ABC para acompañarles en una maratoniana jornada donde su único objetivo es que un partido de fútbol, sea, simple y llanamente, un partido de fútbol.

Los miembros de la UIP están citados a las cinco de la tarde en la comisaría de Moratalaz, centro de operaciones donde tendrá lugar la última reunión antes de ponerse en marcha la parte más crítica del operativo. Dadas las especiales circunstancias del choque, una cuestión llama la atención: el itinerario habitual del autobús del Real Madrid va a ser cambiado con el fin de eludir el paso por la propia Plaza de Castilla y no entrar por la calle Concha Espina, lugar más próximo a la zona de reunión de Ultras Sur.

Dispositivo más amplio

Apenas media hora después, todas las unidades se ponen en marcha. El comisario Luis Mayandía Fernández, jefe de la Unidad de Coordinación y Planificación Operativa, explica que este derbi es una ocasión especial donde dado el intercambio de entradas entre clubes impuesto por la UEFA se prevé una mayor afluencia de hinchas visitantes. «Lo que intentamos siempre es evitar que las aficiones rivales se puedan mezclar».

«Tratamos de evitar que las aficiones rivales se puedan mezclar»

A pesar de que los seguidores rojiblancos están citados en Plaza de Castilla a las seis para ser escoltados hasta su puerta de entrada al Santiago Bernabéu, el Frente Atlético lleva días convocando a sus miembros a las cinco y media en el mismo punto para bajar «a la Cuadra» por la Castellana. Treinta minutos de diferencia que pueden dar lugar a posibles encontronazos con aficionados del Real Madrid y que la Policía vigila con especial atención. «El dispositivo es más largo que todo esto. Desde esta mañana llevamos controlando la zona centro, reforzando centros comerciales... hay mucha gente que viene de fuera de Madrid, se toma el día libre y aprovecha para pasar la jornada como un turista más, con su camiseta», detalla Mayandía Fernández, dentro del furgón policial que nos traslada hasta Plaza de Castilla.

Alrededor de las seis, una marea de incondicionales atléticos rompe la rutina de esta emblemática zona de negocios ubicada al norte de la capital. Los cánticos se mezclan con el humo de las bengalas y el ruido de los petardos. El propósito de la Policía es claro: impedir que los ultras accedan con objetos arrojadizos y aplicar el sentido común para evitar situaciones conflictivas. «Buscamos en las mochilas que no lleven objetos que la Ley del Deporte prohíbe introducir en el campo».

El Frente Atlético, a escena

Ajenos al despliegue de las fuerzas de seguridad, el buen ambiente es la tónica reinante. «Al comprar la entrada el club nos mandó un SMS avisándonos de la hora y el lugar donde debíamos estar», cuenta un aficionado. Otros señalan que les resulta más «divertido» bajar todos juntos demostrando qué afición «manda en la capital». Dentro del grupo todos se sienten tranquilos, la preocupación es este caso reside en aquellos que no tienen más remedio que ir por su cuenta. «Hay gente que sale de trabajar tarde y se ven obligados a jugarse la vida por querer animar a su equipo».

Son las siete y la Policía decide comenzar la bajada de la afición del Atlético. Una pancarta con el lema «Rojiblanca capital» preside la marcha por el Paseo de la Castellana. El Frente Atlético toma el mando y varios de sus integrantes se sitúan en primera línea tapándose las caras con mascarillas. En el argot de la rivalidad ultra madrileña, este gesto es una forma de provocación que alude al hecho de evitar el «contagio» en territorio hostil. Varios de sus líderes hablan con los agentes para apaciguar los ánimos, tal y como revela el comisario. «Hay personas que son más conocidas, individuos que dentro del colectivo ejercen ese liderazgo y son capaces de arrastrar a la gran mayoría».

Por el camino los piques son una constante. El grupo baja compacto y cualquiera que ose adelantarse unos metros recibe la recriminación del resto. La Unidad de Caballería acompaña a la UIP en los flancos, formando un perímetro de seguridad que busca llevar embolsados a los visitantes en el momento más crítico de la jornada: la llegada al Bernabéu.

La Policía se ve obligada a intervenir en la llegada del Frente al Bernabéu

A pesar de la presencia policíal, varios forofos de uno y otro equipo se enfrentan a escasos metros de distancia. Los insultos y escupitajos dejan paso al lanzamiento de objetos, por lo que la Policía se ve obligada a intervenir con el fin de reestablecer el control. «Vienen faltando al respeto. Es la primera vez que vengo al Bernabéu y la verdad es que impresiona bastante», cuenta con cierta dosis de temeridad un seguidor madridista.

Los hinchas colchoneros deben pasar varios filtros antes de acceder al estadio. Bufandas, banderas o pancartas con simbología prohibida son requisadas por el personal de seguridad encargado de los sucesivos cacheos. En el lado opuesto del estadio, la zona de reunión de los Ultras Sur está repleta de gente. A pesar de que muchos radicales blancos tienen desde hace meses vetada la entrada al Bernabéu, la calle Marceliano Santamaría sigue siendo su territorio. «En esta calle es donde se juntan los seguidores más violentos del Real Madrid y logicamente es un punto caliente que nosotros tenemos que tener especialmente controlado», aclara el jefe de la unidad.

Sin incidentes reseñables

A las 20.45 los aledaños se vacían a pasos agigantados. La emoción se traslada al terreno de juego y ahí el gol de Chicharito es clave para evitar problemas. «Es una cuestión matemática, ahora mismo hay 80.000 personas contentas y 5.000 tristes. Siempre es mejor para nosotros que el equipo local gane y la mayoría salga feliz».

Tras el pitido final, los aficionados del Atlético son retenidos a la espera de que las calles adyacentes se dispersen. Con su vuelta a Plaza de Castilla la Policía da por terminado el dispositivo: «No se ha producido ningún incidente dentro del estadio. A lo largo de la jornada tan solo hemos detenido a dos personas por un robo con violencia y a una tercera por atentado contra la autoridad. Entra perfectamente dentro de lo normal y de lo habitual que puede haber en un partido de este tipo», concluye el comisario Mayandía Fernández.

Madrid vivió su gran noche de Champions, y esta vez, lo único reseñable ocurrió solo con un balón de por medio.

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