Presentación, ayer, del nuevo bólido de Toro Rosso
Presentación, ayer, del nuevo bólido de Toro Rosso - EFE

La Fórmula 1 se lava la cara

Inicia el curso en los ensayos de Montmeló con coches más veloces, robustos y atractivos

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La virtud más reconocible de la Fórmula 1 es el inconformismo. Una suerte de rebeldía frente a lo anodino y la apatía. Así lo quiso durante años Bernie Ecclestone, el rey Midas que ya descansa en sus aposentos, despedido por los nuevos dueños del negocio. El legado que deja es un deporte que mira al espectáculo y no tiene miedo en cambiar, modificar o innovar con tal de no aburrir al público. La Fórmula 1 inicia hoy el curso en el circuito de Montmeló con un lavado de cara. Nuevas reglas, coches remozados, más velocidad y más robustez en busca del aficionado que se cansó o se fue. La semana de las presentaciones ha entregado una colección interesante: los bólidos gustan al seguidor, al analista, a la crítica y, sobre todo, a los pilotos.

En Barcelona se empezará a comprobar si hay alternativa a Mercedes.

La noticia es que el McLaren arrancó a la primera. No es el chiste fácil o el chascarrillo en tiempos de sequía para Fernando Alonso. Hubo años (hace dos inviernos, concretamente) que el motor Honda no hizo contacto, no se ajustaron todos los parámetros y literalmente hizo un «trata de arrancarlo» porque no había manera de ponerlo en marcha. Ayer en Montmeló, el McLaren completó un «filming day», un día dedicado al rodaje publicitario que los pilotos y los equipos aprovechan como si fuese una sesión de entrenamientos oficiales. Alonso probó su nuevo juguete en esa línea de optimismo exacerbado que suele mostrar al comienzo de cada temporada. «Estoy supermotivado porque las sensaciones son buenas. Hay que exprimir a tope el coche e ir a por todas. Quiero disfrutar al máximo, pero también hay que ser realista y ser conscientes de la ventaja que nos sacan nuestro rivales». Veremos si puede decir lo mismo en un par de meses.

Más margen de mejora

El motor Honda del McLaren ha sido desde el primer instante el quebradero de cabeza de la escudería que fundó, junto a Ferrari, la Fórmula 1 hace más de sesenta años. El propulsor japonés, como el motor Renault que montan los equipos Red Bull o Renault, se estrenan en la nueva reglamentación, pero con una diferencia sustancial. Honda llegó en 2015 a ciegas, sin bagaje, como un transatlántico que trata de penetrar por un riachuelo. Ahora los ingenieros nipones acumulan dos años de experiencia en la colaboración con la factoría inglesa de Woking.

Los bólidos seducen al público y en especial lo hará el Red Bull. Durante los tres últimos cursos, tres títulos para Mercedes, la F1 se entregó a los motores híbridos, como lo ha hecho el mundo civilizado en sus calles. Por ahí el motor Mercedes no tuvo competencia. La reglamentación 2017 no favorece tanto a los propulsores y deja mucho margen a las soluciones aerodinámicas. Red Bull, con el ingeniero aeronáutico Adrian Newey a la cabeza, tendrá mucho que decir esta temporada si el motor Renault funciona. Newey se inventó un coche volador de 2010 a 2013 en sociedad con el viento. Y Vettel lo llevó a los títulos.

Todos las escuderías de Fórmula 1 estarán desde hoy en Montmeló. Los equipos se agrupan para pagar a escote el alquiler de un circuito donde hacer pruebas de pretemporada. Y España es el destino preferido. El sol y el precio juegan a favor de Barcelona, como antes sucedió con Jerez. Los coches saltan hoy al asfalto con una pretensión por encima del resto. Devorar kilómetros, dar giros al sinuoso y lento trazado de Montmeló, permanecer en la pista cuanto más tiempo mejor. Estos días no cuenta tanto el tiempo en la tabla clasificatoria como el número de vueltas que den los monoplazas al circuito. Así es como se calibra la fiabilidad.

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