Gran Premio de Mónaco

La desconfianza y la mala suerte, en la cara de Hamilton

El campeón del mundo admite que las anomalías en su coche se están convirtiendo en una norma

MÓNACO Actualizado: Guardar
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Si la cara es el espejo del alma, Lewis Hamilton lo está pasando mal este año. No hay más que verlo en el podio de Mónaco, sábado por la tarde, posando para los fotógrafos. Las gafas ajustadas, el semblante serio y meditabundo, y un halo de rabia que se adivina en su mirada. No parece el mejor condimento para atacar hoy a sus predecesores en la parrilla, Rosberg y Ricciardo.

El británico tuvo un problema al comenzar la tercera ronda de la clasificación. Y se encogió de hombros al hablar con la prensa. «Tener un problema se acaba por convertir en norma. Era de esperar», dijo desconfiado.

Mientras Rosberg ha disfrutado de una racha de fiabilidad total esta temporada, Hamilton se ha visto obstaculizado por problemas del motor en China y Rusia. El sábado, en Mónaco, también vivió un contratiempo con el suministro de combustible, que le obligó a ser remolcado y a salir con mucho estrés en busca de una buena vuelta.

«Tenía el ritmo para lograr la pole. Absolutamente», comentó Hamilton, siempre directo en sus apreciaciones. El inglés, que se chocó con Rosberg en la última carrera, tiene una desventaja de 43 puntos respecto a su compañero en las cinco primeras carreras del Mundial 2016.

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