Mikel Landa delante de Christopher Froome
Mikel Landa delante de Christopher Froome - AFP

Tour de FranciaA Landa le cortan las alas

El Sky deja claro que la prioridad es ganar el Tour con Froome y que el alavés correrá en apoyo del británico

Rodez Actualizado: Guardar
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El verano de 2013 fue tormentoso para el Euskaltel. La firma de telefonía que patrocinaba el equipo había decidido ya irse del ciclismo. La oferta del piloto Fernando Alonso de quedarse con la escuadra fue un espejismo. A los mejores corredores les llegaron otras propuestas. Al resto, nada. El porvenir era el paro. Sálvese quien pueda. Eusebio Unzúe, mánager de Movistar, se puso en contacto con Mikel Landa, entonces un prometedor dorsal. Hacía tiempo que quería ficharle. Le hizo una proposición. El alavés no la aceptó. No podía. Había prometido a sus compañeros del Euskaltel que aguantaría con ellos hasta el final. Sólo si las figuras del equipo permanecían, la estructura sería atractiva para algún nuevo patrocinador.

«Ese gesto le honra», recuerda Unzúe, que ahora vuelve a pujar por el escalador de Murgia, el ciclista que, con la ayuda de Alberto Contador, le echó sal a este Tour en los Pirineos.

Landa, «el gregario salvaje», como le define el diario «L’Equipe», ha revolucionado la carrera. El diario francés cuestiona su voluntad de ser gregario de Froome. «Le ha ayudado más o menos en los Pirineos», apunta. Con Landa ha vuelto una vieja historia, la de la complicada cohabitación entre campeones. Siempre ha sido así. Sólo puede ganar uno. Greg LeMond subía la bicicleta a su habitación porque temía que alguien de su propio equipo la saboteara en favor de su compañero Bernard Hinault. Antes había sucedido con Coppi y Bartali, con Bahamontes y Loroño… Y luego ha pasado con Armstrong y Contador, con Wiggins y Froome, incluso con «Perico» Delgado e Induráin.

Bajo los plataneros que abanicaban el calor de la salida en Blagnac, el Tour hablaba de Landa, de Froome, de cómo va a gestionar el Sky esa convivencia. El viernes, en la meta de Foix donde se había aupado a la quinta plaza de la general, Landa estaba eufórico. Liberado. Había sido protagonista de una fuga mayúscula en compañía de Contador, una inspiración para él, y ya estaba a un minuto de los dos primeros, Aru y su compañero Froome. «Estoy disfrutando», repetía el alavés.

Ayer por la mañana en Blagnac apenas quedada rastro de esa sonrisa. En Blagnac está el aeropuerto de Toulousse, sede de grandes compañías aeronáuticas. Aquí fabrican aviones. A Landa parecían haberle cortado las alas. «¿Se ve como ganador del Tour?», le preguntaron. «Ni lo pienso», contestó. Contenía la emoción.

El Sky tiene clara la jerarquía. Hay un plan «A»: Froome. Y sólo en última instancia, es decir, tras un hundimiento o un accidente de su líder, recurriría al plan «B»: Landa. Se lo han dejado claro. «Para que yo fuera la baza, a Chris (Froome) le tendría que pasar algo, y por supuesto no es eso lo que yo quiero. Voy a estar a su lado», zanja Landa. Le queda el recuerdo caliente de la escapada con Contador. «Alberto me hizo soñar un poco». La emoción es contagiosa. «Alberto es un corredor muy valiente. Puso la carrera patas arriba y eso me benefició muchísimo», le agradece. Landa no puede hacer lo mismo. No tiene permiso.

A dos pasos de Landa, Contador también habla del alavés. «En el Sky quieren jugar sólo un baza, pero yo digo una cosa: queda mucho Tour», azuza. Al madrileño le va la jerga guerrera. Es otro inconformista. En el Tour de 2009 le ordenaron esperar a Armstrong. Escuchó la voz de su director, Bruyneel, apretó los dientes y atacó en la cuesta de Verbier. Destapó la debilidad del americano. Armtrong, pura rabia, le hizo el vacío el resto de la carrera. Dio igual. Contador aplicó la ley del más fuerte, la que suele mandar en este deporte, y ganó aquella edición con la oposición de su propio equipo. Con ese pasado, Contador se pone del lado de Landa.

«Estoy bien, muy bien», dice el corredor de Murgia. «Ojalá pueda luchar por un puesto en el podio, pero sin perjudicar a Chris. El equipo mira más por Chris, obviamente. Ha ganado tres veces el Tour», asume. El Sky le ha recordado que está al servicio de Froome. «Habrá momentos en los que me toque correr delante, pero será para presionar a los rivales», aclara. Su trabajo será agotar a Aru, Bardet, Urán, Martin y Quintana para que Froome los remate en el Galibier o el Izoard. O defender al británico para que llegue vivo a la contrarreloj final de Marsella, en la que es superior a todos. «Voy a formar parte del juego», se consuela Landa. Del juego de Froome.

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