Los corredores son refrescados con cubos de agua en la edición de 1970
Los corredores son refrescados con cubos de agua en la edición de 1970
Ciclismo

Los grandes iconos del Giro

Hoy empieza la edición centenaria de la carrera más cálida y las montañas más bellas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Un hilo rosa nos une como pueblo». Andrea Monti, director del periódico La Gazzetta dello Sport que organiza el Giro de Italia hoy como hace cien años, utilizó esa metáfora tan afortunada para condensar en un titular el centenario de la carrera ciclista que es uno de los mayores elementos de cohesión del país, de su identidad como pueblo. Como Ferrari, la pasta o la mafia. El Giro es una comedia al aire libre, diaria representación de los estereotipos sociales de Italia que incitan al arte o al drama, pero siempre en tono rosa, el color del diario que se ha perpetuado como símbolo.

El Giro es un caos con encanto. El espejo del país, la imagen aceptada de una sociedad con carácter inmutable.

Trasladado al ciclismo, es un juego de intrigas, alianzas y emboscadas que la gente vive con entusiasmo en cada pueblo, aldea o puerto que recibe a la carrera.

Nació en 1909 y a toda urgencia para corregir el hándicap de Italia respecto a Francia y su pasión por la bicicleta. Un diario, L’ Auto, fundó el Tour en 1903 y seis años más tarde La Gazzetta imitó a los franceses propagando una carrera entre montañas, bandoleros que saqueaban casas y permanecían días encima de la bicicleta.

Son los años del primer héroe del Giro, Alfredo Binda, apodado La Gioconda por su elegancia y su sonrisa permanente y al que los organizadores de la carrera, siguiendo las viejas tradiciones italianas, pagaron una importante suma en 1930 para que no compitiese. Había ganado en 1925, 1927, 1928 y 1929, y los periodistas de la Gazzetta estaban hartos de contar su vida y milagros. No concursó en 1930, pero volvió para anotarse la cita de 1933. Su récord de victorias de etapa (41) no se alteró durante más de sesenta años. Mario Cipollini lo superó por los pelos (42 éxitos).

Gloria y drama de la mano en el Giro y en sus montañas de referencia, los Dolomitas. En el Bondone, 1956, surgió un ángel. Charly Gaul, emergió de la tempestad , la nieve y los cuatro grados bajo cero para imponer su vuelo de colibrí en la cumbre después de nueve horas y 245 kilómetros.

El pelotón pasará por una localidad, Ponte a Ema, escondida a las puertas de Florencia, donde nació Gino Bartali. Vencedor de dos Tours y tres Giros e histórico adversario de Fausto Coppi, el «campeoníssimo», cinco Giros y dos Tours. Ambos fueron más personajes que deportistas. Bartali salvó a 800 judíos de las garras del fascismo escondiendo documentos en el tubular de su bici. Coppi murió de malaria.

Éxtasis y tragedia también para Eddy Merckx, quien hizo honor a su apodo del «Caníbal» al ganar cinco veces el maillot rosa. No lo hizo en 1969, pese a que también vestía la prenda en Savona. Allí fue desposeído en el hotel Excelsior al dar positivo por un estimulante en los albores de los controles antidopaje.

El Giro lo han ganado siempre los más grandes, Anquetil (una vez), Hinault (tres), Induráin (dos) y también Contador, héroe de la modernidad al adjudicarse las ediciones de 2008, 2011 (la UCI se lo arrebató por el positivo del Tour 10) y 2015, su última gran conquista.

En el intervalo de los ochenta, cuando los italianos agudizaron su picaresca para inventarse duelos entre los locales Moser y Saronni en puertos que cruzaban túneles en vez de subir montañas, se vivió la etapa más dura de la historia del ciclismo, la mítica del Gavia. Un puerto terrible en sí mismo azotado por una nieve tan densa y una temperatura tan gélida que paralizó al pelotón.

El destino trágico del Giro lo representa Marco Pantani, el escalador más fabuloso que pasó del rosa al negro. El «Pirata» de la bandana en la cabeza era el héroe del pueblo, ciclista singular y con mensaje digno heredero de sus antepasados. Había ganado el Giro y el Tour de 1998, los de la era oscura del dopaje, y lo arrancó de cuajo un nivel excesivo de glóbulos rojos en la habitación 27 del hotel Touring de Madonna di Campiglio. Pantani murió ese día y no cinco años después como certificó un forense.

Ver los comentarios