Cádiz CF

Vizcaíno, el Evangelio y la paz entre hermanos

El presidente del Cádiz CF leyó la Biblia ante la Patrona en un simbólico mensaje a Pina

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Manuel Vizcaíno bromea con Juan Carlos Cordero a los pies del Nazareno.
Manuel Vizcaíno bromea con Juan Carlos Cordero a los pies del Nazareno.

De la tradicional y obligada visita a la Patrona y Regidor Perpetuo de la ciudad por parte de la plantilla y dirigentes del Cádiz CF el pasado jueves, se destaca sobremanera en prensa y radio que Manolo Vizcaíno se ofrece a cargar a la Virgen del Rosario si los miembros de la Cofradía se lo permiten.

Me llama poderosamente la atención que se destaque tantísimo esa voluntad del presidente cuando ya cargó hace dos años como un cofrade más de Cigarreras y con antelación en su cofradía de Sevilla. En todo caso es muy respetable que los compañeros destaquen tal petición de Vizcaíno y si lo hacen casi al unísono evidentemente les asiste la razón, dejándome en fuera de juego por muchas vueltas que le dé a la cabeza.

Dicho esto voy a lo que, al menos para mí, considero más relevante en los actos religiosos del pasado jueves, donde les recuerdo que independientemente del presidente y sus consejeros se encontraba Quique Pina, binomio que dicho sea de paso se llevó el noventa por ciento de los posados gráficos que realizaron los compañeros encargados de tales menesteres.

La ocasión pintaba bien para reafirmar el buen nexo que les une, y qué mejor que hacerlo ante Dios y la Virgen Santísima a la postre, Regidor Perpetuo y Patrona de nuestra capital. Para mí al menos, lo destacable de la mañana en los templos visitados se lo relato a continuación, tras el punto y aparte obligado si me circunscribo a la gramática que me enseñaron en el colegio desde que estudiaba en Salesianos y que se debe ajustar a lo más correcto bajo el punto de vista literario y también estético.

Con tono pausado, como de sacerdote metido en años, Vizcaíno lee sin vacilar en ninguna de sus frases textos extraídos del Evangelio y su alocución comienza: “Anda, reconcíliate….” Jesús nos dice, “Espera hasta que tu hermano venga a ti”, sino, “anda, reconcíliate con tu hermano”. Debe tomar la iniciativa. Debe buscar a su hermano ofendido y buscar la reconciliación con él.

Vizcaíno, ante el silencio y todo oído de los asistentes continua: “El pecado que nos separa del hermano también nos separa de Dios. Muchos de estos pecados contra Dios eran injusticias contra sus hermanos. Pero, ¿cuántos miembros ofrecen cultos a Dios semana tras semana sin obedecer este Mandamiento? Y el presidente cadista termina con estos últimos párrafos…”. “Llegan a la asamblea, cantan, oran, toman la cena, ofrendan sabiendo que hay miembros que tienen algo contra ellos. A duras penas les saludan a ciertos hermanos, pero ofrecen su adoración a Dios como si estuvieran en perfecta paz. DIOS no se engaña”.

Me pregunto ahora, ¿entienden el mensaje de Manolo Vizcaíno? Yo sí, y además tendrá sus defectos como los tenemos todos, pero es listo como el hambre y sabe elegir el momento. Sus palabras, extraídas de algo tan sustancial en la vida de un cristiano como lo es el Evangelio, reflejan el momento ansiado y esperado por gran parte del cadismo. La unión con Pina, que tanto ellos como la afición en general deseaban, terminó en realidad. Atrás quedaron rencillas y malas interpretaciones. Y también, afortunadamente, los falsos apóstoles que quedaron apartados.

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