Cádiz CF

Juan Carlos Cordero; fútbol y respeto

La marcha del director deportivo supone la pérdida de un hombre que no ha querido protagonismos y con un gran olfato futbolístico

Rubén López

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El director deportivo del Cádiz CF, Juan Carlos Cordero, en la terraza del hotel Las Cortes.

Juan Carlos Cordero ya forma parte de la historia del Cádiz CF. Ocupa el hueco de un director deportivo que llegó en la campaña del regreso a Segunda, formó un equipo que rozó el ascenso a Primera y en la siguiente campaña peleó por la zona alta de la clasificación.

Seguramente el fútbol le debe un ascenso en amarillo. Lo rozó dos temporadas en Segunda B cuando trabajó en la sombra. Su buen olfato y sapiencia futbolística ha llevado a Cordero a fichar jugadores de la talla de Ortuño, Aketxe, Alex, José Mari, Álvaro García, Garrido…y otros tantos que han dado un gran rendimiento en el conjunto amarillo. Por supuesto, y como todo director deportivo, Cordero ha tenido sus errores, pero seguramente los aciertos superan a los fallos con creces.

Más allá de lo que ha dado al Cádiz CF en forma de jugadores, Cordero se ha ido con el respaldo del vestuario, el entrenador, la cantera, la afición y los medios de comunicación. Diría incluso que con el respeto del presidente, Manuel Vizcaíno, que sabe que despide a un gran hombre de fútbol, aunque con su decisión parezca decir todo lo contrario.

Los motivos del despido del cartagenero son de sobra conocidos. Que ninguno de ellos sean deportivos y tengan que ver con su propio trabajo será el mejor aval de un Juan Carlos Cordero que se va como un hombre ‘top’ a nivel nacional y cuyo trabajo no se ha criticado.

Cordero huele a fútbol por los cuatro costados. Y lo ha demostrado con el respeto que tiene por el propio deporte y los protagonistas del mismo. Siempre ha tenido una palabra para los jugadores y el entrenador. Nunca ha querido protagonismo, ha trabajado en silencio y siempre por el bien del Cádiz CF. El murciano ha mediado cuando ha tenido que hacerlo e incluso ha intentado mantenerse al margen del permanente conflicto entre Pina y Vizcaíno que al final le ha sentenciado.

Evidentemente no se nos puede escapar con quien vino al Cádiz Cordero, pero como él mismo reconocía en sus despedida, “yo he sido un trabajador del Cádiz y me he debido al Cádiz”. Se va como un señor, con cariño al club y a la afición. Nunca ha rehuido una pregunta, nunca ha evitado una respuesta. Siempre ha sido claro y conciso. Se va un hombre de fútbol, porque seguramente ello junto al respeto por los demás sean claves en este bendito deporte y en la propia vida.

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