CÁDIZ CF

El fútbol, voluble e imprevisible

«Los equipos adquieren unas dinámicas positivas o negativas sin explícitos factores que las justifiquen»

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Salvi, en el partido ante La Hoya Lorca.
Salvi, en el partido ante La Hoya Lorca.

Uno de los aspectos que convierten al fútbol en un juego atractivo y singular, capaz de congregar la masiva atención de millones de aficionados, no es otro que la simpleza de su carácter, tan voluble como imprevisible. Un extraño bote del balón, una inusitada racha de viento, un despiste, una inesperada genialidad, cualquier circunstancia imprevista pueden cambiar el desarrollo y el resultado de un partido.

En ocasiones, en el transcurso de una misma temporada, los equipos adquieren unas dinámicas positivas o negativas sin explícitos factores que las justifiquen. Tanto es así que desde hace tres semanas venimos disfrutando del sorprendente resurgir de nuestro equipo y aún no existe consenso para identificar las causas que han propiciado tan buena nueva.

Todo comenzó tras un inopinado cambio de actitud de los jugadores amarillos durante la segunda parte frente a la Hoya Lorca, en la que se vieron con inferioridad numérica y en la que derrocharon un coraje, una fe y una tensión, no advertidas hasta entonces en lo que se llevaba de competición.

A pesar de las adversas circunstancias, aquel partido se empató y a punto se estuvo de conseguir la victoria.

Ese encuentro constituyó para el Cádiz CF su anhelado punto de inflexión, como bien demuestran las tres victorias consecutivas, obtenidas desde entonces. Pero no sólo los resultados constituyen motivo de alegría, también lo es el radical cambio en la imagen ofrecida, pues el equipo, liberado por fin de ataduras, emancipado de complejos y suelto de agarrotamientos, ha empezado a creer en sus propias posibilidades y a jugar un fútbol con cierta fluidez y cordura.

Si a ello se le añade que, tras múltiples probaturas, parece que se ha encontrado un once más o menos tipo, la esperanza de conseguir el objetivo del ascenso vuelve a encenderse con fuerza entre los sufridos seguidores. Meta sólo alcanzable si este ánimo y esta convicción mostradas por el equipo en los últimos compromisos permanecen inalterables durante la inminente y decisiva recta final del campeonato.

Porque el fútbol, tan voluble, imprevisible y aleatorio como es, seguro que nos tiene guardada este año una alegría final. Nos la debe.

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