OPINIÓN

Renueve ya, señor Cervera

El grado de mimetismo es tal que resulta una locura concebir un Cádiz CF sin este entrenador a los mandos

José María Aguilera

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Cervera, en el banquillo de Carranza

Es terco como una mula. Le falta mano izquierda. Raro. Excesivamente sincero en público, detonando las estrategias del propio club y estresando a un Vizcaíno al que vuelve loco. Difícil de llevar. Obsesivo. Explosivo (de ahí las expulsiones) pese a su carácter aparentemente tranquilo. Pónganle adjetivos. Pero dudo que haya un mejor entrenador para esta plantilla.  Perdón, es que ni lo dudo. El grado de mimetismo es tal que resulta una locura concebir un Cádiz CF sin Álvaro Cervera a los mandos. En estos tiempos líquidos e impersonales ha concebido un equipo de autor, como si los futbolistas danzaran al compás que marca con su varita, y esa sinfonía la ha compuesto con una destreza magistral.

El cuadro gaditano es líder con la sensación de que su crecimiento es sostenible y no ha tocado techo. Faltan incorporarse Jurado y Akapo, además de que Alejo, Choco y Nano Mesa vayan asimilando las directrices del ‘Gafa’ tras su tardía incorporación. Al míster le entregaron varias piezas de tela en julio, descosidas y descoordinadas, y ha confeccionado un traje de gala, a la espera de seguir cosiendo el frac de trabajo.

En cualquier otra casa no habría debate. Pero aquí se fuerza, sin desvelar la verdadera intención. Cervera acaba contrato el próximo mes de junio . Después de ascender al plantel a Segunda (y con ello posiblemente salvarlo de la quiebra); de jugar un ‘play off’ y quedarse a las puertas en las dos campañas siguientes… el técnico puede negociar a partir del 1 de enero con otro club. Y pretendientes no le faltan -no sólo es el más longevo, sino el preparador con mayor prestigio de esta categoría-.

El presidente asegura que Cervera se quedará en el Cádiz CF el tiempo que quiera (enésimo brindis al sol) y Cervera quiere. Pero contrato no hay. Apunta que no se renueva aún porque hay un partido cada semana (como toda la vida), pero en cambio amplía el del capitán Alberto Cifuentes (que no los entrena, pero los juega). Las dudas existían, y eran entendibles. Vizcaíno y su cuadrilla proyectan un club en Primera y las palabras y las maneras del míster no casaban con ese discurso. Pues cada victoria, cada paso al frente, cada gol en el último minuto, cada movimiento ofensivo desde el banquillo, son declaraciones encubiertas mostrando que esa ambición se demuestra sobre el césped, no ante los micrófonos.

Quizás sea cuestión de dinero. Si es por ello, Cervera vale un potosí. O sea una cuestión de confianza, de personalismos. Sería un error posponer la decisión para cuando la vida no pinte en amarillo, como ahora. Es verdad que se pueden escamotear algunos euros, o erigirse en protagonista, pero en fútbol las decisiones en frío, sensatas, sesudas, sin las ascuas ardiendo, evitan desgaste y a la larga producen efectos más positivos. Y si algo me pierdo y es verdad que depende sólo de él… ¡Renueve ya, señor Cervera!

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