CÁDIZ CF

Dani Güiza, ¿un riesgo necesario?

El fútbol es un negocio y al trabajador solo se le puede exigir ser profesional, pero esto es una apuesta al Todo o Nada

José María Aguilera
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Dani Güiza, con la camiseta del Cerro Porteño.
Dani Güiza, con la camiseta del Cerro Porteño.

Dani Güiza, a un paso del Cádiz CF. Si alguien quería animar el verano cadista ya lo ha conseguido, sin canciones ridículas y típicas de estas fechas estivales. Ha sido unir el nombre del jerezano al amarillo y a más de uno le han salido zarpullidos como reacción alérgica. Normal. Tanto desprecio en sus palabras y acciones (muchas sin publicar en medios), tantas pamplinas para congraciarse con sus paisanos y falsos amigos, al final le acaban pasando factura. Es el mejor ejemplo para recomendar que en esta vida es mejor no escupir para arriba porque luego te cae la ‘mortelá’ enterita.

El aficionado cadista anda sensible y un amplio sector (puede que mayoritario, pero esto no es Demoscopia) rechaza su contratación y hasta hace campaña para frenar el aterrizaje del ‘Gitano’ de Jerez.

En el Cádiz CF abren el paraguas para aguantar un chaparrón esperado, si bien la idea del club era presentarlo con las disculpas de Güiza, todo en un ‘pack’ para este minimizar, que no evitar, este agrio debate.

Lo siento, pero hace tiempo que desperté y entendí que el fútbol perdió su carácter romántico para ser, en esencia, un negocio. Con muchos condicionantes, pero un negocio. El capitalismo reina en esta sociedad y engulle todo aquello que genera ingresos. De Samitier a Figo, de Schuster a Luis Enrique, de cambios inesperados de camisetas y grandes enfados de la hinchada, hay historias a puñados.

El directivo, el entrenador, el jugador, es un trabajador como otro cualquiera que debe hacer bien su labor, de la forma más profesional, sin exigencias de amor a unos colores o besos al escudo. Solo le pido eso: goles, puntos y victorias. Lo demás queda para los aficionados, que pueden criticar, denunciar, alabar pero nunca ejercer de directores deportivos porque ellos luego no tendrán que rendir cuentas.

Y aquí es cuando yo me pregunto. El fichaje de Güiza ¿es un riesgo necesario? 35 años, en el ocaso de su carrera, castigado por las lesiones y la mala vida, con un carácter complicado que puede alterar el vestuario, pésimas influencias y un foco permanente sobre su persona. Parece una apuesta al Todo o Nada. Si Carranza disfruta de una quinta parte del mejor Güiza contará con el mejor delantero de largo de Segunda División B; es un atacante de élite mundial y la definición, su principal virtud, no se pierde. Pero como salga mal…

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