CÁDIZ CF

El final de los mercenarios del fútbol

Todo lo que está saliendo actualmente en los medios de comunicación es la punta del iceberg de las cloacas del balompié

Enrique Zarza

Manuel Vizcaíno y Quique Pina, ante los reporteros gráficos.

Hace ya 6 años que el bufete que represento fue contratado para defender los intereses de la mercantil Sinergy en el accionariado del Cádiz CF. En aquellos momentos no alcanzaba a imaginar la dimensión de la problemática social, jurídica y deportiva del asunto que estaba dando comienzo, ni la trascendencia de lo que el Cádiz CF representa y supone para los gaditanos, porque el cadista nace y lo es hasta la muerte, porque el Cádiz CF es el reflejo del sentimiento de todo un pueblo.

En Agaz nuestra especialización en derecho deportivo no es casual, ya que a los socios del bufete de abogados nos une la pasión por el deporte, y día a día intentamos transmitir a nuestros hijos los sanos valores de la competición. El respeto por tus compañeros y por los adversarios, el trabajo en equipo y el ‘fair play’ son algunos de esos valores esenciales que intentamos transmitirles y, a día de hoy, en nuestro trabajo como juristas compaginamos dichos valores con el máximo respeto por el código ético y deontológico de la abogacía española. Por todo ello, durante años venimos viviendo con perplejidad y asombro la trama de corrupción y actos ilícitos que se vienen desarrollando en el Cádiz CF.

Para entender el asunto que nos encomendaron hemos dedicado cientos de horas a analizar la historia y los movimientos económicos y societarios que ha vivido el Cádiz CF desde que, en 1995, Antonio Muñoz, bajo el lema ‘Salvemos al Cádiz’, lanzase una campaña pidiendo ayuda a los gaditanos para salvar al club de la quiebra. El pueblo de Cádiz respondió a su llamada haciendo miles de pequeñas aportaciones económicas que se encauzaron como una millonaria ampliación de capital.

La cuestión es que muchísimos de todos aquellos gaditanos que habían contribuido desinteresadamente a ayudar a su equipo jamás ejercieron los derechos de sus acciones en la junta general de accionistas, precisamente porque sus motivaciones nunca fueron empresariales ni económicas y todo aquel dinero donado desinteresadamente quedó en manos de unos pocos que lo gestionaron y se lo repartieron dando comienzo a un galimatías jurídico y societario que se ha venido arrastrando desde entonces.

En los últimos años, directivos de la entidad, abogados, economistas, notarios y administradores concursales han sucumbido a los encantos de la corrupción y facilitado la descapitalización de la entidad cadista y la alteración de la competición deportiva. Para ellos, el Cádiz CF no ha sido nunca un fin sino un mero instrumento a través del cual desarrollar su actividad.

¿No es un absurdo que Manolo Vizcaíno, sevillista confeso, sea presidente del Cádiz CF? ¿Cómo podía defender Quique Pina los intereses del Cádiz CF compitiendo contra el Granada CF, que él mismo presidía? ¿Por qué contrataba la administración concursal con la sociedad de Elena Pina, ‘Calambur S.L.’ a sabiendas de que el presidente del Granada CF estaba detrás y se vulneraban las reglas de la competición deportiva?

Manolo Vizcaino como administrador de la mercantil ‘Locos por el Balón, S. L.’ lideró ante el Consejo Superior de Deportes (CSD) la irregular obtención de una autorización administrativa para adquirir las acciones del Cádiz CF que había sido denegada por ser contraria la ley. ¿Cómo puede afectar todo esto al Cádiz CF? ¿Será el Cádiz CF responsable solidario de todos estos despropósitos y le afectará todo ello a su clasificación en la competición?

Lo que está apareciendo a día de hoy en la prensa es solo la parte visible del iceberg de las cloacas del fútbol. Un fútbol de testaferros, intereses económicos, maletines, amaños y sinvergonzonerías que era ‘vox populi’ en toda Cádiz y en toda España y que nadie ha querido ver, pese a las evidencias públicas y las denuncias de unos pocos que venimos desde hace tiempo implorando justicia, y que se respete y cumpla la legalidad.

Una cosa tengo clara, todos estos señores ni respetan el deporte ni están aquí por su amor al Cádiz CF. En mi opinión estos señores son mercenarios del futbol.

Y de otra cosa estoy seguro: cuando el barco empiece a zozobrar, todos ellos serán los primeros en saltar por la borda, ninguno esperará a que el barco se hunda y estoy convencido de que harán un llamamiento unísono a los gaditanos, a esos que cada domingo se dejan su dinero en las taquillas, que viajan acompañando a su equipo en los partidos fuera de casa, que visten las camisetas, compran las bufandas y que sufren con su club, para que vuelvan a salvar al Cádiz CF.

De momento, todos los juzgados y tribunales nos están dando la razón, no obstante, tendremos que seguir esperando hasta que la justicia ponga a todo el mundo en su sitio, porque “esto es Cádiz y aquí hay que mamar”.

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