Cádiz CF

Ya no solo es Güiza, ya es la persona

El jerezano es ese hermano mayor que le ha venido faltando al vestuario del Cádiz CF en los últimos años

Alfonso Carbonell
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Dani Güiza, ausente en El Rosal
Dani Güiza, ausente en El Rosal

No serán sus goles. Tampoco sus taconazos, sus controles, sus gestos de calidad, sus amagos, sus regates, sus disparos, sus remates. No solo es eso. Es muchísimo más. Infinitamente más. Es lo que el Cádiz CF lleva adoleciendo desde los años en que Jesuli Velázquez apretaba los dientes para echar un cable al compañero derrotado, o cuando Chico Linares se partía la cara en el campo para que no se la partieran al que hace menos de 24 horas se había cogido una melopea que no veas junto a él antes de un partido que se terminaba ganando por vergüenza. Dani Güiza ya no es sólo gol, ya no sólo es fútbol. Dani Güiza es compañerismo, solidaridad y responsabilidad con lo que ha firmado.

Estará actuando o no, que más da. El caso es que imprime un carácter y una motivación extra en sus compañeros que no está pagado. Güiza es ese hermano mayor de un vestuario que lo lleva pidiendo desde hace años. Güiza es el escudo protector de todos. Güiza es el primero en animar al compañero que no para de pifiarla (Aridane) y también es el primero en abroncar al que ha pecado de individualista (Salvi) a la hora de marcar y no querer ver la incorporación solitaria y para empujarla de otro (Fran Machado). Sus detractores, si aún es que quedan, deben estar callados y anotando lo que es un jugador de fútbol más allá de los goles que pueda marcar. Güiza es equipo. El jerezano habrá sido lo que habrá sido y habrá dicho lo que habrá dicho, pero a la camiseta del Cádiz CF le está sacando un brillo que más quisieran otros que se han ido a Segunda A después de haberse borrado en San Mamés de la peor forma. Es lógico que preocupe su estado físico, normal. Sin Güiza, este Cádiz CF no está capacitado para hacer lo que puede hacer si está el jerezano tirando del carro. Claudio no debe reservarlo. Todo lo contrario. Hacerlo jugar y si su cuerpo no aguanta, fichar en enero a alguien que le haga sombra. Aunque eso sea imposible.

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