Cádiz CF

Una derrota para la unidad

El Cádiz CF se conjura para levantar el vuelo en Liga tras unas semanas complicadas

Alfonso Carbonell

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Barral no seguirá en el Cádiz CF.

La familia cadista, desde su presidente al último socio querubín, está preocupada. No es para menos. Las cosas no están saliendo en Liga y últimamente hay miembros del equipo que no están remando como debieran. Porque no quieren, porque no pueden, porque no están a tope, porque andan despistados, porque andan enfadados o por lo que sea. Pero no todo el mundo está remando ni a la vez ni con el mismo esfuerzo y convicción. La guerra se comenzó a hacer desde diferentes trincheras y como es obvio eso no ha gustado nada al que lleva el timón. Es como si el divorcio entre los dos máximos dirigentes haya contagiado a un vestuario que en ningún momento tiene la excusa para poder hacer lo mismo.

De Oviedo a aquí ya ha pasado mucho tiempo y aunque las heridas de la sanción a Barral han quedado cerradas, las cosas no han mejorado en Liga. Es más, se han agravado con el paso de las jornadas y la concatenación de malos resultados. Aunque parezca mentira hace poco de dos meses, sí, en el vestuario amarillo se han abierto grietas que tanto el cuerpo técnico como los capitanes están haciendo todo lo posible por cerrar aunque ya se han dejado ver por fuera.

Pitos en Carranza

El pasado martes David Barral, al ser cambiado en la segunda parte ante el Betis, recibió pitos de parte de la afición que lo comienza a ver como un sospechoso. Su indisciplina en Oviedo, su posterior autoexpulsión ante el Numancia y el hecho de que ahora no esté rindiendo en el campo son motivos suficientes para que parte del graderío lo comience a ver como una manzana podrida dentro del cesto. Pero Barral no es el único. Jugadores como Abdullah, Brian, Perea, Aitor, Nico Hidalgo o Rubén Cruz no están dando todo lo que de ellos se espera y el respetable comienza a perder la paciencia con algunos jugadores tal y como ya ha pasado en Carranza con silbidos a Barral del pasado martes u ocurrió con Nico y Abdullah en el encuentro ante la Cultural Leonesa.

Puede que quienes se sientan señalados, como suele pasar cuando alguien se enfada por esto o por aquello, se vean con el respaldo de su razón. Pero la tengan o no, que no es el caso, eso poco importa ya. Ha habido charlas en el vestuario. Y reprimendas. Lógico. Siete partidos sin ganar es un hecho por el que no hay que repartir abrazos. Desde el cuerpo técnico se ha creído que todo estaba zanjado pero la realidad era otra y las dudas comenzaron a flotar en un ambiente enrarecido en el vestuario.

Pero todos son profesionales. Y todos, sin excepción, están comprometidos con arreglar la situación. Y lo que es más importante. Están convencidos de ello y, además, de hacerlo amparados en la unidad que nunca tuvo que resquebrajarse. Por eso, pelillos a la mar.

Decía Álvaro Cervera que el partido entre semana del pasado martes ante el Betis no había que tomárselo como una piedra en el camino y sí como una oportunidad. Y tenía razón. O al menos, lo que buscaba lo ha conseguido. El Cádiz CF salió aplaudido por su propia afición tras perder y consiguió uno de los objetivos: tenerla a su lado para el importante partido de este sábado ante el Rayo Vallecano. La entrega, por parte de todos, y la intensidad en los 90 minutos fue tal que hasta el propio entrenador cadista la aplaudió al término del encuentro alejándose de la dura rueda de prensa que protagonizó en la previa del encuentro y en la que puso en duda el compromiso de algunos jugadores 'acomodados' con una frase elocuente: "No es cuestión que poder sino de querer".

Y la afirmación tuvo su efecto. Porque los que se dieron por aludidos y situados en la diana, salieron. Es cierto que no salieron las cosas a jugadores como Barral o Romera pero la entrega de ambos estuvo fuera de toda duda. El juego del equipo, sin ser brillante, volvió a recordar al ese del 'adn'

Este mismo miércoles la primera plantilla al completo y sin directivos ha celebrado una comida de confraternidad para unir fuerzas. Nada que se no se pueda arreglar con una buena carne y un buen vino encima de una mesa a la que se sientan camaradas que defienden una misma causa. Los pupilos de Cervera son conscientes de que desde la unidad y el compañerismo todo debe salir mejor. Se ha hecho autocrítica y contrición, se han limado asperezas, se ha hablado desde la sensatez y la coherencia y cuando se hace desde la seriedad y el compromiso siempre sale fortalecido el bien común , que es el que siempre se ha buscado pese a que no lo debidamente unidos a como se han propuesto volver a estar para enderezar una nave que todos quieren levantar.

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