Cádiz CF

Real Oviedo y Cádiz CF; Jonathan Vila y Servando, el duelo en las trincheras

Dos fichajes veraniegos en los que se depositó la confianza defensiva

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Ambos son titulares indiscutibles y saben también lo que es jugar de mediocentro. Pero donde mejor se mueven y ordenan a su equipo es desde el centro de la defensa. El gallego Jonathan Vila (29 años) ha jugado 30 partidos, ha visto 3 tarjetas amarillas y ha marcado un gol. Por su parte, el isleño Servando (30 años) ha jugado 31 partidos, no ha marcado y ha visto 7 tarjetas amarillas a lo largo de la temporada.

Un isleño que vuelve a Oviedo con las ideas más claras

Con pasado oviedista, el central isleño llega al ‘play off’ como el jefe de una zaga en entredicho. Llegó al barrio de La Laguna dentro de un paquete que ponía Real Jaén.

Lo hizo junto a Fran Machado, Jona y Juanma Espinosa. Él era el defensa y, por así decirlo, lo menos granado de un grupo en el que se encontraba un exquisito mediapunta, un organizador y un matador del área. Por tanto, llegó sin hacer ruido y perdonando dinero con tal de poder defender la camiseta que siempre soñó vestir y que vistió, aunque fuese en el filial, su hermano Germán.

Servando Sánchez Barahona (San Fernando, 2 de junio de 1984) es la base de la actual columna vertebral del equipo de Claudio, que tiene en el isleño al defensa que fija los pilares de un equipo que construye Espinosa, perfila Machado y remata Jona.

Su temporada ha ido de menos a más. Esta sensación se ha notado tanto dentro como fuera, desde la grada. Porque Servando se inició en el Cádiz CF con timidez, casi que a la sombra del capitán Josete, pero a medida que iba avanzando el campeonato la figura del isleño ha ido creciendo tanto hasta parecer un gigante en comparación con Josete, a quien ahora (y no antes) parece mandar. Ha cambiado la voz de mando en una retaguardia que, pese a los palos que se ha llevado este año, tiene unos números para enmarcar.

Porque Servando también ha hablado cuando se ha ganado el derecho en el campo. Y lo ha hecho con prudencia pero con no menos autoridad. Levantó la voz para defender a la zaga, siempre tan vapuleada por las críticas esta temporada. «Aquí somos un equipo. Fallamos, atacamos y defendemos todos», respondió contrariado tras la debacle en Lucena, campo donde se le achacó a Ricky Alonso los dos goles encajados tras no entenderse bien con los defensas.

Servando jugará este domingo en un campo que él conoce bien. Allí fue anfitrión con 22 años cuando aún se formaba como jugador. Jugaba de mediocentro y alguna vez hasta de delantero. Ahora, ocho años después, aquel joven que marcó dos goles en el Tartiere vuelve como visitante, de amarillo y con las ideas mucho más claras: ascender.

El gallego que manda en la retaguardia asturiana

Procedente del Celta, equipo con el que se enfrentó a Messi en Primera, es la voz de mando en la trinchera asturiana. Se llama Jonathan Vila y llegó este verano al Oviedo para ascenderlo a Segunda A.

«En el vestuario se habla cuando acabamos el partido, las sensaciones con la gente están siendo increíbles. Estoy orgulloso de vestir esta camiseta. En León y en Valladolid, la gente se desplazó en momentos que no son fáciles. Agradecer a toda la afición lo que está haciendo. Nosotros vamos a intentar devolvérselo en el terreno de juego». Son palabras de Jonathan Vila (Porriño, 6 de marzo de 1986), un defensa central que llegó el pasado verano al Tartiere como el fichaje de relumbrón que no ha decepcionado.

Vila, tras estar medio año cedido en la liga israelí por el Celta, equipo donde se ha formado y con el que ha jugado en Primera División, llegó al Oviedo rechazando varias ofertas de clubes de superior categoría. Llegó al Principado casi deprimido después de una aventura en el Beitar de Jerusalén, donde apenas le dio tiempo a asentarse. Regresó a España aún con contrato con el club celtiña, con el que rescindió para firmar con el Oviedo de Carlos Slim. Y tras poco menos de un año puede decir, y dice, que ha acertado. Porque al joven jugador se le ve llevar la camiseta del cuadro carbayón con bastante orgullo. Comenzó la campaña titular en el eje de la defensa y de ahí no se ha movido salvo circunstancias en las que he adelantado su posición para cubrir alguna baja de Erice, el excadista que manda en la sala de máquinas oviedista.

Como central que es tiene una firme convicción de lo que supone el trabajo en equipo tal y como atestiguan sus palabras. «Al final esto es un trabajo de equipo y cuando se habla de goles en el ataque es más de lo mismo. Somos un bloque y empezamos a defender por el punta y en muchos partidos los contrarios no han tenido casi ocasiones», sostiene en unas declaraciones que firmaría su homólogo en el Cádiz.

Jonathan Vila tiene muchas virtudes y muchos ven en él un gran futuro. El juego aéreo y una cómoda salida de balón le han valido para destacar en un club, el oventense, por el que firmó una temporada con opción a otra en caso de ascenso. Orgulloso como es, seguro que querrá cumplirla.

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