CÁDIZ CF

Mágico González quiere volver a ponerse la camiseta del Cádiz CF en Carranza

El ídolo salvadoreño aparece vía telefónica en la Convención para mostrar su apoyo y asegurar que no viene porque no quiere meter presión a nadie

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Mágico González, el ídolo de la afición cadista.
Mágico González, el ídolo de la afición cadista.

Mágico González, el ídolo del cadismo, quiso estar en la I Convención Cadista de Medina Sidonia junto a aquellos que le mantienen como gran figura del Cádiz CF casi 25 años después. El astro salvadoreño, en su tierra natal, atendía la llamada de su buen amigo Hugo Vaca para conectar con su hinchada, a la que agradece «su perseverencia y paciencia con el equipo. Por eso tengo tanta confianza y creo en el Cádiz CF», apuntaba con rotundidad vía telefónica.

Apenas unas horas después de celebrar su 57 cumpleaños, Mágico desprende felicidad, y ante los presentes confirmaba «un anhelo, una ilusión: tenemos que volver a vestir la camiseta amarilla y jugar en el Carranza. Aunque ya los centros no llegan al segundo palo… ni siquiera al primero», apuntaba en broma.

No obstante, es difícil saber si este deseo se hará realidad pronto. El club gaditano lo ha invitado para que venga al partido del ‘play off’ por el ascenso. No es la primera vez. Ya se intentó en la comida del Centenario (en 2010), y en otras ocasiones. El exfutbolista amarillo señala que «no me gusta meter presión ni a los jugadores ni a los que están trabajando para que el equipo vuelva por sus fueros».

Mágico participó de esta manera en la tertulia de exjugadores, pero no fue el único que animó a los cadistas desde el extranjero. Futbolistas como Carlos Caballero (en Grecia), Fragoso, Armando, Toedtli, Fleurquin (en Uruguay), Jose González (en Pekín), Cifuentes y muchos más.

Cuatro generaciones

En la mesa se sentaron cuatro exjugadores de generaciones distintas: Juanito Mariana, Manolín Bueno, Pepe Mejías y Enrique Ortiz. Los dos primeros contaron sus inicios en este mundo del fútbol, con anécdotas sumamente graciosas. Juanito recordaba que «a mí me tocó vivir la peor época, de hambruna, donde no se ganaba dinero. Pero nos llevábamos muy bien menos los jueves, cuando jugaban en el entrenamiento los titulares contra ‘el carro del pescao’ y entonces ahí nos dábamos leña», comentaba entre risas.

El debate se centró en la necesidad de formar un buen grupo de compañeros e incluso amigos en el vestuario para conseguir objetivos. «Después de la sesión íbamos todos a tomarnos una cerveza, que el zumo de cebada es el mejor reconstituyente para el futbolista», recuerda Mejías.

«Ahora es muy difícil porque el Cádiz cambia 25 jugadores cada año. Y muchas veces el futbolista deja de ser persona, se convierte en alguien altivo y soberbio y esa falta de humildad le impide tener buena sintonía con el resto», apuntaba Enrique. Y Manolín sentenciaba. «Es clave que los jugadores vivan en Cádiz, en esta ciudad, y si fallan en algún partido que se lleven un tironcito de orejas, que nunca viene mal».

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