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La guerra entre Vizcaíno y Pina llega al terreno de juego

Carlos Calvo y Tomás siguen sin poder entrenar en sus nuevos destinos, a la espera de que el presidente del Granada firme la rescisión del madrileño

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Carlos Calvo, junto al abogado Martín José García Marcihal, firmando su contrato con el Cádiz CF, una imagen que molestó a Pina.
Carlos Calvo, junto al abogado Martín José García Marcihal, firmando su contrato con el Cádiz CF, una imagen que molestó a Pina.

La guerra entre Manuel Vizcaíno y Quique Pina se recrudece y escoge ahora un nuevo campo de batalla. Hasta ahora, había quedado en cruces de acusaciones a través de los medios de comunicación y en pataditas debajo de la mesa en cuestiones institucionales. Sin embargo, el enfrentamiento ha subido de tono y ahora afecta a dos empleados que no pueden ejercer su trabajo hasta que ambos dirigentes se pongan de acuerdo en nimiedades.

Carlos Calvo y Tomás Sánchez están sufriendo en primera persona este conflicto que ni les va ni les viene. Las operaciones no están ligadas más que en los destinos, pues el primero llega a Cádiz y el segundo parte hacia Granada. Pero de momento están en su casa a la espera de recibir una llamada que desbloquee la operación.

A principios de semana todo parecía sencillo, porque está todo pactado, pero ya es viernes y el tiempo se agota. El próximo lunes expira el plazo de apertura del mercado invernal.

El origen se encuentra en el fichaje de Calvo. Cádiz CF, Huesca y Granada alcanzaban un pacto verbal hace más de diez días. El club oscense, donde estaba cedido, daba el ok a su salida; por su parte, el granadinista aceptaba de buen grado, que el madrileño pidiera la carta de libertad pues renuncia al año de contrato que le queda en una entidad donde no tiene hueco alguno.

Pero a Pina le han tenido que molestar mucho las formas de Manuel Vizcaíno porque ha congelado el traspaso en el último paso. Calvo firmaba el domingo su nuevo contrato a expensas de que el Granada rubricara la rescisión. El Cádiz CF anunció su fichaje e incluso que lo presentaría el martes, antes de concluir todo el protocolo, y se ha topado con la oposición inesperada del murciano, que se niega a firmar.

Aparte del perjuicio al mediapunta, que ya estuvo en El Rosal con sus compañeros aunque sin poder entrenar, esta guerra tiene otro efecto colateral. Tomás iba a salir cedido al Granada durante el próximo año y medio, con una opción de compra para el club nazarí. Metafóricamente, tiene las maletas hechas en su puerta. Pero el Cádiz CF ha contraatacado: o el Granada firma lo de Calvo o se queda sin Tomás. Suena a infantilada, a riña de guardería, pero es que es así.

Lo lógico, que no siempre se cumple en la vida y menos en el fútbol, es que impere el sentido común y ambas partes alcancen un acuerdo. Ya han perdido un tiempo precioso, y es que nadie piensa en los jugadores. Empleados que no pueden ejercer su trabajo. Si finalmente se rompen estas negociaciones, sería otro palo en la rueda en una relación fracturada que no parece se pueda arreglar.

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