Cádiz CF

Deportivo-Cádiz CF (1-0) A ciegas y con goteras

El líder vuelve a tropezar evidenciando que se ha adentrado en un agujero negro del que espera salir cuanto antes

Alfonso Carbonell

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El líder anda a ciegas y para colmo en su barco comienza a haber goteras. Estos indicios son evidentes ya pero su entrenador ya se fue rumiando con ellos antes de fin de año. Concretamente, el día que los suyos fueron goleados en casa ante el Numancia. La cosa no mejoró en Ponferrada, donde se negoció un empate propio de los equipos que han perdido confianza en su 'punch', en su fe y en su creencia. Porque en El Toralín volvieron a mostrarse rasgos que se han vuelto a mostrar este domingo en Riazor. Este Cádiz CF actual, el del recién comenzado a 2020, ha perdido fe en la victoria y se ha acomodado en el papel de diplomático, ese que sale fuera de casa con la mentalidad de no perder apoyándose en el flaco consejo de ese colchón de puntos que se va desvaneciendo.

Esa postura acomodaticia le hizo perder dos puntos en dos minutos el pasad miércoles ante el Numancia y esa misma forma de ser le ha hecho caer en La Coruña poniendo en riesgo su liderato. El hambre ha desaparecido después de tanto polvorón y va haciendo hora de que se recupere cuanto antes si se quiere expulsar ya a los fantasmas que han vuelto a instalarse un año más en Carranza a comienzos de año. Este, con eliminación ante un 'segunda b' incluida...

Desde el primer momento fue el Deportivo el que tomó la batuta del partido aprovechando la inercia positiva que le ha hecho dejar de ser colista tras tres victorias consecutivas, dos con Fernando 'Potter' Vázquez al frente del equipo años después. Y así, era Aketxe el que en el primer minuto profundizaba con un balón que pudo haber creado más peligro si Sabin Merino llega a ver puerta ante la nutrida defensa amarilla.

Venía diciendo semanas atrás Cervera que su equipo echa en falta ese juego por banda del que tanto ha vivido y del que adolece desde la ausencia de Salvi. Sería por eso tal vez por lo que el primer acercamiento cadista fue por la banda zurda de Espino, que consiguió meter un gran centro a Nano Mesa que el canario no supo leer como debía.

Pasados los primeros diez minutos el Cádiz CF hizo valer su clasificación para bajarle los humos al Dépor y bastaron dos aproximaciones rápidas de los amarillos, una de Nano con un disparo frenado y otra de Garrido de cabeza, para que el guion del partido se templase. No es que con estas opciones de gol el Cádiz CF quisiera el balón, que no lo quería, pero sí al menos que frenó la ambición inicial de los gallegos, que arropados por su gente volvieron a llevar la iniciativa del encuentro.

Con dos falsos extremos, Nano y Perea, el Cádiz CF no encontraba la manera de entrar en el área rival con cierto peligro. Garrido, Edu Ramos y Álex movían y movían el balón de banda a banda apoyándose en Iza y Espino, dos cuasi extremos, para que estos buscasen con centros muy tímidos a Lozano o Nano Mesa, muy tapados por los centrales deportivistas.

Ambos equipos esperaban sin prisas a su rival y el respeto mutuo era lo que se imponía en un partido demasiado controlado por las pizarras de dos entrenadores de armas tomar. Y estando así las cosas, lo más normal es que se llegase al descanso sin goles en el marcador y sin un dominador claro.

A pesar de la incertidumbre, ambos entrenadores siguieron con sus mismos equipos en la prolongación aunque Cervera movió un poco sus fichas desplazando a la derecha Álex y metiendo arriba junto a Lozano al canario Nano Mesa, demasiado desubicado en la banda.

No encontró con dicho cambio lo deseado Cervera, que veía como era el Deportivo el que salió con las cosas más claras y quien con más criterio e intensidad se acercaba a los dominios de Cifuentes. Poco a poco, los minutos fueron haciendo su trabajo y comenzaron a aparecer los espacios entre las líneas de dos equipos que hasta ese momento se habían mostrado infranqueables. Este avance en el juego de los locales fueron agradecidos por la afición de Riazor, que comenzó a apretar a los suyos en la búsqueda de una victoria que podía olerse en la grada.

Un error en el despeje de Rhyner ante el pequeño Mollejo pudo costar muy caro al Cádiz CF si no es por la aparición providencial de Cala , que le arañaba el balón de las botas al jugador cedido por Atleti antes de que se presentase solo ante Cifuentes.

Encerrado y sin ideas el Cádiz CF, Cervera movía el banquillo y sacaba a Pombo para sentar al Choco Lozano y quitar de esta manera a ese hombre de referencia que tenían los tres centrales del Deportivo. Pero si el anterior cambio apenas lo notó el equipo, con este lo primero que se vio fue el gol del Depor después de que el aponés Gaku habilitará con un pase de oro a Sabin Merino que batía con facilidad a Cifuentes poniendo justicia en el marcador.

La respuesta de Cervera al gol local no fue otra que meter a Iván Alejo por Garrido para encontrar de una vez por todas esa profundidad por banda que nunca tuvo en el partido y que tanto deseaba antes de él. Y efectivamente, en apenas cinco minutos sobre el verde Alejo metió dos balones al área que no encontraron rematador. Así se llevó el Cádiz CF varios minutos en los que maniataba al Dépor pero sin tener un matador que contactara tantas llegadas de Alejo, Pombo o Perea. Y es que Nano Mesa, rodeado de defensores, apenas suponía una gota en el desierto imposible de sacar petróleo. El casi que lo saca fue Rhyner con un centro de Espino centrado que el suizo-peruano cabeceó fatal a las manos del meta local en un lance que los amarillos pidieron el VAR, penalti y lo que fuese con tal de conseguir algo más que esa gran ocasión perdida.

Tocaba y tocaba el Cádiz CF en la recta final asfixiando al Deportivo, refugiado en su campo y arropado por su afición. Pero los intentos del Cádiz CF no pasaban de eso. A los de Cervera la falta luz desde hace unas jornadas y solo con balones al área no consigue todo lo que antes llegaba por sí solo.

En pleno mercado invernal, a este Cádiz CF le falta luz y le sobra agua . Recibe goles como un equipo vulgar y le cuesta crear ocasiones una barbaridad. Antes de Navidad todos parecían ser válidos para todo pero habrá de nuevo que abrir el libro de los misterios para saber qué ocurre en un vestuario que se asoma al vértigo por el que ya se precipitó dos años atrás. Sin Cervera renovado y el equipo en crisis, ahora más que nunca es determinante mantener la calma aunque bajo la condición de que el equipo pegue ya un nuevo golpe de mesa. Y cuanto antes.

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