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Córdoba-Cádiz CF: Una planta más

El Cádiz CF, con la duda en la medular y un tridente bien afilado, desea seguir subiendo en su ascensor con una victoria a domicilio

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Aitor García y Carlos Calvo colocan la barrera durante el entrenamiento.
Aitor García y Carlos Calvo colocan la barrera durante el entrenamiento.

Siga subiendo, una planta más. El Cádiz CF se ha montado en un ascensor sin un destino marcado y del que hay que seguir abusando, aprovechando el impulso. El final señalado es la permanencia si bien la tabla desvela otra realidad que no se puede obviar.

Desde el fiasco de Vallecas a la contundente victoria sobre el Zaragoza distan nueve jornadas y un mundo de sensaciones. Amparadas en los números: una única derrota en nueve jornadas, el segundo mejor equipo como local, la mejor racha de toda la categoría, Ortuño en la pelea por el pichichi con nueve goles y un rosario de cifras positivas para ilustrar ese momento. Un abismo entre el Cádiz CF que recibía al Córdoba en la Copa del Rey y el que esta tarde visitará el Nuevo Arcángel.

Pero Cervera quiere más. Un punto de su manual de filosofía Cerveriana destaca que las rachas buenas hay que prolongarlas lo máximo posible antes de que llegue la mala, que llegará. Porque en su ley, cuanto más gana un equipo más cerca está de la derrota. El pesimista en un optimista informado.

Cervera es como esa hormiguita de la fábula que acumula provisiones para la época de carestía antes de nadar en la abundancia. Es consciente de que la clasificación es en cierto modo anecdótica, que son los puntos quienes marcan las diferencias, y el descenso está incluso más cerca que el ascenso. Restan por sumar algunos más de los ya cosechados y cuanto antes mejor en una categoría que no concede regalos ni en Navidad.

El míster se ajusta bien sus gafas de la suerte, ya propias de su icono, y observa con claridad el horizonte. El momento es tan magnífico que hasta la lesión de José Mari se da en el momento oportuno, con la sanción y un parón de tres semanas por festivo. Y hasta el Córdoba aparece como un rival propicio para mejorar unos números a domicilio lejos de los registros en Carranza.

Un gallo desplumado

El conjunto blanquiverde es un’gallito’ pero desplumado, aunque en cualquier instante puede volver a cacarear. El tiempo se agotó para José Luis Oltra, que no ha sabido reponerse a la pérdida de los goleadores Andone, Fidel y Xisco. Y su destitución ha causado el efecto deseado en el seno del club califal, con el revulsivo liderado por Carrión. Dos partidos, dos triunfos ante el Primera Málaga (Copa) y el Reus, con un soberbio Kieszek en la portería.

Aún así se mantiene el regustillo amargo en el Nuevo Arcángel, que sueña con otro ascenso tras el efímero paso por Primera y sus jugadores flirtean mientras con el descenso. El nuevo técnico, procedente del filial, ofrece bríos renovados y aires nuevos tanto para los denostados como para los chicos de la cantera, como ocurre con Javi Galán. Ahora le toca elegir entre el buen rendimiento de Edu Ramos en las últimas dos comparecencias o devolver el liderazgo a Luso en la medular.

Su secreto se ha basado en reforzar la medular. Y el Cádiz CF también ha crecido sobre esta superpoblación en el centro del campo. El fútbol son modas y el triple pivote se hace fuerte en cada escuadra. Cervera pierde al vértice más importante de su triángulo, el que no tiene recambio (José Mari), y se abren dos vías: utilizar a Eddy Silvestre como sustituto, junto a Garrido y Abdullah, o retrasar al francés y apostar por otro jugador en la mediapunta.

Un centro del campo rocoso, una defensa sólida. Eso es lo que necesita el tridente, perfectamente afilado como se demostró ante el Zaragoza. Álvaro, Salvi y sobre todo Ortuño están proporcionando a los amarillos el caudal ofensivo necesario para luchar por otros menesteres.

Un Cádiz CF que ilusiona. Prueba de ello es esa marea amarilla con destino a Córdoba, la primera gran marcha en la división de plata. Más de 1.500 cadistas apoyarán a sus pupilos para que se sientan como en Carranza, un fortín que no ha conseguido ser el Arcángel. Un desplazamiento como en las grandes tardes de esta entidad que se encuentra en el mejor momento de los últimos ocho años y no quiere bajarse de la nube. Ni del ascensor.

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