Cádiz CF

Claudio llegó a tiempo pero falló en la hora clave

El Cádiz CF comenzó titubeante la Liga pero con la llegada del técnico valenciano arrasó a sus rivales hasta rebasar al líder

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El cadismo podría recuperar la alegría el la Liga Adelante
El cadismo podría recuperar la alegría el la Liga Adelante

Cinco años, cinco imágenes. La afición asumiendo resignada el descenso a los infiernos en aquel extraño partido en Carranza ante el Numancia donde todos los rivales ganaron en sus compromisos. El batacazo en Anduva con un equipo amedrentado que nunca estuvo a la altura de su hinchada. Las lágrimas que inundaron el coliseo amarillo después de que Akinsola mandara a las nubes el penalti frente al Lugo. La ridícula celebración de la permanencia en Sanlúcar para culminar la temporada más nefasta de la historia. Y el enésimo golpe ahora en catalán con el africano vengándose y esfumando de un plumazo toda la euforia desbordada.

Un lustro. Ni regreso inmediato como con Javi Gracia ni la travesía en el desierto de los nueve años hasta el oasis del Juan Guedes.

Cuatro intentos fallidos en esta ocasión, y la promesa de Vizcaíno en Hospitalet. «Lo volveremos a intentar».

En este estadio arrancaba la campaña que tenía que devolver al equipo amarillo a la Liga de Fútbol Profesional. La primera decisión, en caliente, sería renovar a Antonio Calderón más por petición popular que por confianza absoluta de todas las partes. Un error del que más tarde se arrepentirían y que podrían solventar de forma dramática pero acertada.

Calderón sigue… de momento

En sus manos pondrían un elenco de excelentes futbolistas. Sobre la columna vertebral del recién descendido Jaén (Servando, Espinosa, Machado y Jona) se levantaría un bloque en el que destacaban sus dos delanteros, pues se convencía a Airam Cabrera para la causa y la competencia con el hondureño sería tremenda. Pina prestaba a Migue y Garrido, y los Locos por el balón marcaban el objetivo, sin ambages: el ascenso de categoría.

Desde el inicio aparecían los problemas. Parte de la grada repudiaba a su técnico, al que le pesaban sus antecedentes fallidos y sus enemigos dentro de casa. El entrenador no daba con la tecla y su partitura variaba continuamente. Se sentía incapaz de juntar a los dos arietes, las estrellas del proyecto, y el motor no arrancaba mientras que el UCAM Murcia volaba. Más que sensaciones, le fallaron los resultados. Al caer en La Línea (segunda derrota tras perder en la Vieja Condomina) el líder se marchaba a ocho puntos y el presidente decidía cortar por lo sano, aunque rodara la cabeza de un cadista auténtico.

Entonces… todo cambió. De la noche a la mañana. Vizcaíno, Cordero y sus asesores (el mismo ‘presi’ reconoce que no da un paso sin consultar con Quique Pina) pusieron el proyecto en sus manos de un perfil radicalmente opuesto al de Calderón. Sin vinculación alguna con el Cádiz, sin raíces gaditanas y, lo que parece más importante por estos lares, sin ataduras de ningún tipo con ese maldito entorno que todo lo vicia. Como Javi Gracia, o como Raúl Agné. Por tanto, la apuesta de Vizcaíno por Claudio Barragán no dejaba de ser valiente. El ‘presi’ lo tenía claro. «Calderón nos iba a llevar al ‘play off’, pero este año eso no nos vale. Necesitamos ser primeros».

Llega Claudio Barragán

Y acertó de lleno. Pero no sería fácil, aunque sí lo haya parecido durante la temporada regular. Por delante quedaban seis meses y ocho puntos que recuperar. La remontada comenzó tan pronto Claudio se enfundaba el chándal del equipo amarillo.

Tres victorias consecutivas llevaban, de entrada, la tranquilidad a la afición antes de la Navidad, pese a ese primer tropiezo en Villanueva de la Serena en el último partido de 2014. Más que esa cómoda victoria en casa ante el Lucena, lo que verdaderamente transmitió serenidad y confianza fue ese 1-3 en Cartagena –entonces un ‘gallito’– conseguido de una forma ordenada y con jerarquía, con galones y autoridad.

Y algo más importante, esas victorias consecutivas volvían a unir al cadismo, que se encontraba dividido en cada partido en Carranza, donde ya no se escuchan esos pitos que evidenciaban una ruptura en el seno de un equipo atrapado entre las tinieblas de Segunda B.

Pasó Navidad y el equipo volvió a lo mismo. Puso la directa hacia el liderato y cada imagen que daba el plantel aportaba credibilidad al trabajo que se hacía en El Rosal. Las victorias trabajadas en los campos de Betis B, La Roda o Granada B, los triunfos casi que por castigo en Carranza ante Marbella, unido a los continuos pinchazos de un UCAMMurcia que se desinflaba fueron haciendo ver en la afición fácil lo difícil.

Tres exámenes finales

Pero antes de superar al conjunto universitario hubo que pasar dos exámenes en casa ante los que se denominaban los ‘cocos’, Jaén y UCAM. Y se pasaron. Por la mínima, pero se pasaron. Y con bajas importantes, algo que el equipo de Claudio siempre ha sabido superar durante la campaña regular y en la llanura del Grupo IV, sin importar ninguna de ellas, ni tan siquiera las de sus dos goleadores, Airam y Jona, que vieron como sus compañeros pasaban por encima del Cacereño en el siempre difícil Príncipe Felipe (0-3) sin la presencia de ninguno de ellos.

Con el liderato ya en el bolsillo, el objetivo pasó a ser conservarlo. Y no solo lo hicieron sino que la distancia con el UCAM, que siguió pifiándola, fue a más. Una señal evidente de lo blando de un grupito cuarto que se pasaría factura en el futuro ‘play off’. Buena cuenta de ello sería el último verdugo del Cádiz CF, un Athletic B que lo fue explicando, uno a uno, a Villanovense, UCAM y Cádiz CF.

Poco a poco, y aunque el humilde discurso del ‘partido a partido’ no abandonó nunca el vestuario, se comenzó a preparar el ‘play off’ de campeones. Hasta que llegó. Como llegó la grave lesión que sacaba del combate en el peor momento posible a uno de los pesos pesados del vestuario y clave en el once, Andrés Sánchez. Otro obstáculo, otra miseria más en el peor momento posible. Pero esta vez, los rivales del ‘ply off’ no eran los del Grupo IV…

La filosofía: «Para ser grandes tenemos que correr como un chico»

Claudio ordena a su equipo desde la banda.

En las primeras palabras de Claudio como cadista se encerraba la filosofía que ha primado desde su aterrizaje el 24 de noviembre. «Para ser grandes tenemos que correr como un chico». Su Cádiz CF tenía calidad pero con Calderón no jugaba con la máxima tensión durante todo el encuentro. Eso cambio. El producto, números de escándalo: siete victorias consecutivas, récord de imbatibilidad, el mejor equipo en la segunda vuelta, casi imbatible en Carranza , muchas goleadas con la puerta a cero… y siempre, bajo esta máxima.

El ‘play off’, de la pifia en Carranza ante el Oviedo a la desidia en San Mamés

El palo ha sido tan duro como merecido. Y punto. Duela o no, este Cádiz no ha merecido subir. Cuando lo mereció, le entró el miedo. Y a su entrenador, las dudas. Después, todo fue ir a la deriva. Cuando se sacó la casta, el coraje y la vergüenza, ya era tarde. Muy tarde. El mal, qué pena, ya estaba hecho.

Eliminatoria de campeones

Oviedo 1-1 Cádiz/ Cádiz 0-1 Oviedo

Buen papel en el Tartiere; pésimo en Carranza

Posiblemente, los mejores minutos del Cádiz y, seguramente, con los que más ha disfrutado su afición en estos ‘play off’, transcurrieran en el Carlos Tartiere hasta que Cervero empató el encuentro con un cabezazo letal momentos después de que Servando estrellase una semivolea en la madera en lo que pudo ser el 0-2. Fueron los mejores momentos de fútbol de un Cádiz bien asentado en el campo y al que le comenzó a afectar los primeros cambios de Claudio con el 0-1 en el marcador. Con todo, e incluso con la expulsión (luego levantada por Competición) de Garrido, el empate se dio por bueno.

Todo fue distinto en la vuelta, donde Claudio se cegó con su 4-4-2 y un fútbol desastroso. El Oviedo, poco a poco, fue demostrando ser mejor equipo que el Cádiz y se impuso con un gol en un saque de esquina mal defendido por Tomás, que no volvería a jugar hasta el último partido. Fue el principio del fin.

Segundo ‘play off’ de ascenso

Hércules 2-1 Cádiz/ Cádiz 1-0 Hércules

El papel del árbitro, clave en una mala eliminatoria

Sin estar mal del todo en el inicio del partido en el Rico Pérez, el Cádiz nunca mostró superioridad, algo que aprovechó el Hércules para ponerse 2-0 en los primeros compases de un encuentor del que salió vivo el Cádiz tras un gol de Airam, previa falta de Josete a Chema, muy discutido por los locales.

En la vuelta, el Cádiz tuvo un inicio potable pero no llegó el gol hasta que el árbitro pitó penalti por un supuesto agarrón a Servando. Jona marcó y el cadismo no suspiró hasta ver un fallo tremendo de Portillo. Se pasó con más pena que gloria y no menos polémica.

Tercer ‘play off’ de ascenso

Athletic B 2-0 Cádiz/ Cádiz 1-1 Athletic B

La falta de actitud en Bilbao condena al cadismo

Sin duda, el ascenso no se fue en la vuelta ante el Oviedo en Carranza tal y como dijo Claudio al acabar el partido de vuelta ante el BilbaoAthletic. Puede que se fuese algo esa tarde, eso es obvio, pero donde verdaderamente se fue el ascenso fue en San Mamés. El partido que se marcó el once amarillo fue desastroso y la falta de actitud, asumida incluso por un entrenador que ha perdido credibilidad tras convertirse en un mar de dudas en pleno ‘play off’, fue inexplicable. La semana previa al encuentro explica muchas cosas y se da por seguro que no toda la concentración fue a parar al partido. Reuniones por las primas por el ascenso, ofertas de renovación formuladas en un momento nada afortunado… Sin duda, estos temas extradeportivos influyeron en un encuentro en el que el Cádiz recibió tan solo dos goles porque a la muchachada de Ziganda no le dio el físico para sentenciar más aún la eliminatoria. Para cuando apareció la vergüenza, el orgullo y la profesionalidad en el partido de vuelta en Carranza ya era demasiado tarde para arreglarlo.

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