Caras largas en los jugadores del Cádiz CF y gritos de ánimo de la afición

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Aprovechaban esta apertura unos 50 aficionados que acudían al Rosal con sus pancartas, papelillos e incluso alguna bengala por la que se le reprendió al hincha de turno. Nada de reproches ni insultos, como ocurriera el sábado tras la debacle de San Mamés. Todo lo contrario. La afición cree en su equipo y apoyará hasta el último instante para lograr el objetivo del ascenso a Segunda División.

Los futbolistas se sintieron respaldados. Todavía confían en ellos. Por eso durante el tiempo que transcurrió desde su llegada la grada hasta que los jugadores abandonaron el terreno de juego no cesaron de animar con gritos de ánimo y cánticos comunes en el Ramón de Carranza. Entre los más queridos Airam y Jona, envueltos en la polémica esta semana por sus declaraciones a Tenerife y Honduras.

También Kike Márquez, el último en marcharse del césped y quien fue señalado en San Mamés al ser sustituido a la media hora.

En cuanto a los jugadores del Cádiz CF, caras largas. Si hay ilusión por la remontada no se refleja en sus caras. Abatimiento, tristeza, nada de sonrisas. Les ha dolido el palo en Bilbao. Además, están molestos por todos los asuntos turbios de la semana, especialmente esas declaraciones que según ellos han sido sacadas de contexto.

Salvo Andrés Sánchez, Claudio tiene a todos sus futbolistas disponibles. Josete entrenó al margen de sus compañeros debido al golpe que le impidió jugar en San Mamés, pero simplemente por precaución. Asegura que el del domingo es el partido más importante de su vida y por supuesto que va a estar en Carranza.