Cádiz CF

Cádiz CF-Reus (0-0) Helados en casa

Los de Cervera no pudieron con la defensa catalana y se queda a las puertas de la victoria

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Aridane cuajó un gran partido.
Aridane cuajó un gran partido.

Frío helador en Carranza. Con agua y viento. Tarde poco apacible para un partido que se le enconó al Cádiz CF desde los primeros momentos. Poco reproche se le puede hacer a un equipo que salió con cabeza, atacó con criterio y acabó a pecho descubierto con tal de sumar una victoria que se le resiste. Ha cambiado la fortuna de lado parece, pero las sensaciones siguen siendo las de un conjunto que sigue creyendo en lo que hace. Hay momentos duros y el Cádiz CF se encuentra en uno de ellos pero a fe que está sabiendo mantenerse. Vendrán tiempos mejores. El sol siempre sale.

No es que el Cádiz CF saliese muy decidido en la presión, pero ante el titubeo de los centrales Ortuño y Rubén Cruz no tuvieron otra que achucharles en su área para que al final perdiesen la pelota en una mala entrega que acabó en los pies de Álvaro García.

El de Utrera profundizó con instinto para meter un pase de la muerte que inexplicablemente Ortuño marró rematando al muñeco. Era el minuto dos de partido y el Cádiz CF, sin quererlo, ya metía miedo. Dos minutos después fue Aridane el que la tuvo con su pie izquierdo tras un balón colgado al área por Salvi, pero el lanzamiento del melenudo se fue rozando el palo.

Pero el Reus despertó. Lo hizo con una genial jugada de Jorge Díaz, que se pegó la bola a su bota para adentrarse en el área del Cádiz CF. Aridane hizo su trabajo tapándole el disparo pero el atacante reusense vio la incorporación de su compañero Folch, que este sí disparño superando a Cifuentes pero no a Carpio que desvió a córner cuando Carranza ya se temía el 0-1.

Avisados ambos equipos, la cosa se calmó un rato. El Reus, fiel al estilo de su entrenador, tocaba y tocaba en su parcela mientras el Cádiz CF le esperaba en la suya. Sin prisas y con el recuerdo de Getafe en la mente, los de Cervera presionaban en el centro del campo sin darse cuenta, probablemente, que el Reus se iba haciendo paulatinamente con el control del juego. Los catalanes, a la chita callando, se acercaban a los dominios de Cifuentes con cierta frecuencia y si no era por Aridane, Carpio o Servando el asunto se hubiera complicado.

El Reus seguía a lo suyo. Tocar, tocar, tocar. Y el Cádiz CF, a lo suyo también. Esperar, esperar, esperar. Y la grada, a lo suyo. Pitar, pitar y pitar ante la incredulidad de estar viendo algo parecido a una partida de ajedrez entre Natxo González y Álvaro Cervera. El uno le decía al otro que viniera, el otro le decía que nones. El resultado era un monólogo reusense aunque sin acercarse al área de Cifuentes. Que la guerra se declarase era cuestión de tiempo.

Y a la media hora, el Cádiz CF la declaró. Se cansó de esperar, avanzó líneas y fue a por el rival a su trinchera. Zafarrancho de combate en Carranza. Y claro, cuando se va uno a pecho descubierto, cualquier despiste, cualquier error en la entrega supone un gran riesgo. Abdullah falló un pase donde no se puede fallar y Jorge Díaz se hizo con un balón franco que llevó desde la medular al borde del área cadista donde fue derribado por Servando. Afortunadamente, el libre directo lanzado por Guzzo se estrelló con la barrera. Ya era tarde para sacar bandera blanca. Las hostilidades, por fin, habían hecho acto de presencia.

Al cinco minutos para el descanso se produjo de nuevo la conexión Alvarito-Ortuño, pero el disparo forzado del murciano se perdió tímidamente por la línea de fondo y cerca del palo de Édgar Badía, que ya comenzaba a impacientar al personal con pérdidas de tiempo a la hora de sacar.

Pudo haberse ido al descanso ganando el Cádiz CF si Salvi, tras una gran conducción de Ortuño desde el centro del campo, hubiera estado más fino de cara a puerta. El disparo del sanluqueño fue escupido por las manos de Édgar Badía y el rechace no llegó bien a Álvaro García, que tenía la caña preparada pero sin carnaza.

Y si ya había movido ficha Cervera a la media hora, bastó ver la salida al campo tras el descanso para confirmar que el Cádiz CF iba decididamente a por el partido. Ortuño y Rubén Cruz eran la punta de lanza de un equipo que se volcaría en busca del área rival desde el primer momento del segundo tiempo. Este empeño pudo dar su fruto si Salvi mete dentro de la portería un centro envenenado desde la otra banda de, como no, Alvarito. Ya eran muchas ocasiones falladas...

El segundo tiempo comenzó con el primero. Oportunidad va, oportunidad viene. La siguiente iba siendo un calco de la primera, pero cambiando el centrador. Brian metió un balón perfecto al segundo palo pero no encontró rematador. La banda izquierda del Cádiz CF comenzaba a sacar petróleo y el lateral Benito empezaba a perseguir las sombras de Brian y Alvarito.

Y sí, el partido había dado un vuelco. El Cádiz CF se hizo con la pelota y el Reus tuvo que correr detrás de ella. Los amarillos, conscientes del estado de gracia de Alvarito, comenzaban a buscarlo con asiduidad, pero el gol no llegaba. Ni el gol ni la continuidad en el mando del partido. Además, pasados esos primeros minutos de dominio, el Reus supo recomponerse y templó el choque.

Más con corazón que con cabeza, el Cádiz CF no tuvo otra que echarse al monte en busca de la victoria. La presión daba sus frutos pero entre Rubén, Ortuño y Álvaro García no se aclararon para terminar bien una jugada que debía haber sido el 1-0 de haberse gestionado mejor.

Carranza empujaba a su equipo, que con la salida de Aketxe buscaba más claridad en los metros finales. Salvi lo volvía a intentar tras recibir un pase atrás de Adullah pero otra vez el sanluqueño chutaba centrado y sin fuerza.

La fría tarde necesitaba de un revulsivo y Cervera se acordó de Aitor, que nada más entrar se colocó en la banda izquierda desplazando a la otra a Alvarito, que corre que se las pela en cualquiera de ellas como dejó demostrado con un carrerón que acabó en un centro pasado y recogido por el meta visitante.

Y Aitor la tuvo. Pero esta vez su rosca, tras quedarse el balón con una pizca de suerte, no encontró la escuadra y sí las manos del arquero. Como la tuvo Ortuño un ratito después tras un centro chut de libre directo de Aketxe, pero cabecear ese misil no era fácil ni para un robot.

Lo siguió intentando el Cádiz CF hasta el final pero definitivamente no era el día. Alvarito no se cansaba de subir las bandas pero sus pases siempre estuvieron bien tapados por la defensa tarraconense.

Los de Cervera se quedaron a las puertas de una victoria que era clave para expulsar la rabia que aún colea tras la derrota en Getafe. El Cádiz afronta dos salidas consecutivas y lo hace tras sumar solo un punto de los seis últimos disputados. Habrá que ganar ya. No queda otra si lo que se quiere es seguir soñando.

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