Cádiz CF

Cádiz CF-Rayo (1-1) Esto va a ser duro

El líder, huérfano sin los suyos, salva un punto ante un rival superior que pudo incluso perder el punto en los minutos finales

Alfonso Carbonell

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Esto va a ser duro, muy duro. El Cádiz CF, huérfano de su gente, afronta una recta final tan cegado de ideas como suele acostumbrar en estas jornadas finales y lo que es peor, sin el aliento de una grada que no sabe bien lo importante que es y ha sido en el éxito de una banda casi hecha jirones por un Rayo superior, con más calidad y frescura, pero sin la fe y esperanza de un líder que venderá muy, muy cara su piel. Tan cara que de momento no le ha puesto ni precio después de sumar un punto a diez del final y cuando iba firmando el primer tropiezo en once jornadas que serán un calvario para un equipo que nunca, jamás, ha tenido que caminar tan solo.

Eso sí, el líder sigue tan fuerte de moral en los peores momentos como siempre. Y eso, en este suplicio de final de Liga, es el arma más mortífera que tiene un Cádiz CF que sigue siendo capaz de levantarse cuando sus rivales le darían por muerto. Pero no será fácil. El Zaragoza puede decir lo mismo, y no lo será porque Huesca y Almería llaman a la puerta y esa presión, sin el influjo de Carranza, puede ser mortal de necesidad.

Después de tres meses 'metidos' en casa como quien dice, poco o nada se podía valorar el once sacado por el recién renovado Cervera, que sorprendía con la presencia en el once de Rhyner, Quezada o Nano Mesa en un equipo en el que también se encontraba por imperativo legal David Gil tras la sanción en Lugo de Cifuentes. El caso es que el once titular del Cádiz CF evidenciaba el terremoto que ha pasado por el país en forma de crisis sanitaria y, claro, hasta un hombre de ideas claras como Cervera se puede tambalear en sus principios, que eran los mismos pero con piezas sorprendentemente nuevas.

Todo es un mundo desconocido esto del futbol post-pandemia. Los bafles emitiendo sicofonías con cierto aire a cánticos de los Brigadas, ls gritos de los jugadores, las gradas tristemente vacías, el videomarcador emitiendo tuits de aficionados animando al equipo o el bello sonido del toque del balón de unos y otros. Y así, entre un marasmo de sensaciones insoportables, comenzaba un partido que el Cádiz CF encaraba con cierta valentía.

Conocedor Cervera del fútbol de posesión del Rayo de Paco Jémez, adelantó de inicio su presión al área rival para buscar la salida en largo de balón de un equipo acostumbrado a rasear la bola. Esa era la firma intención del Cádiz CF que pese a su arranque inicial veía como en el minuto 3, y tras una jugada trenzada, Advincula lo intentaba desde el borde del área mandando el balón alto y desviado.

Con los datos en la mano, el trencilla de la contienda, el vasco Sagues Oscoz es caserillo, pero poco o nada importa eso cuando la presión la marca el volumen de un megáfono. Centrado en el fútbol, el Cádiz CF comenzó a entregarle el balón poco a poco al Rayo una vez pasado el primer cuarto de hora. Ya saben, esa vieja técnica de un Cervera que confía en seguir estirándola hasta llevar al equipo a las Puertas de Tierra, o donde sea que se celebre algo en este nuevo mundo.

Pasaban los minutos y era el Rayo el que más se presentaba en campo contrario sin que esto enturbiara la paz de Cervera, que veía con cierta tranquilidad como se iba cumpliendo el guion trenzado. Sobre todo cuando Nano Mesa protagonizaba la primera galopada en una contra que no acabó con final feliz para el canario, que fue parado por el central Catena. La respuesta vallecana no se hizo esperar y fue el ex del Cádiz CF, Alvarito, el que probaba fortuna con un zurdazo cruzado que se fue desviado del arco bien defendido en las primeras acciones a balón parado por David Gil.

No se había llegado a la media hora de partido cuando de nuevo Alvarito forzaba un saque de esquina con un disparo que buscaba la cepa del palo del cada vez más atacado David Gil.

El Covid-19 trae los tiempos muertos

Se dijo que para el calor, los árbitros podrían detener los encuentros para beber agua y que los jugadores se refrescasen pero puestos a cambiar el fútbol más aún ya parecen haberse validados los tiempos muertos para ambos entrenadores una vez el encuentro llega a su media hora. La noche gaditana refrescaba y el único agua que se bebió fue el de Cervera tras su agitada charla técnica con los suyos, que volvían al campo con la misma mentalidad mientras que el Rayo seguía a lo suyo, y lo suyo no era más que seguir arrinconando al Cádiz CF.

Pero esto ya se sabe que tiene truco y ese no era otro que lo que pasó tras un robo de balón en campo propio de Perea, que lanzó un contragolpe en asociación con Álex para que el madrileño abriera más a Salvi, que disparó a puerta rechazando el balón en un defensa y cayendo muerto en el corazón del área por donde llegaba Perea, que de no ser por la oportuna intervención de Catena hubiera adelantado al Cádiz CF con un disparo franco y fuerte a gol. Las cosas no estaban ni peor ni mejor que antes pero con la imagen en la retina de los cadistas de haber visto esta película unas cuantas veces.

El primer tiempo moría con la mala noticia de la lesión de Luismi Quezada . La mala suerte se cebaba con el lateral y dejaba su sitio a Fali, que se colocaba como central diestro moviendo las fichas hacia su izquierda. Esto es, Cala de perfil zurdo y Rhyner (ante la ausencia por molestias de Espino) como carrilero zurdo.

No estaban mal las cosas del todo para el Cádiz CF pero el imprevisto de Quezada en la banda izquierda hizo que Cervera recompusiera ese carril sacando del partido a Perea para meter a Alejo, que se posicionó en la derecha para dejar a Salvi en la izquierda con la idea de echar un cable en defensa a Rhyner. Y arriba Cervera refrescaba el ataque sentando a Mesa y dando su sitio al Choco Lozano.

Al igual que en el primer tiempo, el Cádiz CF comenzó la reanudación intentando llevar la voz cantante siendo el Rayo el que fiaba todo a su contragolpe. Y bien que lo hicieron los madrileños, que se adelantaban en el marcador tras un robo de balón que propició una internada bien llevada por Trejo , que él solito, y sin que nadie incomprensiblemente le hiciera falta, se recorrió desde el centro del campo a la cocina para fusilar a David Gil y batirlo tras un primer escollo sorteado no sin suerte.

El gol rayista cambiaba las tornas y no le quedaba otra al Cádiz CF que ir a por el partido desde el control, y claro, esto no lo tiene muy entrenado el once amarillo, que en cuanto se sale de su linde, patina.

A Cervera ya no le quedaba otra que ir a por todas y cumplida la hora de partido retiraba al amonestado José Mari para meter fuego con Álvaro Giménez mientras que su colega Jémez quitaba la velocidad de Alvarito para meter mesura de De Frutos y el gol de Juan Villar, que suplía a Qasmi.

Los cambios dejaban al Cádiz CF con una dupla atacante formada por Álvaro Giménez y Lozano, que a la media vuelta lo intentó yéndose el balón alto. Por contra, al Rayo se le veía cada vez más cómodo, aprovechando los espacios y oteando un plácido horizonte donde el excadista Juan Villar casi sentenciaba si no es por la parada de Gil.

La calidad de hombres como Trejo o el mismo Juan Villar brillaba con luz propia para lamento de un Cádiz CF que pasaba por sus peores momentos después de ver como otra vez David Gil salvaba a los suyos al despejar a córner un lanzamiento de Jony Montiel, que en apenas dos minutos en el campo revolucionó su ataque dejando tiritando a una deslucida y sobrepasada defensa del Cádiz CF.

Y como la cosa se había puesto de calidad, Cervera recordó que tiene al mejor jugador de Segunda, estado físico al margen, en su banquillo. Así fue como salía al verde Jurado con un cuarto de hora por delante y una nueva misión imposible a la que enfrentarse.

Las intenciones amarillas no eran malas del todo pero sí que desde luego eran intermitentes y poco viables. En esas era Alejo el que tiraba de un carro muy pesado para buscar en el primer palo desde su banda a Álvaro Giménez, que muy lento llegaba antes a contactar con Dimitrievski antes que con el balón. No estaría tan lento poco después, en el 81' de partido, cuando el el propio Iván Alejo aprovechaba un desajuste defensivo en el Rayo para asistir al actual pichichi de Segunda, que solo ante el portero no le tembló el pulso para acomodarse el balón y meterlo por el único hueco que le dejaba Dimitrievski para empatar las cosas cuando peor se habían puesto.

El empate daba alas al líder , que veía como se enfrentaba a los seis minutos de añadido con un jugador más tras la expulsión de Jony Montiel y poco después de que Alejo probara fortuna con un disparo que se iba desviado cuando buscaba la escuadra. Sería el pucelano el último que la tendría después de una genial asistencia, tras previo jugadón individual, de Lozano pero la buena idea de picarla ante la posición adelantada de Dimitrievski se quedaba corta. Y así, en manos del arquero rayista, acababa un partido que deja varias conclusiones. La primera, que esto del ascenso va a costar lo suyo. Que el Cádiz CF sufre en casa sin los suyos, pero que la banda sigue tan encorajinada y con la misma garra que siempre le hace salir de los peores atolladeros con la firmeza y determinación de un león.

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