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Cádiz CF-Nàstic de Tarragona: Mirada arriba y vista atrás

El Cádiz CF aspira a prolongar su excelente racha y amarrar el 'play off' de ascenso ante un Nàstic engañoso con la merma en la retaguardia

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Entrenamiento del Cádiz CF en el Rosal.
Entrenamiento del Cádiz CF en el Rosal.

El Cádiz CF mira hacia arriba pero a su vez echa la vista atrás. Obstinado, tozudo, se ha mantenido en la zona noble de la clasificación una vuelta completa y el golpe en la mesa de Alcorcón le ha catapultado tras cuatro semanas caminando de puntillas, de uno en uno, despacito. Un empuje tremendo en un momento crucial, donde las piernas pesan y es la cabeza la que debe tirar del carro.

Los pupilos de Cervera no sólo han recuperado la sonrisa (que en realidad nunca perdieron), sino que ahora luce con mayor esplendor en su rostro. A las cinco semanas sin perder se le une una confianza crucial para encarar este tramo final. Quedan seis fechas para concluir el campeonato regular y el míster ha encontrado el equilibrio perfecto en todas sus líneas, con futbolistas claves en un buen momento y la sensación de que se ha superado el bache sin apenas rozaduras.

José Mari y Garrido ya se imponen en la medular tras superar sus inoportunos problemas físicos, Aketxe es la pieza codiciada por el técnico para la mediapunta y un aval sensacional en la estrategia (uno de los tres mejores lanzadores de España, según Cervera) y las bandas regresan con brío y energía. Miel sobre hojuelas antes de la visita de un Nàstic de Tarragona que se ha sumido de nuevo en el descenso tras la debacle estrepitosa en el derbi con el Reus.

La trampa del rival

Pero esto tiene trampa. No todo va a ser tan fácil. El cuadro grana que dirige Alberto Merino se viene manejando bien como visitante, sin perder en sus últimas cinco salidas y con el empate en Getafe y las victorias en Lugo, Valladolid y Zaragoza. Una plantilla que cuenta en sus filas con un futbolista de la clase de Achille Emaná, que la pasada campaña batalló por el ascenso a Primera, se encuentra inmerso en esta indeseable lucha por la particularidad de esta categoría tan apretada. El peligro al descenso, más que acicate, es una presión que a nadie beneficia, que asfixia, que atenaza, pero ya es bien conocido de lo que es capaz un animal herido incluso en su último estertor.

Y a esta prueba de dificultad se le une un hándicap enorme. El Cádiz CF está de estreno y no precisamente por gusto. Un dato de récord. Hoy domingo (18 horas) puede presentar ante el Nàstic de Tarragona una defensa inédita... ¡con todos los suplentes de la retaguardia! Han ido cayendo como efecto dominó.

Aridane, Carpio y Brian Oliván se contagiaban del amarillo alfarero y veían la quinta amarilla en Alcorcón, y Sankaré sufre unas molestias en el muslo aunque ha entrado en la lista y sus sensaciones previas marcarán la participación. A su lado, los movimientos son claros: Malón y Luis Ruiz en los costados y Servando en el eje. Migue, a la espera de la evolución del senegalés. Como si se tratara de un choque de Copa del Rey en el que se apuesta por las rotaciones, el plantel renueva su defensa y el temor radica en la falta de automatismos. Nunca han jugado los cuatro juntos.

Deberán redoblar esfuerzos los dos hombres que han aportado solidez a la medular y sostienen al equipo: Garrido es el ancla y José Mari el termómetro de este Cádiz CF, y en este momento decisivo la escuadra se encuentra bien amarrada a puerto y en plena ebullición. Arriba, con Aketxe, Alvarito, Salvi y Ortuño, uno puede dormir tranquilo y hasta soñar.

Sin defensa y sin entrenador

Por perder, el Cádiz CF pierde hasta a su entrenador, tranquilo en teoría pero a quien se le calentó la boca y por suerte no insultó al árbitro sino ‘sólo’ a un jugador. Pero los catalanes también sufren la dureza de la temporada. En la enfermería continúan recuperándose Djetei, Cordero, Madinda y Ferrán Giner. Pero Merino cuenta con la baza de Emaná y la vuelta a Carranza de un viejo conocido. Manu Barreiro no dejó huella en la Tacita pero el espigado delantero se ha consolidado en la división de plata y es mucho mejor, pero mucho mejor, que el ‘flojete’ que vestía de amarillo.

Y como las alegrías, al igual que las penas, nunca vienen solas, el Oviedo se encargaba el viernes de ofrecerle una oportunidad dorada a los cadistas de acercarse casi definitivamente al ‘play off’. Una victoria aumentaría la brecha a siete puntos, con 15 por disputar. Al ritmo actual y con el bache ovetense se antoja suficiente. Ya el Cádiz CF se jugó un ‘play off’ con el Nàstic de Tarragona. Pero nada tienen que ver los dramas de antaño con las sonrisas del ahora.

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