Cádiz CF

Cádiz CF-Nástic (1-1): Ni para adelante ni para atrás

Los de Cervera no pueden con un Nástic que dio muchas facilidades en el primer tiempo pero que pudo llevarse la victoria en el segundo

Alfonso Carbonell

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Correa conduce el balón ante un rival del Nàstic.

Mal sabor de boca el que deja un partido que el Cádiz CF no fue capaz de ganar pese a las facilidades que le ha dado el Nàstic hasta que Luis Suárez empataba el gol de Álex, logrado de penalti, hoy poy hoy, la única fuente de recursos de cara a gol que tiene un Cádiz CF deslavazado, triste, anodino y aburrido. Los de Cervera sumaron un punto aunque pudo ser peor si en el último minuto Uche llega a acertar con un disparo ante Cifuentes cuando tenía todo para él. Sigue el C´diz CF en puestos peligrosos, como sigue Cervera en la picota. Este viernes, en Almendralejo, equipo y entrenador se la juegan.

No tenía otra el Cádiz CF que salir con decisión para, cuanto menos, decirle al Nàstic y a su afición que no tenía otra intención que sumar los tres puntos como fuese en un encuentro muy importante para no terminar de meterse en el fango al que le ha llevado aproximarse las últimas jornadas.

Ni tres minutos habían pasado cuando Manu Vallejo llevaba el susto al arco de Becerra con un centro pasado que se fue envenenando hasta tocar por encima del larguero. Era lo idóneo para activar a la grada, a la que poco había que decirle para que mostrase lo que es, una hinchada incondicional que fue a Carranza a animar sin 'peros' ningunos.

Más por corazón y fe que por fútbol, el Cádiz CF se apoderó de la situación sin más dilación. A los cinco minutos Matos metía un balón a la espalda de la defensa graba a Lecik para que el serbio, en posición ilegal,  marcase con una vaselina perfecta pero anulada. Hubiera sido fantástico para la confianza del ariete estrenarse como goleador del Cádiz CF en casa con esa obra de arte.

Seguía el Cádiz CF con el bastón de mando del partido y en esas que Álex abría a la banda de Agra con un espectacular pase para que el portugués no encontrase a Lekic por culpa de la presencia clave de Cadamuro.

Se gustaba por momentos el Cádiz CF ante la inoperancia de un Nàstic que vio como le anulaban un gol legal a Luis Suárez tras un buen pase filtrado de Uche. Lo que te quitan, te lo acaban dando porque si hace unas jornadas, y con 0-0 en el marcador, a Carrillo le anulaban un gol legal ante el Alcorcón, este domingo el ínclito Ais Reig le daba vida al Cádiz CF haciendo caso a un linier que perjudicó a los catalanes durante el primer tiempo.

Pasado ese susto, el Cadiz CF volvió a por su presa y lo hizo con lo que este año tiene que ser un arma letal: el balón parado. Porque de las botas de Aketxe salieron dos centros de córner, el primero a Edu Ramos, que fueron la antesala del penalti cometido por Djetei sobre Kecojevic por agarrón. Desde los once metros, Álex no perdonó y adelantaba justamente al Cádiz CF, si bien más por insistencia y demérito de su rival se por juego propiamente dicho.

El gol le dio mayor confianza al Cádiz CF, que se mostraba conjuntado y ordenado y sobre todo muy cómodo ante un equipo que por algo llegaba a Carranza en puestos de descenso.

Sin embargo, cuando mayor era el control amarillo llegó una acción que cambió por completo el guión del partido. El Nàstic metía un balón dentro del área cadista para que Sebas Coris controlase sin oposición alguna y metiera un pase al corazón del área donde Luis Suárez, con extrema calidad driblaba a Kecojevic para batir por bajo a Cifuentes consiguiendo poner las tablas en el marcador pasada la media hora de juego.

El tanto del empate motivó que el Nàstic comenzara a aparecer por el verde de Carranza y pasó a disfrutar de sus mejores momentos ante la incredulidad de una grada que solo se vino arriba con un disparo cruzado de Álex a cinco minutos del descanso.

Los miedos de uno y otro equipo comenzaba a evidenciarse en los primeros compases del segundo tiempo, donde tanto gaditanos como tarraconenses perdían la pelota con suma facilidad. Para colmo, a nadie le valía mucho el punto y el partido entraba en una fase de alternancias que se traducía en pitos en la grada de Carranza.

Tanta indecisión favorecía al Nàstic, que era de los dos el que más dominio tenía de la pelota para desencanto de la grada.

Estando las cosas como estaban Cervera cambió de marcha cambiando las bandas y dando entrada a Jairo y Salvi por Manu Vallejo y Agra a lo que la grada contestó con pitos a Cervera, por quitar al canterano, y a Salvi, porque no está siendo ni la sombra de lo que era.

Y lo primero que hizo Jairo fue internase por su banda para probar los guantes de Becerra, que mandó a córner. Aketxe volvió a centrarlo y Lekic casi sorprende con su testarazo. Otra vez el balón parado...

El encuentro se enfrió un tanto hasta que Cervera decidió quitar a Aketxe para meter a Barco buscando el todo o nada con dos delanteros. Mientras tanto, el Nàstic perdía a su mejor hombre, Luis Suárez, que dejaba su sitio al excadista Manu Barreiro dadno mucha tranquilidad a una zaga cadista que respiraba sin el sudamericano de 20 años.

A falta de veinte minutos para el final parecía el Cádiz CF más bien plantado y volcando todo su ataque por la banda izquierda del debutante Jairo, si bien, ninguna jugada lleva el peligro deseado.

Es complicado jugar trenzado y con cierto orden cuando de todo se apodera el nerviosismo y las prisas. Y eso es lo que le pasaba a un Cádiz CF que dejó de confiar en sus posibilidades entrenadas para pasar a basarse en el coraje y en la suerte. Ni enganchaba el equipo ni la grada veía nada apreciable como para engancharse. Tan solo Jairo era el único que lo intentaba con cierto criterio pero el canario era una voz en el desierto. Pese a ello, de sus carreras, y de las de Matos, los amarillos solo se acercaban a la portería grana a golpe de centros y alguna que otra internada de un Salvi en su misma línea descendente.

Ni Barco ni Lekic acertaban a rematar algunos de los centros que le llegaban a la desesperada y a la afición ya le costaba aguantar el murmullo que pasó a silbidos una vez que el árbitro señaló el camino a los vestuarios.

Pudo ser peor incluso porque en la última jugada del partido Uche, que recibía tras un cabezazo fallido de Edu Ramos, enviaba el balón a las manos de Cifuentes cuando ya Carranza se llevaba las manos a los ojos.

Feo ambiente el que dejó en Carranza un empate que no sabe a nada y que no resuelve en absoluto las dudas que se ciernen sobre un equipo de Cervera que deja muy viva la preocupación en torno a un juego que no termina de despegar y que, lo peor de todo, no da señales de poder hacerlo ya.

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