Cádiz CF

Cádiz CF-Málaga (0-1) No estaban tan sanos

Derrota del líder en Carranza en un partido donde presenta muchos de los males que los tres últimos resultados taparon

Alfonso Carbonell

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Nada mejor para saber el estado de su paciente que escuchar a su médico de familia. Da igual que presente rasgos esperanzadores días antes, da igual que lleve tres días de lujo, lo que importa, lo que importa de verdad, es lo que anda por dentro. Y el que sabe bien qué pasa ahí dentro ese es el doctor que día tras día respira junto a su paciente, le escucha respirar, le ve moverse y entonces, diagnostica. Por eso el pasado domingo apenas se entendieron las duras palabras que Cervera dedicó a su equipo, que poco antes acababa de ganar con relativa tranquilidad 1-2. El técnico se quejó de que habían concedido mucho y que en definitiva, habían ganado por la suerte. Como se sabe, ese encuentro llegó después de uno de honor ante el Zaragoza en el que bien pudo haberse perdido y de otro lastimero ante el colista Racing y que se ganó en el último suspiro con un gol de Cala que cambió la dinámica y la moral ausente de un equipo que sigue sin adaptarse al molde.

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La derrota de este domingo ante el Málaga confirma los malos presagios. Y esos indican que al equipo se le está agotando algo de gasolina y que ya no tiene la cabeza tan limpia. Los puntos les cuesta la vida ganarlos o tiene que sumarlos contra otros rivales más inferiores psicológicamente hablando. Aún queda un colchoncito importante pero de momento ya se han sumado a la lucha Zaragoza y Huesca, que se unen al Almería, que en dos semanas viene por aquí.

Y eso que la tarde comenzaba esperanzadora después de ver el once que perfilaba un Cervera que se quedó arriba tras el experimentó que probó en Las Palmas.

Si Lozano no marca y te traen al pichichi actual de la categoría lo más normal es que el entrenador de turno, en este caso Cervera, tire de lógica y ponga a jugar al que marcó 20 goles el curso pasado. Y como el Cervera de este año está tirando de una coherencia elemental, el Cádiz CF salió de salida con una dupla inédita por su novedad y por su marcado carácter ofensivo. Porque a Álvaro Giménez y a Malbasic le seguían por detrás dos cuchillos (Salvi y Perea), una cabeza pensante (Álex), una escoba (Garrido), dos valladares (Fali y Cala), un gigante (Cifuentes) y dos exploradores (Iza y Espino). En total. un once hambriento de fútbol y ávido por aprovechar estas nuevas ráfagas de viento que vienen de cola con la dirección ultrasónica de un ascenso que no puede escaparse.

Estaba Carranza que era un hervidero . Con ese sol que solo Cádiz lo sabe lucir como lo luce imperando en un estadio ansioso de llevar en volandas a un grupo de muchachos que quieren amarrar cuanto antes un sueño que  se lleva trabajando desde el pasado verano. Serían tan tremendas las ganas con las que salieron los pupilos de Cervera que el caso es que en los primeros cinco minutos se sucedieron dos imprecisiones en los pases (primero de Álex y después de Salvi) tras sendos robos de balón con los que se pudo ya haber sorprendido a la defensa malagueña.

Pasado ese primer y tímido arreón inicial, el Cádiz CF se relajó en las posiciones y comenzó a esperar en su campo al Málaga para seguir analizando a un rival al que ya vería como mejor hincarle el diente. Sesteó tanto el líder que incluso dio opciones al Málaga de estirarse, lo que aventó el run run del público que esperaba a un Cádiz CF más vehemente visto la alineación.

Lo que sí motivó ese despertar en la grada fue una especie de agitación en el Cádiz CF, que endureció su presión para incomodar al Málaga, si bien este conseguía sin apenas trabajo llevar con cierto peligro balones al área de Cifuentes que solían ser repelidos sin problemas por la retaguardia amarilla. La afición era consciente de que su equipo, como lleva prácticamente desde que empezó el año, comenzaba a encasquillarse, se reseteaba, se reactivaba una y otra vez pero como que sin fuerza, y claro, la fluidez no terminaba de aparecer en unas posesiones que se hacían lentas, inconexas y muchas sin criterio.

Avanzaba el encuentro sin que nada ocurriese y el respetable se inquietaba por momentos viendo que a diez minutos del descanso era el Málaga el que más hacía uso de la pelota, algo que no le preocupa en absoluto al Cádiz CF, que aprovechó una pérdida del rival para montar una contra que terminó con un centro de Salvi a Malbasic que el serbio remató alto y tras una falta que le costó una amarilla. Fue esta jugada la que sirvió de antesala para una siguiente contra muy bien llevada por el Cádiz CF y que se terminó con un disparo escorado de Salvi, que había sabido llegar al balón que Malbasic, aguantando a dos centrales, había dejado esperando a la carrera del sanluqueño.

No había dominador claro y el Cádiz CF seguía dando muchas facilidades defensivas, tantas que por poco se llega al descanso con 0-1 en el marcador si el colegiado no hubiera apreciado falta a Cifuentes de Adrián en un gol muy cantado por los hinchas malacitanos desperdigados por las gradas de tribuna y preferencia.

Cambios en el descanso

No puede decirse que el primer tiempo, aburrido como muchos, le hubiera disgustado a Cervera, que ya se sabe que esos partidos en los que no pasa nada son los que él mejor lee para lamento de los taquilleros. Pese a ello, el técnico cadista movió el banquillo en el descanso para dejar en la caseta a Malbasic y dar entrada a Edu Ramos para tratar de componer un poco un equipo que él mismo había desdibujado. De nuevo Álex pasaba a la mediapunta y se quedaba en la sala de máquinas dos hombres de contención para controlar esa zona del campo en la que durante la primera parte se concedió demasiado a juicio del entrenador del Cádiz CF. De la misma forma Nano Mesa entraba para dar el relevo a Álvaro Giménez.

Y mientras se acoplaba el equipo a la modificación técnica llegó una jugada que nadie se había percatado de ella hasta que el árbitro pidió la colaboración del VAR, que le chivaba una mano dentro del área de Espino y que se convirtió en un penalti convertido por Adrián.

El gol, como es obvio, no podía entenderse como una buena noticia pero sí al menos sirvió para inyectar algo de furia en la grada y coraje en el líder, que en apenas dos minutos volcó hacia la portería visitante la inclinación del campo. Y así, a base de rabia y lucha, Carranza se contagió hasta que el Cádiz CF fue capaz de encerrar en su campo a un Málaga que ahora sí fiaba todo a sus contras.

Un tremendo fallo de Fali en un pase en la medular pudo convertirse en la sentencia del Málaga de no ser por la aparición estelar de Iza, que desbarató un uno contra uno de Antoñín con Cifuentes. Hacían acto de presencia los nervios y la ansiedad y obviamente aparecían este tipo de errores. Ya se sabe, por aquello de las prisas...

Lo intentaba el Cádiz CF pero sin continuidad en el juego. Álex lo intentaba desde lejos para mantener la chispa de la grada pero las ocasiones decaían por momentos entre los gritos de cabreo del público con el árbitro, pero también con su equipo, que realmente desesperaba si se olvida el puesto en el que va en la clasificación. Mucho más sonido de viento sonaría al rato de una caída de Nano Mesa con un contrario que el árbitro canario Pulido Santana resolvió con tarjeta para su paisano por hacer el gesto de tirarse creando un clima de enfado general en una afición cansada ya un poco con todo.

Sin apenas ideas, los hombres de Cervera echaban en falta ahora a sus dos rematadores, que ahora estaban en el banquillo. Y sin apenas delanteros, era Iza el que pisaba área visitante para volear un balón que sacó a córner Munir. Se iba con todo al ataque el Cádiz CF subiendo los decibelios de Carranza en una recta final que se presentaba apasionante en busca de un empate que se veía hasta rentable.

A poco del descuento, Perea se marcó una jugada increíble en la que a medida que iba ganando metros se iba quitando rivales de encima, Finalmente, abrió a banda a Sañvi, que tras un pésimo control centró muy alto para que Nano Mesa no pudiera cabecear con fuerza. Sin apenas respirar llegó otra oportunidad pero en este caso el disparo potente desde dentro del área de Perea rechazaba en la tupida defensa malagueña.

Así, con Cifuentes en el área malagueña en su intento de cabecear un córner se llegó al final de un partido que ha vuelto a mostrar las carencias tapadas por tres jornadas en las que muchos pudieron pensar que se dejaba atrás la crisis de enero. Pero la cuestión es más seria. Los males siguen aquejando al líder, que ve ahora para colmo observa como se agita la zona noble a una semana de ir a Gijón, donde espera no tambalearse más de lo debido. De momento, lo que parece evidente es que el paciente no estaba tan sano como se pensó el entorno tras la victoria engañosa en Las Palmas. Queda tiempo para mejorar y al frente está el mejor doctor.

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