CÁDIZ CF

Cádiz CF-Deportivo de la Coruña (3-0): El Súper fue el Cádiz CF

El temible conjunto gallego sucumbe ante los amarillos, fieros, indómitos, con una pegada descomunal para acabar en 'play off' de ascenso

José María Aguilera

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El Cádiz CF despidió 2018 a lo grande.

El SúperDépor cae ante el HiperCádiz CF. Es tiempo de los héroes que no llevan capa sino calzonas, cuyo poder no reside más que en la fe, el compromiso y el espíritu de superación. Y visten del maldito amarillo, que se ríe del azar y el mal fario en el día de la Lotería de Navidad. El premio Gordo aparecía en la provincia en las primeras horas de la mañana y su influencia se sentía en Carranza a últimas horas de una noche apasionante.

Este Cádiz CF tiene las mil caras de su afición pero hay un rostro que lo define perfectamente sobre el césped. Es Manu Vallejo, un chico que hace pocos días lloraba en Tercera y ahora, como su equipo, tras renovar contrato e ilusiones, se pregunta dónde está el techo. ¿La permanencia? ¿En serio? Si este equipo por fútbol, por plantilla y por exigencia no está en condiciones de luchar por el ascenso...

El triunfo ante el Dépor es la confirmación del cambio de rumbo, de destino. Sin la estrella Salvi, sin el baluarte Sergio, este equipo no sólo no se resiente sino que doblega al titán de Segunda. Y merecidamente, aunque con resultado (3-0) pelín abultado. A la impagable labor colectiva y sobriedad defensiva se le unía la pegada tremenda. Lekic, Manu y hasta Carrillo acercaron Cádiz a Galicia. El dulce noviembre se prolonga hasta Navidad y desde Carranza el mensaje es nítido: este Cádiz CF no tiene freno.

Enorme inicio

El Cádiz CF se crece en las grandes citas. Milongas aparte de objetivos paupérrimos, estos futbolistas disfrutan mirando a los ojos a las reses bravas de la categoría. Reventaban a Las Palmas y merecieron mayor premio en Málaga. Ante el Dépor, esa ambición se prestaba al desafío . Atrás quedan los complejos, regalar el balón y atrincherarse atrás para lanzar el contragolpe. Este Cádiz 2.0 ha evolucionado y, especialmente en Carranza, hinca el diente bien arriba y somete al adversario en su propio terreno hasta asfixiarle en su primera línea.

La filosofía se puede poner en práctica por el excelente tono físico de los amarillos , amén de su actitud y compromiso. Álex lograba en esos minutos iniciales reparar en parte el ala sesgada por la ausencia de Salvi. Se consigue porque los locales se arman como un bloque, un todo, con Vallejo, Jairo, Lekic, Garrido y compañía moviéndose como las legiones romanas a la orden del César de Santa Isabel.

Esa exigencia brutal sometía a los gallegos, incómodos en territorio hostil. Cada zamarra blanquiazul se rodeaba de dos amarillas como si los cadistas se multiplicaran de manera antirreglamentaria. El Dépor tocaba muy lejos de la vista de Cifuentes y el Cádiz le hacía temblar en cada incursión. Un error en la salida de balón permitía que Jairo cabalgara sin oposición hasta servir un balón de oro a Lekic que ha recuperado el gol para los delanteros . Primer golpe al cuarto de hora.

El tanto ofrecía un respiro a ambos contendientes. El cuadro de Cervera reducía metros en la presión para reservar energías mientras los de Natxo González comenzaban a ganar terreno y a tomar riesgos. Su calidad empezaba a relucir en la Laguna. Con el toque y la circulación ya superaban líneas de presión y Borja Valle erraba la que no falló el Conde poco tiempo atrás.

Poco más. El descanso ofrecía oxígeno a un Cádiz CF que pagaba el esfuerzo inicial pero dejaba el partido donde quería. Una ventaja de un valor tremendo y en un momento clave.

Cádiz CF-Deportivo de la Coruña: Segunda parte

El míster deportivista retiraba del campo a Bergantiños para incluir a Krohn-Deli. Vaya con el Dépor. Pero ni por esas. Los amarillos recuperaban fuerzas en el tiempo de asueto y rondaban los dominios de Dani Giménez con centros y disparos de peligro. El orden superaba a un conjunto desconocido, carente de ideas para desmadejar la tela de araña cadista.

Los locales anestesiaban el choque. El paso del tiempo reflejaba el desgaste de un equipo que ya suspiraba por el final a media hora aún del desenlace. Los gallegos, con una falta de profundidad evidente, ganaban terreno metro a metro. Un remate fallido de Duarte se marchaba fuera y despertaba a una hinchada que insuflaba ánimos a sus ídolos.

Cervera tiraba a Vallejo a banda izquierda y a Jairo a pierna cambiada, con Álex en compañía de Lekic. Necesitaba velocidad y profundidad por banda para hacer daño por los costados. Recuperaba en el ecuador cierto control. Era el tiempo de los entrenadores, de la pizarra.

Cartabia besaba el césped y a continuación le seguía Dani Romera, el reivindicativo. Frescura para contrarrestar a un Dépor que comenzaba a despertar de su letargo, lenta y sigilosamente. El choque se comprimía y rápidamente se rompía al estirar la cuerda con un jalón.

Álex encontraba los espacios y taladraba al Dépor por diestra aprovechando la docilidad del carrilero. El madrileño aguantaba con potencia, con fuerza y con fe, hasta que aparecía Manu Vallejo como una exhalación para recoger el servicio y estamparlo contra las redes de Giménez . Un golazo de aúpa para festejar la renovación y la victoria. ¿Donde está el techo de este chaval que alcanza el cielo?

Cifuentes, siempre decisivo, sesgaba cualquier conato de réplica con un parador a Krohn-Deli que espantaba fantasmas. La fiesta era completa y todos se unían. Los amarillos terminan el 2018, desazonador durante muchos meses, en puestos de 'play off' de ascenso a Primera y tumbando al, posiblemente, mejor equipo de la categoría.

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