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Cádiz CF-Cartagena (2-0): El Cádiz se viste de campeón

El once de gala de Claudio ofrece su mejor rostro para agarrar el primer puesto

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Los jugadores festejan el campeonato junto a la afición.
Los jugadores festejan el campeonato junto a la afición.

El Cádiz CF recupera su fútbol. La alegría, la confianza, la sonrisa. Su lugar. En la cúspide de la clasificación, a falta de que la temporada le coloque en el altar que persigue con tanto ahínco desde hace ya un lustro. Esta campaña ha sido capaz de dar los pasos adecuados y en un camino menos plácido de lo que se descubre ahora ha alcanzado el destino deseado: CAMPEÓN del Grupo IV.

Virtual por una cuestión de ‘goal average’, pues los quisquillosos argumentarán que el UCAM aún puede ganarlo todo, el Cádiz CF perderlo, y además recortarle hasta 25 goles en tres partidos. Sí, claro. Da igual, si no lo afirman las matemáticas con la rotundidad de esta ciencia exacta, lo rubrican los propios futbolistas con una imagen y un juego y una actitud y una intensidad y un compromiso de eso… de CAMPEÓN.

El equipo amarillo se viste de líder para arrollar a un Cartagena que sería un juguete en manos de los pupilos de Claudio. Dominio apabullante de principio a fin, plasmado en el marcador con los goles de Machado y Jona, y victoria sin paliativos para convencer a los indecisos, ahora que comienza el periodo electoral. El campeón ya espera a su rival, con tres semanas por delante para concienciarse. Para forjar la llave que le lleve a Segunda.

El rotar se va a acabar. El mensaje de Lucena sonaba alto y claro, retumbaba, en el corazón amarillo. Pese a la marcha inmaculada del Cádiz de Claudio, la paciencia tiene un límite y para el míster se fijaba en tres partidos. Tres piscinazos, especialmente antipático el último, regaban los argumentos del sector crítico y obligaban al entrenador a apostar por ese once que todos los cadistas tienen en la cabeza.

El de Manises aspiraba a cerrar el campeonato con su alineación de gala, retirando al banquillo a Airam (el número 12 cuya titularidad dependerá del sistema) y con Mantecón como parche por la lesión de Rubio, que llegará muy apurado al ‘play off’.

El círculo se cierra y el 4-2-3-1 al que se tuvo que rendir Calderón parece la fórmula que utilizará Claudio en la gran cita. Machado en la mediapunta, con Villar y Kike a los costados y Jona de punta de lanza. El equipo se siente más cómodo, seguro, juega mejor y, aunque con el canario posee mayor pegada, las sensaciones son más positivas.

Y así se confirmaban en un excelente arranque, un magnífico ejemplo de juego asociativo muy visual para el espectador que disfruta con este deporte y no lo reduce todo a la pasión. Villar amedrentaba al barbilampiño Santiesteban y Kike le hacía un traje por la izquierda a Ceballos. Con Machado entre líneas, el Cádiz CF asomaba con facilidad por el área de Limones. Y Espinosa parece otro con su ‘compadre’ del Jaén sobre el terreno y Garrido guardando su espalda.

Las ocasiones se sucedían. De esas que no se han de perdonar en los días grandes. Villar cumplía con un perfecto cabezazo, estirando el cuello de goma, pero el colegiado anulaba su exquisitez. Kike rozaba los palos con dos disparos cruzados y Machado erraba con todo el marco para sí. Jona también se sumaba al festival, con oportunidades una tras otra.

La falta de efectividad se desmarcaba como único lunar. Por suerte para un Cartagena desaparecido en ataque, que apenas rebasaba la medular y que perdía a su central Tarantino por una lesión muscular al filo del descanso. Una tregua a la que se llegaba con el marcador aún intacto.

La tónica se mantenía exactamente igual en la reanudación, y ya exasperaba tanta ocasión fallada. Kike y Villar, pletóricos por su carril, rozaban continuamente el gol. Tenía que caer.

Una arrancada de furia de Servando, que casi se plantaba en el área, iniciaba la jugada esperada. Y los dos hombres que más necesitaban la alegría participaban en ella. El isleño abría a Mantecón, que conectaba un excelente centro el cual encontraba la testa de Machado para doblegar a Limones.

El gol, que llegaba mucho más tarde de lo merecido, hacía estallar Carranza: ¡Campeones, campeones! La hinchada lo tiene claro, más allá de lo que diga el ‘goal average’. Lo virtual se hace real en la Tacita, al ritmo de Me han dicho que el amarillo.

El Cartagena bajaba los brazos, con la moral por los suelos, y el cuadro gaditano lo remataba sin piedad. Un centro de Machado lo cabeceaba Jona a gol sin oposición.

Claudio entonces retornaba a las rotaciones, ya con los tres puntos en el zurrón y el campeonato en la mano. Navarrete, Migue García por izquierda y Airam Cabrera tomaban el césped. El resultado era contundente pero aún más la imagen de dominio sobre un Cartagena desconocido que de sus días de gloria solo guarda el nombre.

Sin duda que los amarillos no se encontrarán a un adversario así en ‘play off’, que ni Oviedo, Nástic o Huesca otorgarán tantas facilidades. Pero el equipo tiene una tremenda virtud: ante la llamada, siempre responde.

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