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Cacereño-Cádiz CF (0-3): Prueba superada, y con nota

El Cádiz CF rompe con autoridad la imbatibilidad del Cacereño

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Tomás, Hugo y Kike celebran el gol de la victoria ante el Cacereño la pasada temporada. La cita fue arbitrada por Villoria Linacero.
Tomás, Hugo y Kike celebran el gol de la victoria ante el Cacereño la pasada temporada. La cita fue arbitrada por Villoria Linacero.

El examen final será en mayo, pero cada semana el Cádiz CF se somete a un parcial. Y este domingo tenía una prueba dura, exigente, temible y con muchas circunstancias en contra. Aguardaba un Cacereño con números estratosféricos en su feudo, un Príncipe Felipe resistente al invasor desde octubre e imposible de asaltar para las hordas enemigas.

No encajaba goles y el plantel de Claudio se encajaba sin sus dos delanteros, Airam y Jona. Sin sus dos estrellas. Y sin Garrido, el indiscutible de este Cádiz CF porque no tiene un competidor natural. Con la presión de que el UCAM recibe al colista en su casa (luego acabaría palmando de forma sorprendente).

Pues el conjunto cadista giraba las velas para aprovechar ese viento en contra y así lanzarse hacia una nueva victoria que le permite reinar en los mares y despreocuparse de lo que venga por detrás.

Un triunfo con solvencia, tres puntos de líder incontestable. Golpeaba en primera instancia con un testarazo de Hugo y tumbaba al adversario con un disparo a placer de Villar entrada ya la segunda mitad. Migue ponía el tercero al final. Resistencia en las duras y autoridad en las maduras. Así es imposible que se escape el objetivo.

El Cádiz CF bajaba del bus en Cáceres regido por la famosa Ley de Murphy, la que sentencia que si algo puede salir mal, saldrá aún peor. Del debate continuo sobre si jugar con dos delanteros, o elegir entre uno de ellos, a perder de un plumazo a los dos arietes. Airam se caía del equipo al ver la quinta cartulina la pasada jornada y su ‘inseparable’ Jona le acompañaba con unas molestias inoportunas que le privaban de saltar al Príncipe Felipe cacereño.

Sin un 9 puro aunque con alternativas se presentaba el equipo de Claudio en territorio extremeño, menos irregular que siempre el césped, más fuerte que nunca el rival en su feudo. Respeto absoluto entre ambos contendientes si por ello se entiende el objetivo primordial de no correr riesgos. El gol debía llegar por mérito de uno y no por el demérito del otro.

Villar asumía su papel de referencia en ataque, con Hugo por derecha y Kike Márquez por izquierda, apoyando Machado de enganche. El duelo se iniciaba más movido de lo esperado, con un buen Valverde por derecha y replicando el cadista de Sanlúcar por el mismo carril con dos centros excelentes que nadie rubricaba como merecían.

El paso de los minutos mostraba a un Cacereño más pujante y a un Cádiz CF a la espera del contragolpe. Hugo, errático en el arranque, desperdiciaba por exceso de individualidad una jugada rápida a la espalda de los defensores. Ángel Marcos fijaba muy arriba su zaga y Claudio se apoyaba en la velocidad de sus puntas para desarbolar a un adversario bien plantado.

A la media hora Villar protagonizaba una de esas jugadas que suponen un punto de inflexión. El onubense se encontraba con la bola justo delante del portero y estrellaba su primer disparo en la madera; en el rechace, a la ‘remanguillé’, ni asomaba por portería.

Cuando todavía se lamentaba el cadista, echándose las manos a la cara, el torero de Sanlúcar tenía su día. Le tocaba una faena de campanillas. Kike Márquez punteaba con el exterior de su bota derecha, con el meñique, un saque de banda de Tomás y Hugo ‘cabeceaba’ con el hombro para romper la imbatibilidad de Vargas en la meta cacereña. Más de cuatro meses después, el arquero recogía el cuero del fondo de sus mallas y la mañana se teñía de amarillo.

El combate alcanzaba la tregua. El Cádiz CF marchaba a vestuarios con una amplia sonrisa. Los alumnos de Claudio se sobreponían a la ausencia de sus delanteros y a la dureza del contrario, al fallo garrafal de Villar, y firmaba un triunfo aún a medias con un genial Kike Márquez a los mandos.

El Cacereño entraba con más fuerza en el segundo asalto, ya volcado en la portería cadista. Tomás derribaba a Valverde en el área y el colegiado miraba hacia otro lado cuando le reclamaban el penalti. Un susto que alertaba a los amarillos, quienes rápidamente se armaban e imponían su autoridad en el centro del campo, ya con Machado campando a sus anchas y Villar rondando el gol.

Marcos movía pieza desde el banquillo, dando ocasión a Kofi y Piojo para que cambiaran el panorama. El Cádiz CF, con los lógicos apuros por la dificultad del choque, aguantaba bien desde Villar hasta Aulestia, seguro en el bote de una falta directa.

El conjunto gaditano tenía el asunto controlado. Faltaba dar la puntilla porque el resultado reflejaba una victoria mínima. Entonces, un balón largo de Villar lo convertía en oro la insistencia del gaditano Hugo, otra vez decisivo. Le robaba la cartera a Gonzalo, que lo tumbaba cuando encaraba al meta y el colegiado lo mandaba a la caseta al ser ocasión manifiesta de gol.

El partido se había trabajo, rumiado, masticado, y sólo quedaba zamparse el buen bocado. El Cádiz CF hincaba el diente en una extraña jugada. Migue García remataba desde la frontal, el balón golpeaba en Machado y quedaba franco para que Villar, que no se encontraba en fuera de juego pese a la primera impresión, anotara con tranquilidad el tanto de la sentencia.

Migue García redondeaba el choque marcando un gol tras el servicio de Mantecón. El Cádiz CF ya le saca seis puntos al UCAM Murcia.

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