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Bilbao Athlétic-Cádiz: Los leones muerden y dejan al Cádiz CF herido de muerte

Dos goles de Santamaría apuntillan a los amarillos, que aún así mantienen un hilo de vida tras el gran fiasco de la temporada

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Santamaría celebra el primer gol del Bilbao Athletic.
Santamaría celebra el primer gol del Bilbao Athletic.

Los leones se han pegado un festín con el Cádiz CF. Le han hincado el diente, se han cebado con sus sobras; han reducido a jirones la camiseta amarilla y han estado a punto de devorar el sueño del ascenso a Segunda División. Con dos dentelladas, después de haber jugado con el escudo de Hércules, han convertido al equipo amarillo en un amasijo de carne y sangre. Sí, perdonen la crudeza.

Al borde de la muerte, pero con un hilo de vida. Que cada cual se agarre a su versión. La descorazonadora, la que impide confiar en un cambio radical dentro de ocho días, pues es imposible que en tan poco tiempo se le olvide jugar a estas ‘joyitas’ rojiblancas y los cadistas aprendan con un manual de lectura rápida como jugar, como centrar, como marcar, como ganar; o la esperanzadora, esa que solo posee argumentos en el fútbol, donde se remonta un 0-3 y la noche trae lugar al amanecer antes de lo esperado, pero que no tiene más base que la fe ciega.

Al margen de lo que depare la eliminatoria, en el duelo de ida el Bilbao Athletic maltrataba a un Cádiz CF bien conocido en estos ‘play offs’, donde no ha mostrado la patita de la Liga (probablemente por el ínfimo nivel del Grupo IV). Los dos goles de Santamaría se antojan mínima diferencia para lo que ocurría sobre el mítico tapete vizcaíno.

El Cádiz CF entraba con muy mal pie en San Mamés. Josete se torcía el tobillo y su entrenador el gesto al ver que perdía a su capitán en la batalla decisiva. El relevo no tenía más nombre que el de Arregi, un chico que el 30 de enero se veía fuera de Carranza y la falta de un recambio evitó su salida.

Ahora tomaba su papel protagonista. Como Prada, que llegaba al conjunto gaditano a finales de mayo; y Óscar Rubio, flojo durante todo el curso y recién salido de una lesión muscular. El resultado sobre el tapete es que los cachorros devoraban a unos veteranos asustados, timoratos, tremendamente sobrepasados por el hambre, la calidad y la pegada de su adversario.

Relatar el guion de la primera media hora es hacer sangre, sufrir con una película gore. El Bilbao Athletic humillaba al Cádiz CF. Nadie comprendía la actuación de los futbolistas visitantes. Trabajar tanto durante todo un año para esto, para hacer el ridículo y tirar todo al retrete en treinta minutos. La ilusión, la esperanza, el futuro… Los rojiblancos apuñalaban a los amarillos por los costados, hiriendo sus flancos y penetrando por su zona más débil.

El monólogo crecía por minutos. Garrido y Espinosa no cesaban de perder balones en la medular, que rápidamente se trasladaban al área de Aulestia. El duelo se jugaba solo en esa parcela del terreno, con Airam como un islote que cuando se desplazaba dejaba yermo todo el ataque.

Como en una faena de gran categoría, después de los capotazos tocaba poner las banderillas. Un buen par. La primera se clavaba bien profundo en el alma de Aulestia y su defensa. Un disparo lejano lo rechazaba fatalmente el meta vasco dentro del área pequeña, y Santamaría se adelantaba a los muñecos inertes que lo rodeaban para remachar sin oposición.

La segunda, casi sin tiempo para respirar. El mismo ariete se cuela hasta la cocina tras el pase de Seguin y bate a Aulestia con facilidad pasmosa.

Las sensaciones se asimilaban a las de Lugo, con la salvedad de que en esta ocasión no había trencilla a quien cargarle con el muerto. Con la presunción de inocencia por delante y el bagaje de la temporada no se puede acusar a estos chicos de indolencia o falta de actitud, simplemente de ineptitud. No van, por falta de calidad o falta de energía, o falta de todo.

Claudio fulminaba a Kike Márquez, tan desconocido como el resto de compañeros, y se la jugaba con Migue García (otrora defenestrado) para cambiar el panorama como aconteció en Hércules, pero el filme era bien distinto. Y los síntomas no desaparecían hasta que el árbitro señalaba el camino a los vestuarios.

El desastre deparaba una conclusión asombrosa: lo mejor, el resultado, pese al rotundo 2-0. Los de Bilbao aún no habían dado la puntilla. Y lo intentaban nada más arrancar la segunda mitad, con un Santamaría que rondaba el triplete con un disparo a las nubes.

Dos centros de los laterales despertaban al Cádiz CF, que terminaba jugada con un disparo desviado de Villar. Solo un espejismo, sin apenas continuidad.

El esférico continuaba siendo propiedad exclusiva de los leones, y la mejor noticia es que después de hincar el diente no terminaban de despedazar a su presa, a su víctima. Que de vez en cuando, como en una jugada mal rematada por Machado, soltaba un pequeño estertor, con mínimas consecuencias.

Un meneo de aúpa. Sin excusas, como bien reza el eslógan del Cádiz CF en esta campaña. A falta de diez minutos, el equipo de Claudio sacaba los arrestos mínimos exigibles y, combinados con el cansancio y el miedo de los cachorros, generaban las mejores y casi únicas ocasiones de peligro. Remiro bloqueaba el disparo de Migue desde el punto de penalti, y poco después Garrido en un complicado escorzo cabeceaba fuera.

A esos diez minutos se aferran los optimistas de manual, pero son insuficientes para los desencantados, que hasta agradecen que la humillación se quedara en un simple 2-0. Queda tiempo para todo, y eso con este Cádiz CF ya no se sabe si es bueno o malo.

FICHA TÉCNICA

Bilbao Athletic: Remiro, Lekue (Etxeberría, 67?), Yerai, Unai Alba, Iriondo, Vesga, Undabarrena, Sabin, Salinas, Seguin y Santamaría (Jorge Garrcía, 65?).

Cádiz CF:  Aulestia, Rubio, Arregi, Servando, Prada, Espinosa (Mantecón, 61?), Garrido, Villar, Machado, Kike Márquez (Migue García, 29?) y Airam (Jona, 71?).

Goles: 1-0: Santamaría (20?); 2-0: Santamaría (23?).

Árbitro: Saúl Ais Reig (colegio alicantino). Amarilla a Airam Cabrera, Prada, Mantecón

Incidencias: San Mamés. Cerca de 40.000 espectadores. Más de 2.000 cadistas en las gradas.

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