Cádiz CF

Tomás, la firme apuesta que Pina baraja prolongar

El Cádiz CF negocia alargar el contrato del jugador dos años más

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Tomás, también pasó por el Granada B.
Tomás, también pasó por el Granada B.

Tomás Sánchez, a sus 23 años, aún es cadista. Podría ser granadinista, pero la entidad nazarí no parece que vaya a ejecutar la opción de compra que tiene sobre el lateral nacido en Algeciras y que se agota mañana 30 de junio, viernes. Debería poner sobre la mesa 300.000 euros, pero no lo hará. De hecho, acaba de firmar para el primer equipo al bético Álex Martínez y Tomás, después de brillar este año en el filial de la ciudad de La Alhambra, no estará dispuesto a seguir compitiendo en un ‘B’.

Al de Algeciras le queda un año de contrato con la entidad gaditana. Quique Pina siempre ha confiado en él. Un jugador que, pese a sus primeros errores propios de la inexperiencia, ha crecido a base de mazazos profesionales cuando todavía era un chaval.

A marchas forzadas, como se suele decir. Y claro, ha pagado muchas facturas por saltarse el Cádiz B y competir de una tacada en el primer equipo. Con todo lo que ello conlleva. Lo pagó. Y caro. Muy caro.

Porque Tomás ascendió del Cádiz CF Juvenil al primer equipo sin pasar por el filial. Y lo hizo en una temporada que más que incómoda fue insoportablemente odiosa. Para todos. Incluido él. Pero le echó cara y puso la otra mejilla en la primera temporada de la era Gaucci, sí, aquella en la que se acabó salvando los platos en El Palmar de Sanlúcar evitando la Tercera División. Le tocó ser suplente de Andrés Sánchez y cumplió cada vez que el murciano se lesionaba.

Siguió en el primer equipo con Raúl Agné la siguiente campaña, en la que petó. Su cabeza explotó. Y petó por tanto estrés, por tanta presión, por tanta exigencia. Lo intentó y lo intentó pero no pudo. El club, consciente de sus problemas, le dio tiempo y se le recuperó para la siguiente temporada, ya con Calderón y terminándola Claudio. Otra vez era el suplente de Andrés Sánchez y otra vez le tocó cumplir. Apenas contaba con 21 años y Tomás ya parecía un veterano. Vivió y sufrió la fase de ascenso ante Oviedo, Hércules y Bilbao Athletic. Aún le duele su fallo en el marcaje en el gol del ascenso oviedista en Carranza y por el que Claudio le castigó con la suplencia en la siguiente eliminatoria al ‘bluff’ ante el Oviedo. Porque Andrés se lesionaba poco antes del ‘play off’ de campeones. Al club se le daba la oportunidad de firmar a un refuerzo express y vino un tal Prada –procedente del Zamora– para jugar ante Hércules (los dos partidos) y el de ida ante el filial de Lezama. La vuelta la jugaría Tomás. Y no pudo ser. Tocaba llorar. Otra vez.

Llegaba otra temporada con Claudio al frente pero el primer lateral, otra vez, volvería a ser Andrés Sánchez. Le tocaba esperar hasta que en enero apareció la opción de irse cedido un año y medio al Granada B que presidía entonces Pina. Y allí, en un filial, con una responsabilidad relativa y exigencia máxima, Tomás se ha salido. Ha cogido todos los galones que no pudo coger en un vestuario profesional y se ha convertido en un hombre clave. Ha marcados siete goles siendo lateral, tres de penaltis. Ha madurado una barbaridad. Pero no lo suficiente para que los rectores actuales del Granada se hayan decidido a pagar los 300.000 euros por él para retenerlos.

Y otra vez aparece Pina en su camino. A Tomás le toca volver. Ha hecho un ‘temporadón’ y ofertas no le faltan. Pero su obsesión es volver, su primera opción es amarilla, defender el escudito de Hércules y sus leones y ganarse el cariño que nunca le ha dado su afición, la que más quiere. No obstante, Brian Oliván, por el que el Cádiz CF ha pagado medio millón de euros al Granada para comprarlo, es ahora mismo el amo y señor de esa banda izquierda y su gran obstáculo en una trayectoria que ha mejorado notablemente. Tomás sabe, aunque se niega a acatarlo, que disponer de muchos minutos en un equipo donde se han rascado el bolsillo por un jugador recientemente es harto complicado. Pese a ello, su idea es hacer la pretemporada con el Cádiz CF y ganarse el derecho a la duda de Cervera. Esa desde luego es su idea, y la del club no anda muy lejos de ella.

Porque Pina sigue confiando en él. Es cierto que también en Brian, pero a sus 23 años Tomás sigue siendo una apuesta de la dirección deportiva gaditana, que duda entre seguir formándolo antes que dejarlo volar libre hacia un mercado que puede beneficarse de todos los mimos y experiencia que se le ha dado en Cádi. Por eso mismo, desde hace unas semanas, los representantes del jugador y el Cádiz CF negocian prolongar el contrato del jugador para llevarlo hasta junio de 2020. Si Tomás convence a Cervera, se quedaría y no habría discusión. Que no, pues no habría problemas en buscar una cesión a un Segunda A para que siga creciendo al mismo tiempo que el club seguirá invirtiendo en un chaval que por su experiencia puede resultar siendo todo un veterano. El deseo del jugador es regresar y demostrar todo lo aprendido en este año y medio. Álvaro Cervera tendrá la última palabra.

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