Rotas las negociaciones con el Grupo Torrot para la venta del Club Baloncesto Sevilla

No hubo acuerdo con los avales y Caixabank ya estaría activando otras opciones

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El fogonazo de luz para la viabilidad del Baloncesto Sevilla que supuso la irrupción en escena del Grupo Torrot se apagó anoche, al término del consejo de administración de cinco horas que celebró la propietaria de la mayoría accionarial del club, CaixaBank, para analizar en su globalidad el proyecto presentado por la compañía catalana. Era la oferta más firme que tenía la entidad bancaria sobre la mesa para facilitar la venta del equipo.

La negociación, que parecía bien encaminada durante el fin de semana -alguna fuente cercana a las conversaciones cifraba incluso las posibilidades de éxito en un 99 por ciento-, se truncó al no existir acuerdo con los avales y la financiación. Las conversaciones con el Grupo Torrot se han venido desarrollando desde el mes de enero, al menos, y ésta era la semana decisiva para que el banco tomara definitivamente una decisión, ya que la compañía contaba con un derecho preferente en la negociación hasta el 30 de junio, es decir, hasta el próximo jueves.

Por ese motivo, y también porque los plazos empezaban a comprimirse con vistas a poner en marcha el proyecto del club de la próxima temporada, la firma dedicada a la fabricación de motocicletas eléctricas no quería alargar más el proceso.

Como se anunció en estas páginas el pasado domingo, la celebración de un consejo de administración del banco este lunes podía resultar clave para determinar qué suerte corría la oferta presentada a CaixaBank. La propuesta era indivisible. Es decir, se tenía que aprobar el plan deportivo y también el empresarial -la implantación de una fábrica del grupo en la ciudad que desarrollaría un modelo en concreto de la marca-, para que tuviera luz verde.

No hubo fumata blanca, como se deseaba, sino negra, de modo que el CB Sevilla sigue con un hilo de vida, inmerso en esa cuenta atrás que finaliza el día 20 de julio mediante la celebración de la junta general extraordinaria que lo disolvería al ser su patrimonio neto negativo, ya que no se cubrió la ampliación de capital cifrada en 3,2 millones de euros. La negociación, compleja al tratarse de un proyecto deportivo y empresarial que contempla la implantación de una fábrica de la firma Torrot en Sevilla, contaba con muchas aristas, siendo la principal de todas ellas la aprobación por el banco de la línea de crédito, por valor de cuatro millones de euros, que el grupo pretendía avalar con su patrimonio. Era ese el punto que había paralizado, sino enquistado, la negociación, y el que finalmente la ha roto.

Sin opciones, a priori

Anoche, al término de esta edición, no había posibilidades de retomarla y ya se tenía constancia de que la entidad bancaria había tomado la decisión de activar otras opciones para vender el club, algún plan B. El Grupo Torrot pretendía invertir dos millones de euros al inicio. Su inversión global la cifraba en 13,5, de los cuales 5,5 eran de fondos propios y el resto, financiados.

El panorama para el CB Sevilla, en estos momentos, es igual o peor que el año pasado a estas alturas. El jueves es la primera fecha clave del verano, ya que vencen los contratos de los jugadores y hay algunos de ellos sobre los que el club tiene opciones para retener, pero obviamente, sin presupuesto, está paralizado y no puede realizar gestión alguna. Luis Casimiro, además, podría haber despertado el interés de un equipo canario de la ACB.

El club está abocado, como mínimo, a sufrir las fatigas del año pasado y que, en el mejor de los casos, la planificación deportiva tuviera que retrasarse demasiado, lo suficiente como para convertir en utopía la idea de contar con la mayoría de los jugadores de esta última temporada. Un panorama, por ahora, descorazonador.

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